Comienza una nueva etapa del año y hay varios factores que cambian nuestra forma de alimentarnos. El clima, el trabajo, el estudio y las actividades recreativas son algunas de las cosas que nos dificultan desarrollar una alimentación sana y sostenible.
Las ganas y las buenas intenciones nunca faltan pero en el día a día las cosas se complican. Tener en cuenta qué alimentos están en época nos ayuda a agradar nuestras opciones alimenticias y es posible generar un interés en probar cosas nuevas.
Las frutas que vas a encontrar en primavera son ananá, banana, frutilla, arándano, manzana, durazno, damasco y pera. Las verduras más predominantes son alcaucil, remolacha, coliflor, repollo, zapallito verde, espinaca, puerro y tomate. De estas variedad podemos destacar algunos beneficios y propiedades a tener en cuenta:
- Las frutillas y arándanos tienen un alto contenido de vitaminas C y antioxidantes (como antocianinas y carotenoides)
- Naranja: aportan una gran cantidad de vitamina C y fibras. Son ideales para consumir antes de entrenar porque ofrecen energía rápida y sostenida.
- Las verduras con hojas verdes son ricas en clorofila, ayudan a depurar y regenerar el hígado. Además tienen hierro, potasio y calcio.

Manos a la obra: algunos tips para incluir
Al momento de preparar las comidas puede que las ideas sean muy repetitivas o nos aburran, así que algunas de las siguientes ideas culinarias pueden servir para promover una alimentación más variada:
- Batidos o licuados son una buena manera de incluir una gran variedad de frutas. Animarse a jugar a jugar con los sabores y las texturas puede generar cierta incertidumbre pero es ¡cuestión de probar! Por ejemplo: empezar con el básico y conocido licuado de banana y agregarle manzana para darle una textura diferente. También se puede jugar intercambiando entre agua y leche.
- Usá huevos: para resolver rápidamente un almuerzo o una cena, recurrir a los huevos puede ser una gran salida. Ya sea un Omelette o un revuelto, ¡podés mezclarlo como quieras! Con espinaca, zapallitos verdes, tomate, chauchas y mucho más.
- Salteado y al vapor: el salteado o wok es una gran solución, poder agregar una proteína y ponerle todas las verduras que te gusten, cocinadas o crudas. Al cocinar al vapor, mantenés minerales y vitaminas. En este punto podemos incluir las ensaladas, mezclas hojas verdes, tomate y alguna proteína, tenés una comida super completa.
- Los sándwiches y wraps también son una excelente manera de resolver un almuerzo o cena completa. Para mejorar mucho más este tip, podés cambiar la harina común por harina integral o cualquier harina derivada de otras legumbres.

Acostumbrarse a una nueva alimentación no es fácil: ¡tómalo con calma!
Construir hábitos nuevos no es un proceso fácil, la mejor manera de afrontar esto es reunir una combinación de estrategias psicológicas, planificación y comprensión de cómo funciona mi cuerpo y mi cerebro.
¡No te prohíbas nada! Algo muy importante al momento de acostumbrarse a nuevos hábitos es entender que es un proceso lento y no hay que forzarse a dejar nada. Lo mejor es implementar un cambio gradual, donde se reemplacen ciertos alimentos por otros que aporten más nutrientes y beneficios. Por ejemplo, si tenés antojo de un chocolate, no te fuerces a no comerlo, probá cambiando con uno que sea libre de azúcares.

Las reuniones sociales pueden ser un momento donde no se está seguro de que hacer. Algunas recomendaciones a tener en cuenta pueden ser: saber donde es el lugar de encuentro, para ver las opciones que están en el menú, y otra opción es llevar tu propia comida. Pero lo mejor que podés hacer es comer lo que haya, entender que no es algo de todos los días y no castigarte. Que la comida sea algo secundario y que la reunión con tus seres queridos sea el plan principal.