La torta Pascualina, tarta en el siglo 21, es una de las preparaciones más emblemáticas de Petrona C. de Gandulfo, figura central de la cocina argentina del siglo pasado.
Su receta, conocida como torta de verduras, destaca por una técnica que combina ocho capas de masa y un relleno vegetal abundante.
El método fue publicado en su tradicional libro de cocina, una obra que según registros editoriales llegó a ubicarse entre los títulos más vendidos de la época. El recetario se comercializaba directamente desde el departamento de la autora en Buenos Aires.
Ocho discos finísimos: la base de la preparación
La particularidad de la Pascualina de Doña Petrona está en la masa. Para elaborarla se necesitan:
- 450 gramos de harina
- un huevo
- 50 gramos de manteca o dos cucharadas de aceite
- una pizca de sal
- agua necesaria para unir la preparación
La masa debe quedar firme, pero no dura. Luego se divide en ocho bollos, que se estiran por separado hasta obtener discos muy finos. La masa no debe ser ni muy blanda ni muy consistente.
Los cuatro primeros discos forman la base de la torta, siempre untados con aceite o manteca derretida entre capa y capa.
Un relleno vegetal abundante

El corazón de la Pascualina combina dos vegetales principales:
- 6 atados de espinaca (cocidos, exprimidos y picados).
- 6 atados de acelga (cocidos, exprimidos y picados).
A esa mezcla se suman tres huevos, miga de medio pan remojada en leche, dos zanahorias hechas puré, un atado de puntas de espárragos previamente cocidos, media tacita de aceite y 100 gramos de queso rallado. Se condimenta con sal, pimienta y nuez moscada.
El relleno se distribuye sobre las capas inferiores y debe quedar compacto para sostener el peso de la masa.
Una característica clásica es la presencia de cuatro huevos duros enteros colocados dentro del relleno, que aparecen al cortar la torta.
El armado final y la cocción
La superficie se cubre con los últimos cuatro discos de masa, también untados entre sí. El borde se sella con un repulgo tradicional y la parte superior se pincela con huevo batido.
La cocción se realiza en horno de temperatura media, durante un lapso que va de 1 hora y cuarto a 1 hora y media, según la potencia del horno. Doña Petrona recomendaba servirla fría, aunque también puede comerse tibia.
Un método que atraviesa generaciones
La precisión en las capas, la cantidad de vegetales y el armado artesanal transformaron esta receta en una de las más reproducidas del repertorio de Petrona C. de Gandulfo. Su legado continúa vigente en hogares de todo el país y en clases de cocina que recuperan técnicas tradicionales.



























