La presencia de perros especialmente entrenados en entornos clínicos no solo reduce el estrés y el dolor, sino que transforma la experiencia de una internación, fomentando la conexión emocional y mejorando significativamente la calidad de vida de pacientes pediátricos y adultos mayores.
La perroterapia o terapia asistida con perros emerge como una herramienta fundamental en el panorama de la salud, ofreciendo una vía poderosa para mejorar el bienestar de pacientes que se encuentran internados.
En España, Marian Soteras, directora de Enfermería del Cancer Center Clínica Universidad de Navarra y coordinadora de este pionero proyecto en Pamplona, destaca sus múltiples beneficios: reduce el dolor, disminuye el estrés, mejora el estado de ánimo y facilita la adaptación al entorno hospitalario.
Impacto científico y vínculo terapéutico fortalecido
La eficacia de la esta terapia no es anecdótica; la evidencia científica respalda que estas prácticas mejoran los signos vitales y fortalecen el vínculo terapéutico.
Los profesionales de la salud, a través de estas interacciones, buscan que “los pacientes se sientan acompañados, comprendidos y emocionalmente sostenidos”.
Los programas están estructurados con sesiones periódicas que involucran a perros altamente capacitados para operar en diversas especialidades clínicas.
Transformando la experiencia pediátrica y neurológica
El acompañamiento de animales beneficia a niños de Oncología, Neurología y Psiquiatría, así como a personas mayores hospitalizadas. En Madrid, por ejemplo, la terapia se enfoca en pacientes pediátricos de la Unidad de Protonterapia.
Soteras explica que con los niños de Oncopediatría, el objetivo principal es que “vivan el hospital como un espacio menos hostil”. “A través del juego con los perros, bajan su nivel de ansiedad y se sienten más seguros”, añade.
Para casos más complejos, como los niños con trastornos neurológicos o psiquiátricos, las sesiones individuales de perroterapia son cruciales para “trabajar la comunicación, la expresión emocional y el control de la impulsividad”.

Un rayo de alegría para las personas mayores
En el segmento de los pacientes mayores, la experta detalla que las sesiones grupales están diseñadas para “estimular la comunicación, el contacto físico y la conexión emocional”.
La observación de cómo “se iluminan sus rostros al acariciar a los perros o hablarles es profundamente conmovedor”. Este momento de “alegría genuina que rompe la rutina y la soledad” es inestimable para su bienestar.
Profesionalismo, seguridad e higiene
La seguridad y la eficacia son pilares fundamentales de estos programas. Soteras asegura que los perros participantes están “perfectamente entrenados para mantener la calma, seguir instrucciones y adaptarse a distintos perfiles de pacientes”.
Además, se implementan “estrictas medidas de higiene y control para garantizar la seguridad de todos”, trabajando siempre “en coordinación con el Servicio de Medicina Preventiva de la Clínica”.
La terapia asistida con perros no solo mejora la calidad de vida de los pacientes, sino que también establece un nuevo estándar en el cuidado humanizado dentro de los centros hospitalarios, demostrando el poder sanador del vínculo entre humanos y animales.