Si andás buscando un rincón en Neuquén donde la naturaleza te abrace y puedas desconectar de verdad, tenés que conocer Las Ovejas. Este pintoresco pueblito, en el norte neuquino, es la joyita escondida que pocos mencionan en las guías, pero que promete una experiencia inolvidable para vos, tu familia o tu grupo de amigos.
Ubicado en el departamento Minas, Las Ovejas se asienta en un valle chico, custodiado por cerros andinos que te hacen sentir que el cielo está más cerca que nunca. Entre montañas, arroyos y bosques subantárticos, la serenidad es la protagonista.
Es la puerta de entrada a paisajes de ensueño como las lagunas de Epu Lauquen o los ríos Nahueve y Neuquén, ideales para quienes buscan un contacto genuino con la naturaleza.
¿Qué se puede hacer en Las Ovejas?
La oferta de actividades es tan variada como atractiva. Desde la primavera al verano, podés organizar cabalgatas memorables, animarte al mountain bike por senderos espectaculares, o simplemente salir a observar aves y hacer caminatas por áreas protegidas. Para los más aventureros, los ríos cristalinos invitan a probar el kayak, el rafting o la pesca deportiva.

No te podés perder la imponente cascada La Fragua en Manzano Amargo, un salto de 40 metros sobre basalto volcánico, ni los recorridos por las lagunas de Epu Lauquen, donde un bosque de ñires y lengas te va a sorprender. Además, en Colomichicó, hay más de seiscientos petroglifos que te conectan con la historia ancestral de la región, un plan cultural fascinante para grandes y chicos.
Llegar hasta Las Ovejas desde la capital neuquina implica un viaje de casi 500 kilómetros por la Ruta Provincial 43, atravesando localidades como Chos Malal y Andacollo. Pero no te engañes, el trayecto es parte de la aventura, con paisajes que te van preparando para la magia del destino.