La zona de Ciudad Universitaria y el barrio Nueva Córdoba, a pocas cuadras del Centro Cívico, se volvió una “universidad del delito” según afirman los vecinos que integran un grupo de WhatsApp sobre seguridad con más de 80 miembros.
A través de ese espacio, los habitantes del sector se mantienen en contacto para enfrentar una problemática que describieron como una “creciente ola de robos, arrebatos y estafas”.
Afirman que los casos se multiplican y los residentes, más los estudiantes que transitan por la zona, caminan esas calles con miedo desde hace meses.
En el grupo de vecinos circulan videos, fotos y mensajes que muestran a motochoros, mecheras y falsificadores que actúan en plena vía pública o dentro de los comercios.
“Los ladrones hacen escuela y se perfeccionan, o se ‘reciben’ de delincuentes gracias a las instrucciones que otros les dan”, sostiene Marcela Falappa, expresidenta del centro vecinal de Nueva Córdoba y actual referente en seguridad del grupo de vecinos.
Arrebato de celulares y carteras: la clave de la inseguridad
Según describen los vecinos, los delitos más frecuentes son los arrebatos de celulares y de carteras.
Pero además, ahora se sumaron robos dentro de locales comerciales y, en las últimas semanas, una nueva modalidad: la circulación de billetes falsos y entraderas a departamentos de la zona.
“Antes hablábamos de los motochoros y las mecheras, pero ahora también se meten a las casas o aparecen billetes truchos de 20 mil pesos. Esto ya no es solo inseguridad, es una industria del delito”, dice un vecino que solicitó reserva de su identidad.
El grupo vecinal comenzó a detectar en las últimas semanas una serie de intentos de compra con billetes apócrifos, de acuerdo a la información que revelaron.
En algunos casos se trataba de billetes de alta denominación (20 mil y 10 mil pesos), que los delincuentes usaban para adquirir mercadería en kioscos y almacenes de la zona. “Hubo varios episodios. Algunos comerciantes se dieron cuenta porque el papel no era el mismo. En otros casos, los estafadores alcanzaron a irse antes de que los descubrieran”, contaron.
A la par, surgieron las primeras entraderas, un delito que hasta hace poco no preocupaba en Nueva Córdoba.
Una de ellas ocurrió en un edificio de calle Colombia, próximo al Parque de las Tejas. “Entraron por una ventana, en un primer piso. Fue de madrugada. Se llevaron notebooks y algo de dinero”, aseguraron desde el entorno de los afectados.
Ciudad Universitaria: un barrio con vías de escape para el delito
La ubicación del barrio, explican los residentes, es un factor particular. Entre los detalles que destacan, el sector cuenta con rápidos accesos hacia la avenida Vélez Sarsfield, la Plaza de las Américas y la calle Richardson, todas vías o puntos que favorecerían la fuga de los delincuentes.
“Tienen salida inmediata hacia distintas avenidas, o se pierden por la zona de villa El Chaparral. Si no los agarran en el momento, desaparecen”, advierten los residentes agrupados en ese canal de comunicación.
Los motochoros son, según las fuentes vecinales, los protagonistas del mayor número de hechos.
De acuerdo con el relato de las propias víctimas, actúan con “precisión quirúrgica”, porque estudian los movimientos de los transeúntes antes de producir cada ataque.
En algunos casos, se dedican previamente a conocer horarios pico en los que circulan estudiantes, peatones y trabajadores, según cuentan.
“Son profesionales. Viven de eso. Saben cómo moverse, cuándo atacar y cómo escapar. Y los que aún no son profesionales, se ‘profesionalizan’. La zona es una verdadera escuela para el delito”, afirma Falappa.
El mapa de la inseguridad en Ciudad Universitaria y Nueva Córdoba
La mayoría de presuntos ladrones descriptos por los vecinos –que según las fuentes están identificados– son jóvenes, aparentemente mayores de 18 años, que se desplazan en motos grandes tipo Twister o Rouser.
Algunos operan solos y otros en pareja: uno roba y el otro espera la huida.
Los ataques se reiteran en calles como Chile, Crisol, San Lorenzo, Rondó e Independencia y bulevard Chacabuco, como en otras zonas y espacios verdes de intenso movimiento estudiantil y comercial.
“Por Chile, entre Ituzaingó y Chacabuco, la moto blanca de siempre subió el martes a la vereda. Intentó robarle el teléfono a un cliente, no pudo y más adelante logró sacarle el celular a una mujer”, relata uno de los mensajes compartidos en el grupo vecinal.
El modo de operar suele ser el mismo: el ladrón observa a una persona que camina con el celular en la mano o que se detiene en un semáforo, se aproxima y, en segundos, arrebata el aparato.
A veces el acompañante espera sobre la moto y otras el delincuente actúa solo, subiendo a la vereda y escapando por calles transversales.
“Podés verlos hacer una especie de razzia: roban uno, dos, tres celulares por cuadra y se van. Algunos tienen horarios fijos. Había uno que salía siempre después de las 14; lo agarraron, pero ya volvió a las calles”, contó otra vecina.
Las mecheras también “se profesionalizaron” en el delito
El otro frente de preocupación lo constituyen las mecheras, que hasta ahora solían ser sólo mujeres que roban dentro de locales comerciales o directamente a peatones.
Pero ahora se incorporaron los varones y lo hacen cada vez con “más efectividad”.
“Van caminando, te hacen una pregunta y mientras uno te distrae, el otro te roba el celular o la billetera. Son rápidos y disimulados. En los negocios también entran, especialmente a tiendas de ropa y vinotecas”, explican comerciantes de las adyacencias de Ciudad Universitaria.
Estos mismos comerciantes, que prefirieron el anonimato, aseguraron que estas bandas “se mueven entre barrio Centro y Nueva Córdoba”, y que conocen perfectamente las rutinas de los empleados.
“Entran de a dos o tres, piden talles, hacen que miran, y mientras una revisa, la otra esconde la prenda. Cuando el vendedor se da cuenta, ya se fueron”, contó el dueño de una tienda de calle Buenos Aires.
También se detectaron robos menores en kioscos y almacenes. “Algunos roban comida o vino. Pero los grupos grandes van por ropa o productos caros. Se nota que hay organización detrás”, agregaron.
Detenidos que vuelven a las calles
Una de las mayores frustraciones de los vecinos es que, aunque la Policía logra detener a varios de los delincuentes, pocos días después los vuelven a ver en la calle.
“Los tenemos fotografiados. Cuando los liberan, vuelven a robar. En el grupo compartimos las imágenes y los reconocemos enseguida”, afirma Falappa.
Los vecinos destacan el trabajo de los patrulleros del CAP, aunque cuestionan la falta de continuidad. “Cuando hay presencia policial, los robos bajan. Pero si se van, a las dos horas vuelven los motochorros. Vivimos mirando para atrás, con miedo”, resume una residente de calle Crisol.
Plan de patrullaje entre la Provincia y la UNC
Frente a la escalada delictiva, el Gobierno provincial y la Universidad Nacional de Córdoba (UNC) anunciaron un plan de patrullaje preventivo en todos los predios universitarios.
El ministro de Seguridad, Juan Pablo Quinteros, y el rector Jhon Boretto, informaron días atrás que aspirantes de segundo y tercer año de la Escuela de Suboficiales de Policía “Gral. Manuel Belgrano” realizarán sus prácticas profesionales en la zona, en coordinación con el programa Cordobeses en Alerta y con los CAP de los distritos aledaños.
“La UNC es un lugar estratégico, con miles de jóvenes de todo el país. Queremos que estos futuros policías se formen en contacto con la comunidad y que actúen de manera preventiva”, explicó Quinteros.