Con la llegada de los días más templados, nada mejor que armar una escapada cerca de Buenos Aires. Estos pueblos y ciudades bonaerenses ofrecen aire de campo, historia, gastronomía y paisajes para cortar con la rutina porteña sin irse muy lejos. Sin dudas, estos lugares son la mejor opción para pasar un fin de semana lejos de la rutina.
San Antonio de Areco a Tigre, los destinos que eligen los porteños
A continuación los destinos:
San Antonio de Areco
A solo 115 kilómetros de la Capital, San Antonio de Areco es uno de los pueblos más pintorescos de la provincia. Sus calles empedradas, las pulperías, el puente viejo sobre el río y los talleres de platería lo convierten en un destino con identidad propia.
Durante la primavera, la ciudad se llena de color y es ideal para recorrer a pie o en bicicleta. Entre sus imperdibles están el Museo Ricardo Güiraldes, la plaza principal con su parroquia y las estancias turísticas que ofrecen cabalgatas y asados al aire libre.
La gastronomía es otro punto fuerte: parrillas, almacenes de campo y casas de té le dan un encanto especial. Un clásico es llevarse dulce de leche y alfajores artesanales.
Luján
A menos de una hora de CABA, Luján es una escapada práctica y completa. La Basílica de Nuestra Señora de Luján es el gran atractivo y convoca tanto a turistas como a peregrinos.
Pero el plan no termina ahí: el Complejo Museográfico Enrique Udaondo guarda piezas históricas que sorprenden a más de uno, mientras que la costanera del río Luján invita a caminar o hacer un picnic.
La ciudad también tiene una movida gastronómica interesante, con restaurantes de comida casera y confiterías que mantienen la mística de pueblo. Es un plan redondo para familias, parejas o grupos de amigos.
Mercedes
Mercedes es famosa por su Fiesta Nacional del Salame Quintero, pero la ciudad tiene mucho más para ofrecer. A menos de dos horas desde Buenos Aires, combina la calma de pueblo con propuestas culturales y gastronómicas que la hacen especial.
Su plaza principal y la Catedral son parte de un recorrido clásico, al igual que el viejo molino y el Parque Municipal Independencia, perfecto para pasar la tarde al aire libre.
En materia de sabores, los chacinados y quesos locales son un imán para foodies. También hay bodegas artesanales y restaurantes de cocina criolla. Mercedes es una buena opción tanto para escapadas en pareja como para viajes familiares.
Tigre
El Tigre es una de las escapadas más accesibles desde Buenos Aires, ya que se llega en menos de una hora en auto o incluso en tren. El Puerto de Frutos es la parada inicial para quienes buscan artesanías, muebles y productos regionales.
El verdadero atractivo, sin embargo, está en el Delta del Paraná. En primavera, la naturaleza se luce y navegar por los ríos y arroyos se vuelve un plan único. Hay opciones para todos: desde excursiones en lancha colectiva hasta deportes acuáticos y cabañas isleñas para pasar la noche.
El Museo de Arte de Tigre y la variada oferta gastronómica frente al río completan una escapada que mezcla cultura, relax y vida de río.
Chascomús
A poco más de 120 kilómetros de la ciudad, Chascomús se convirtió en uno de los destinos más buscados para una escapada de fin de semana. La protagonista indiscutida es su laguna, rodeada de una costanera extensa que invita a caminar, andar en bici o tomar unos mates al atardecer.
Los más aventureros pueden animarse a deportes náuticos como kayak, kitesurf o pesca deportiva. Para quienes prefieren un plan más tranquilo, la gastronomía local ofrece parrillas, pizzerías y restaurantes con vista al agua. La ciudad también cuenta con buena oferta de alojamientos: desde cabañas familiares hasta hoteles boutique. Y si algo se lleva todas las miradas son sus atardeceres, considerados de los más lindos de la provincia.
Salir de la rutina no requiere grandes distancias ni presupuestos imposibles. Estos cinco destinos son perfectos para disfrutar la primavera a menos de dos horas de Buenos Aires. Ya sea que busques historia, naturaleza, buena comida o simplemente un respiro, cada uno de estos lugares ofrece experiencias distintas pero con un denominador común: la posibilidad de desconectar.
