Este paseo cargado de historia es posible gracias a la labor incansable de la Asociación Amigos del Tranvía. Ellos lograron rescatar, adquirir y restaurar una colección impresionante de vehículos, dando vida a lo que hoy se conoce como un “museo viviente” o “museo rodante”. El tranvía supo ser protagonista de la vida porteña por más de cien años, hasta que su servicio fue interrumpido definitivamente en 1963.
Pero la pasión de estos vecinos torció la historia: fundaron la asociación en 1976 y en 1980 consiguieron que volvieran a rodar. Subirse a uno de estos coches es mucho más que un simple recorrido de aproximadamente 20 minutos.
La experiencia recrea con fidelidad la atmósfera de antaño: vas a sentir el sonido metálico del timbre, verás las carrocerías originales, la vestimenta de los conductores y hasta te entregarán el boleto.
Por dónde va el tranvía y cómo acceder al recorrido
El circuito transcurre por Emilio Mitre, Avenida Rivadavia, Hortiguera y Avenida Directorio. Lo mejor de todo, es que es completamente gratuito. Las salidas se realizan cada 20 o 25 minutos y parten de una única parada ubicada en Emilio Mitre al 500, entre Rivadavia y Directorio.

No hace falta reservar, ya que el acceso es por orden de llegada, aunque por la alta afluencia de gente, mandale llegar al menos una hora antes del cierre para asegurarte un lugar.
El servicio funciona los sábados, domingos y feriados. Los horarios cambian según la estación: en primavera (septiembre a noviembre) y otoño (marzo a mayo) va de 16:00 a 19:00; en invierno (junio a agosto), de 15:00 a 18:00, y en verano (diciembre a febrero), se extiende de 17:00 a 20:00.
Los domingos por la mañana, durante todo el año, podés subir de 10:00 a 13:00. Un detalle a tener en cuenta: se suspende si llueve.