En la costa noreste de Brasil, en el estado de Alagoas, miles de turistas se acercan cada año para vivir una experiencia que parece sacada de la Biblia: caminar sobre el mar. Este fenómeno natural, conocido como el Camino de Moisés, se transformó en uno de los atractivos más singulares del turismo brasileño. Sin embargo, para disfrutarlo hay que ser preciso: el espectáculo solo dura unos minutos cada día.
El escenario elegido para esta maravilla es la Playa de Barra Grande, situada a seis kilómetros al norte del centro de Maragogi, popularmente llamada el “Caribe brasileño”. Allí, cuando la marea desciende a su punto más bajo, aparece un banco de arena de aproximadamente un kilómetro de extensión. Este pasadizo natural permite a los visitantes caminar mar adentro, rodeados de aguas cristalinas, en un paisaje que evoca el relato bíblico en el que Moisés separa las aguas para que los hebreos crucen el Mar Rojo.
El Camino de Moisés es una experiencia efímera. Solo se puede recorrer cuando la marea baja alcanza niveles cercanos a 0.1 o 0.2 metros, algo que ocurre en fechas muy puntuales. Si el nivel está en 0.3, el agua puede cubrir los tobillos y dificultar el trayecto. Además, los días de viento fuerte complican aún más la aparición del camino.
Por eso, la recomendación principal es consultar las tablas de mareas de la Marina de Brasil y planificar la llegada para ese momento exacto. Lo ideal es ir por tierra, en auto, vans o transporte por aplicación. Las excursiones en barco, en cambio, suelen llegar tarde porque priorizan las piscinas naturales de Maragogi.
Una playa que se transforma
Cuando el banco de arena emerge, Barra Grande se convierte en un espacio lleno de vida: se instalan sombrillas, hamacas, mesas y hasta pequeñas embarcaciones que venden comida y bebidas a los turistas. La temporada alta se concentra entre Navidad y Semana Santa, cuando miles de viajeros llegan para vivir este espectáculo único.
El litoral de Alagoas también ofrece otras joyas, como las piscinas naturales de Maragogi, donde arrecifes de coral forman verdaderos acuarios naturales ideales para snorkel y buceo. Sin embargo, el Camino de Moisés sigue siendo la atracción estrella: un fenómeno breve, sorprendente y simbólico que hace sentir a los visitantes protagonistas de un pequeño milagro natural.
