Se llama Crotto y pertenece al partido de Tapalqué. Sí: el mismo término que en la jerga local puede sonar despectivo nombra aquí a un lugar prolijo, sereno y con identidad histórica. La denominación no nació de una burla: homenajea a José Camilo Crotto, exgobernador bonaerense de comienzos del siglo XX. Ese choque entre lo que sugiere el nombre y lo que efectivamente ofrece el pueblo explica buena parte de su encanto.
Dónde queda y cómo llegar
Crotto está en el centro de la provincia de Buenos Aires, a unos 300 km de la Ciudad de Buenos Aires y cerca de Azul y Olavarría. En auto, el viaje desde CABA lleva 3 a 4 horas: Autopista Ezeiza–Cañuelas, luego Ruta 205 y finalmente Ruta 51 hasta pasar Tapalqué. Para quienes salen desde Azul u Olavarría, es un paseo corto y perfecto para un fin de semana sin demasiada logística.

Qué ver (y por qué vale la pena)
- Museo Municipal Comunitario de Crotto. Funciona en la antigua estación del Ferrocarril Roca. Con objetos donados por vecinos, reconstruye la vida de los primeros pobladores y el rol del tren en la zona.
- Huella de la pulpería “La Esquina de Crotto”. Quedan rastros de esta posta histórica de los viajes rumbo a la Costa Atlántica; ideal para entender el comercio rural de otras épocas.
- Fiesta de la Mujer Campesina. El calendario suma espectáculos, ferias y gastronomía criolla que movilizan a la comunidad.
- Ritual de mesa. Asados bonaerenses, pastas caseras y dulces artesanales completan la experiencia. Y, si el plan es aflojar, alcanza con caminar sus calles, saludar a cada vecino y respirar campo.
Plan de visita sugerido
- Empezar por el museo, para poner en contexto el paisaje y las familias fundadoras.
- Recorrer la estación y su entorno con cámara en mano: siluetas ferroviarias, cartelería antigua y cielos abiertos.
- Buscar la huella de la pulpería y charlar con locales: siempre aparece una anécdota.
- Mesa larga al mediodía (asado o pastas) y sobremesa tranquila.
- Paseo vespertino por calles y caminos rurales; atardecer de fotos.
Crotto demuestra que un nombre llamativo puede ser puerta de entrada a una historia auténtica: ferrocarril, pulpería, celebraciones rurales y una comunidad pequeña que sostiene tradiciones. No es solo “el pueblo del nombre raro”: es un pequeño gran destino para bajar un cambio y reconectar con la escala mínima de la Argentina.