Con la llegada de las altas temperaturas, los paseos se vuelven más desafiantes para los perros. Aunque el calor aumenta, ellos necesitan seguir saliendo para ejercitarse, explorar y socializar. Para aliviar su incomodidad, muchos dueños suelen mojarles el lomo con agua, confiando en que así se refrescarán.
Aunque parece una solución rápida y efectiva, esta práctica puede ser contraproducente, especialmente en ciertas razas. Según el creador de contenido especializado en adiestramiento y rehabilitación canina @adiestramiento_n.humedas, mojar al perro de forma incorrecta puede aumentar su sensación de calor en lugar de disminuirla. En lugar de refrescarlos, podríamos estar ayudando a que retengan más temperatura.
Mojar la espalda de los perros: un error frecuente en días calurosos
El mensaje del experto es claro: comprender cómo funciona la termorregulación de cada tipo de perro es fundamental para no perjudicarlos con buenas intenciones. Por ejemplo, en invierno, razas de pelo corto como los galgos o chihuahuas pueden necesitar un abrigo. Pero en perros con doble capa de pelo —como huskies o caniches— no sólo es innecesario, sino que ponerles ropa puede afectar su capacidad natural para regular la temperatura.
Durante las jornadas más calurosas, el error más común es mojarles la espalda para “refrescarles”. Sin embargo, esta práctica puede tener el efecto contrario: “El agua queda atrapada en la capa interna del pelaje y, al recibir el sol, genera un sobrecalentamiento”, explica el adiestrador. Esa humedad combinada con el calor actúa como una lupa, elevando la temperatura corporal del animal en lugar de reducirla.
Qué zonas es mejor mojar para refrescar a tu perro
La recomendación del experto es humedecer áreas específicas donde el calor se disipa con mayor facilidad: el vientre y las patas. Estas zonas tienen menos pelo y están más cerca de los vasos sanguíneos, lo que facilita el enfriamiento sin riesgo de sobrecalentamiento.
Conocer estas diferencias y actuar en consecuencia puede marcar la diferencia entre un paseo seguro y un golpe de calor. “A veces mojamos la espalda del perro para refrescarlo, pero lo correcto es mojarle la barriga y las patas”, concluye el adiestrador.