Un grupo de investigadores del George Institute for Global Health, en Australia, ha desarrollado una calculadora de eficacia del tratamiento de la presión arterial, la primera de su clase, basada en datos de casi 500 ensayos clínicos aleatorios en más de 100.000 personas, que permite a los médicos ver en qué medida los diferentes medicamentos pueden reducir la presión arterial.
La investigación, publicada en ‘The Lancet’, podría transformar la manera en que se gestiona esta afección, ya que permite a los médicos elegir un tratamiento para cada paciente en función del grado en que necesitan reducir su presión arterial.
“Esto es realmente importante porque cada reducción de 1 mmHg en la presión arterial sistólica reduce el riesgo de sufrir un infarto o un ACV en un 2%”, afirma Nelson Wang, cardiólogo e investigador del Instituto George para la Salud Global.
La calculadora
Wang explica que existen miles de opciones posibles para tratar a un paciente hipertenso y suele ser difícil determinar la eficacia de tales tratamientos. La nueva herramienta ayuda a superar este reto calculando el efecto medio del tratamiento observado en cientos de ensayos.
También clasifica los tratamientos en intensidad baja, moderada y alta, en función de cuánto reducen la presión arterial (PA), un enfoque que ya se utiliza habitualmente en el tratamiento para reducir el colesterol.
Desafíos del tratamiento con medicamentos

Un único medicamento antihipertensivo, que sigue siendo la forma más habitual de iniciar el tratamiento, suele reducir la presión arterial sistólica en solo 8-9 mmHg, mientras que la mayoría de los pacientes necesitan reducciones de 15-30 mmHg para alcanzar los objetivos ideales.
Nelson Wang detalla que, aunque la forma tradicional de hacerlo es midiendo directamente la presión arterial de cada paciente y ajustando el tratamiento en consecuencia, en realidad las lecturas de la presión arterial son demasiado variables, o ruidosas, para que sean fiables.
“La presión arterial cambia de un momento a otro, de un día a otro y según la estación del año; estas fluctuaciones aleatorias pueden ser fácilmente tan grandes o mayores que los cambios provocados por el tratamiento. Además, las prácticas de medición a menudo no son perfectas, lo que supone una fuente adicional de incertidumbre; esto significa que es muy difícil evaluar de forma fiable la eficacia de un medicamento solo con mediciones repetidas”, menciona.
“Con este nuevo método, se especifica cuánto hay que reducir la presión arterial, se elige un plan de tratamiento ideal para lograrlo basándose en la evidencia y se inicia al paciente en ese tratamiento, preferiblemente cuanto antes”, señala Anthony Rodgers, profesor titular del Instituto George para la Salud Global.
10 millones de muertes al año
La hipertensión arterial es uno de los mayores desafíos sanitarios del mundo, ya que afecta a 1300 millones de personas y provoca alrededor de diez millones de muertes cada año. A menudo denominada asesina silenciosa, ya que no causa ningún síntoma por sí misma, puede permanecer oculta hasta que provoca un infarto, un accidente cerebrovascular o una enfermedad renal.
Menos de una de cada cinco personas con hipertensión la tiene controlada. “Dada la enorme magnitud de este reto, incluso las mejoras más modestas tendrán un gran impacto en la salud pública: aumentar el porcentaje de personas cuya hipertensión está controlada a nivel mundial hasta solo el 50% podría salvar muchos millones de vidas”, concluye el profesor Rodgers.