“No sabés lo que te quiero, sos mi amor imposible”. Carlos Nelson Pollet (64), el exjefe de Sanidad del Liceo Militar General Paz de Córdoba, fue condenado por abusar sexualmente de una empleada de menor rango y a quien ya le había infligido tratos inapropiados.
El juez Julián Falcucci, en un fallo unipersonal del Tribunal Oral Federal N° 1, condenó a seis meses de prisión en suspenso al médico pediatra (actualmente jubilado), por abuso sexual e incumplimientos de los deberes de funcionario público. El depravado admitió los hechos en un juicio abreviado, acordado con el fiscal general Maximiliano Hairabedian, y se disculpó con la víctima.
Señales previas
El caso se remonta a noviembre de 2017, mientras Pollet revestía el rango de mayor médico y jefe de Sanidad del Liceo, y la víctima, un cargo menor. La mujer ya le había transmitido su intención de continuar trabajando en el Liceo a pesar de que había obtenido el traslado al hospital Militar.
Como su hija comenzaba la primaria en el Liceo –y frente al pase–, le solicitó permiso a Pollet para encontrar un colegio cerca. “Pollet me dijo que esperara, que él iba a hablar con el director, que había una posibilidad para quedarse en el Liceo”, declaró.
Mientras se encontraba en su oficina con la joven profesional, Pollet le manifestó que había sido positiva la reunión con el director y que por su desempeño profesional, su permanencia era “casi un hecho”.
En ese momento, Pollet la abrazó intempestivamente. La manoseó con fuerza (por encima de la ropa) e intentó besarla en la boca. La mujer logró anteponer la mano, pero el hombre alcanzó a besar su cuello. Le dijo que ella debía “hacerle un regalito” por sus gestiones para evitar el traslado y que era su “amor platónico”.
“No sabés lo que yo te quiero”, le mencionó. “Parecía que, al haberse confirmado mi permanencia en el Liceo, se sintió liberado para hacerme estas cosas”, contó la víctima. “Cuando logré zafarme, lejos de mostrar algún tipo de arrepentimiento por lo que había hecho, me dijo que no me olvidara de darle mi DNI para pasárselo al coronel y frenar el pase”, amplió.
Tras el abuso, salió de la oficina y se sentó en un pasillo sin hablar con nadie. Una compañera se acercó y ella rompió en llanto. Le narró lo sucedido, al igual que a otro colega.
Luego de denunciar el caso al director del Liceo, el funcionario le sugirió presentar la denuncia penal y trasladarse a otra oficina. Aunque la mujer le advirtió que ir a esa área implicaría trabajar con la hija de Pollet. Finalmente, la mujer se presentó en el hospital Militar para tomar nuevas funciones.
“Le dije al coronel que aceptaba el pase porque el ‘favor’ del contrapase no se lo iba a pagar a Pollet”, le advirtió. Tras denunciar su situación a toda la cadena de comando y en la Justicia provincial, Pollet siguió en el cargo sin sanción.
La conducta del médico no fue aislada, según determinaron los investigadores. En otras ocasionas, ya había manifestado actitudes inapropiadas: desde decirle piropos y hacerle insinuaciones hasta generar acercamientos no consentidos, como tocarle la mano, el hombro y el cabello.
Si se encontraba en su área de trabajo con otra persona, Pollet entraba sin pedir permiso y se quedaba, generando incomodidad. “Cuando me dirigía a alguna oficina, Pollet se hacía presente a los pocos minutos. Solo entraba y se quedaba. Siempre buscaba alguna excusa para decirme que quería verme”, agregó.
Su jefa declaró que Pollet se caracterizaba por un trato “muy cariñoso”, pero que en el caso de la denunciante había sobrepasado el trato formal hacia tocamientos del cabello y abrazos por detrás. Al ser comunicado al subdirector del Liceo, le reiteró a Pollet que no ingresara más al área de ella, lo que tornó la relación entre ambos más distante y profesional.
Los testimonios de los compañeros –no fueron testigos oculares– coincidieron en la descripción que hizo la mujer. “La víctima no solo ha sido contundente y consistente en cada una de las cinco oportunidades en que expuso su relato señalando a Pollet como autor del delito (…), sino que lo dicho fue sustentado por todos”, sostuvo el juez Falcucci.
Sin sanción ni perspectiva de género
El sumario interno a Pollet no lo encontró responsable de ninguna sanción o delito. Sin embargo, para el juez en el Liceo “en ningún momento se adoptaron concretamente los estándares con perspectiva de género que tanto nuestro sistema como el derecho internacional exigen para este tipo de delitos”.
“Y fiel reflejo de ello son los fundamentos en los que se basó la conclusión para dar por finalizado el sumario administrativo, toda vez que nunca se adoptaron criterios de valoración de la prueba que permitieran obtener una mirada integral de la problemática”, cuestionó el magistrado.
El peritaje emocional oficial realizado a la denunciante concluyó que no se había logrado advertir indicadores psicológicos del hecho, a pesar de que la psicóloga del hospital Militar había concluido que sí había divisado síntomas compatibles con estrés agudo y postraumático.
“Si bien el dictamen pericial concluyó que no se observaban indicadores psicológicos del hecho denunciado, la falta de ellos no conlleva necesariamente a que el mismo no hubiese acontecido”, opinó el juez.
“Cada persona atraviesa experiencias traumáticas de distinta manera en función de sus propias vivencias y la falta de secuelas o traumas vinculados al hecho abusivo. En ningún caso puede llevarnos a dudar sobre la existencia (…), máxime si se cuenta con otros elementos probatorios que den sustento a lo denunciado, toda vez que ello implicaría no solo someter a la víctima a un nuevo momento traumático, sino también mantener estándares arcaicos que en nada condicen con la actual perspectiva de género que nuestro sistema pregona”, sentenció.
Tras el peritaje psiquiátrico a Pollet, el juez determinó que obró dolosamente con plena comprensión de sus actos. El médico reconoció los hechos y pidió disculpas a la damnificada.
“Se trató de un delito doloso. (…) El acusado nunca cesó con los actos de contenido sexual. (…) No existe la menor duda de que Pollet obró con conocimiento de la ilicitud de su accionar, porque la víctima se encargó de dejar claro (…) que no estaba consintiendo los tocamientos a los que fue sometida”, mencionó.
Condena e indemnización
“El hecho se produjo en un contexto de violencia de género, en el que Pollet aprovechó su condición de superior jerárquico de la víctima mujer para satisfacer sus deseos lascivos”, sostuvo.
“Los padecimientos no quedaron ahí, porque en rigor tuvo que soportar un sumario administrativo que debió haber acabado con la sanción de destitución de Pollet. Fue llevado adelante sin perspectiva de género y acabó sin que se impusiera ningún tipo de sanción”, cuestionó.
“Por el contrario, ella fue transferida al hospital Militar, cargando con el estigma de haber denunciado a un superior, lo que en el contexto de una institución como el Ejército ha significado (…) un severo escollo para que pudiera continuar su carrera militar exenta de dificultades. Sin dudas que permanezca hoy día en la institución, pese a lo que padeció, ponen de relieve su valentía, su empeño y su ansia de superación”, afirmó.
Pollet fue condenado a seis meses de prisión en suspenso por abuso sexual simple e incumplimiento de los deberes de funcionario público. Y pagó a la víctima 300 mil pesos como reparación del daño.
