La sesión del martes en la Legislatura de Córdoba bien podría haber sido una pieza de tragicomedia que desde el comienzo y hasta al final tuvo tensión y escenas de risas. El debate sobre la situación del Apross para conocer la postura del oficialismo y la oposición fue imposible de escuchar.
La protesta de los trabajadores legislativos puso en peligro la realización de la sesión: sin pantallas encendidas, sin registro digital de los legisladores, sin taquígrafos y, sobre todo, sin personal que manejara la consola de sonido.

En el hall central, los empleados no dejaron ni un segundo los bombos para reclamar la recomposición salarial, por lo que el sonido de los redoblantes ingresó al recinto a tal punto que hacía imposible una conversación.
El primer inconveniente para el PJ fue cómo dejar registrada la sesión ante la falta de taquígrafos. La decisión fue que se filmara con una cámara todas las exposiciones y que el secretario Administrativo, Guillermo Arias, firmara las actas.
“Adónde está el megáfono”
El segundo punto fue quién podría manejar micrófonos cada vez que un legislador pidiera la palabra. El presidente del bloque del Frente Cívico, Walter Nostrala, advertido de que sus planteos no se oirían, le pidió a su par de la UCR, Matías Gvozdenovich, un megáfono.
“¿Vos sabes algo de sonido? Yo toco todos los botones y vemos. Ya conseguí quién aprenda a manejar los micrófonos", se escuchó decir a Miguel Siciliano, el presidente del bloque Hacemos Unidos por Córdoba. Pero el sonido seguía siendo el problema.
“No vamos a dejar que se haga la sesión, no hay registro que se haya suspendido una sesión por una asamblea, tenemos que hacerla”, dijo otro legislador oficialista.

Ante la falta de mozos porque adherían a la protesta, otros legisladores se reforzaron en sus bancas con más termos y mates.
“Nos metieron el perro”
La legisladora Luciana Echeverría insistió con que no se hiciera la sesión y que se escuchara a los empleados, pero no fue acompañada. Mientras los radicales y juecistas dijeron que sospechaban de un acuerdo del oficialismo y el gremio de los empleados legislativos.
“Tiene cuatro patas y ladra. Es un perro. Justo que estaba el debate de Apross, la protesta es con bombos para que no se escuche”, expresó un radical.
“Lo armaron ellos”, dijo otra legisladora radical al referirse al oficialismo. “Están locos, cómo se les ocurre, no podemos dejar que no se haga la sesión”, dijo un justicialista. Ya empezado el debate, después de dos horas de demora, las exposiciones con críticas a la Apross que hicieron los opositores se hicieron inaudibles.
Siciliano fue varias veces a la sala de sonido y desde ahí subió y bajó el sonido hasta dar con un volumen más o menos audible. La situación fue tragicómica porque mientras un legislador exponía, el volumen de su micrófono subía y bajaba en cuestión de segundos.
“¿Qué está pasando con la voz de Rossi, sube y baja?”, preguntó un opositor al advertir que no podía oír la exposición del radical.
“¿Alguien sabe manejar la máquina de café?”, preguntó un justicialista y le apuntó a Siciliano para que también ingrese a la cafetería, pero eso no pasó más que de una charla.
A falta de café, más mate
“Un café, ¿puede ser?”, pidió otro legislador justicialista. Mientras la oposición lanzaba las críticas a Apross con cuestionamientos a las prestaciones, y los pedidos de explicaciones por un robo de computadoras que denunció el juecismo.
Por primera vez en bastante tiempo, todas las bancadas opositoras votarían juntas. El PJ tenía el martes los 33 votos propios y sólo el apoyo de su aliada Karina Bruno. En unas pocas votaciones, el libertario Agustín Spaccesi los acompañaría.
Los 20 proyectos con pedidos de informe y creación de una comisión investigadora sobre Apross fueron defendidos por la oposición de manera inaudible, por lo que ante esta situación varios legisladores se apuraron en subir sus posturas a las redes sociales. Igualmente, los cruces fueron constantes, aunque prácticamente sin micrófonos.
“Tienen 20 exfuncionarios detenidos”
“Nos acusan de politiquería cuando tienen más de 20 exfuncionarios presos por corrupción y quieren que no sospechemos. Poca argumentación y contenido al momento de responder el oficialismo, ponen play y se repite todas las sesiones: ‘miente, miente que algo quedara’”, dijo la radical Alejandra Ferrero.
Los bombos cesaron casi al final de debate, cuando ya prácticamente Siciliano daba por cerrado el tema. Fue una de las pocas exposiciones que llegaron a escucharse en todo el recinto.
“Son unos chantunes”
“Chantunes que quieren hacer politiquería barata”, dijo al hablar de la oposición. “Dicen que hay corrupción, mienten, la Apross fue quien denunció”, expresó y aseguró que el último caso fue en la ex-Ipam, en la entonces administración de Eduardo César Angeloz.
Esto enojó a los radicales que gritaron desde sus bancas. “Perdón por ser malpensado, pero esto está armado con el gremio”, dijo otro opositor.
El final de la escena llegaría con la votación. Al radicalismo le faltaban dos legisladores, Carlos Briner, quien sufrió un siniestro vial el viernes pasado, y Ariela Szpanin, quien ya había advertido que tenía un inconveniente familiar.
El PJ tenía así una votación empatada (34-34), pero lograría imponerse con el voto del presidente Facundo Torres.
“Hay un médico en la sala”
Pero una cuestión no había sido tenida en cuenta.
El médico de la Legislatura ingresó al recinto y en pocos minutos la justicialista Cristina Pereyra debió dejar su banca por un pico de tensión. El radical José Bría y el juecista Juan Pablo Peirone, dos médicos legisladores, la siguieron. También se quedó expectante Cristian Frías, el legislador oficialista que es médico. Rápidamente se pasó a un cuarto intermedio.
“Si no vuelve la legisladora, perdemos la votación”, dijo un justicialista. “En ese estado no puede volver, qué quieren que le dé un ACV”, le retrucó un juecista.
En ese momento, varios recordaron una sesión anterior en la que también se dio una votación ajustadísima. El justicialista Pablo Ovejeros debió en esa oportunidad ser asistido y al momento de la votación ingresó canalizado con un suero.
Este martes, la vicegobernadora Myrian Prunotto se reintegró a la sesión e ingresó al recinto para acompañar a la legisladora. Finalmente, un poco más repuesta, Pereyra volvió a su banca para votar el rechazo a los pedidos de informe de Apross.
Afuera de la sala, se había preparado una silla de ruedas y el personal médico de la Legislatura la seguía de cerca. Pereyra inmediatamente después de su voto, abandonó la sesión, la que continuó en un clima más distendido. Los bombos ya no estaban y los “aprendices” de sonidistas habían mejorado su actuación.