En una jugada que tiene lecturas hacia dentro del Poder Judicial y hacia la política, Martín Llaryora postuló para ocupar una las poltronas de la Fiscalía General al abogado penalista Alejandro Pérez Moreno, de reconocida trayectoria en los pasillos de Tribunales II.
Con un largo historial de casos en su haber, Pérez Moreno tiene entre sus hitos haber representado a Soledad Laciar en el juicio por el asesinato de Valentino Blas Correas; un caso que conmocionó a Córdoba y que dejó expuesto al Gobierno de Juan Schiaretti.
En aquel juicio, Pérez Moreno reclamó por los abusos constantes de las fuerzas policiales, y en un golpe a la narrativa del peronismo cordobés que enarbolaba las banderas de los derechos humanos, dijo: “Que quede claro que en Córdoba lo que hay es violencia estatal”.
Al mismo tiempo, fue contratado por Llaryora para que intervenga en causas penales contra la Municipalidad de Córdoba. “Tuvo un desempeño brillante y quedó en el radar”, dicen cerca del gobernador. Definen la relación entre ambos como “afín en lo personal, pero sin ‘rosca’ política; él es un abogado con calle”.
“Familia judicial” y calle
Un dato curioso, familiar, pero que da contexto a su pertenencia a los pasillos que recorre desde siempre: su hermana Eugenia es fiscal de instrucción y su hermano Eugenio es camarista en la Justicia provincial. Pérez Moreno es un integrante de la “familia judicial” que está del otro lado de la barandilla. Que estaba.
Pérez Moreno llega a la conducción del Ministerio Público Fiscal con una vasta trayectoria de penalista que inició en el estudio del mítico Oscar Roger. Esa fue su escuela. Los 11 de septiembre, Pérez Moreno postea en redes sociales una foto en la que aparecen él muy joven y Roger en pleno juicio. “Feliz día maestro”, lo recuerda con cariño y admiración.
En su estudio de la primera cuadra de Duarte Quirós tiene como asociado a Juan Pablo Rubio, el nieto de Luis Rubio, vocal del Tribunal Superior de Justicia.
En paralelo a los casos mantiene activa su “militancia” en el Colegio de Abogados, donde cumplió distintos roles, aunque nunca llegó a la presidencia del organismo. Cuando quiso serlo cosechó un poco más de 900 votos y quedó último.
En la última elección del Colegio jugó con el bando ganador: el que postuló a Eduardo Bittar, el titular de la entidad.
Actualmente Pérez Moreno ocupa en representación de la entidad profesional una banca en el Consejo de la Magistratura provincial. Lo reemplazará el reconocido jurista Maximiliano Calderón.
El nuevo MPF
El pliego de Pérez Moreno ingresará a la Legislatura en las próximas horas, y sería tratado en la sesión del viernes 27, la última del año. Allí se terminará de configurar la Justicia que Martín Llaryora está impulsando.
En el Ejecutivo ven en el carácter de Pérez Moreno como un plus para llevar a cabo una tarea que, entienden, es una demanda de la sociedad cordobesa: que la Justicia esté en la calle como parte de los resortes para perseguir a la delincuencia.
El “Plan de Gestión Territorial del Conflicto Penal” está en marcha desde hace más de un año, pero la decisión del Gobierno es darle un fuerte impulso. Eso al menos es lo que se habló en la reunión en la que le comunicaron a Pérez Moreno la postulación.
“Le sobra carácter para mover la maquinaria de las fiscalías”, dicen de Pérez Moreno quienes lo conocen de batallar en expedientes complejos que, se especula en el mundo de la abogacía, le serán trasladados al “Juampi” Rubio.
En el Ministerio Público Fiscal Pérez Moreno ocupará el despacho de Pablo Bustos Fierro, quien tras la sesión del 27 pasará a liderar el Ministerio Público de la Defensa, un nuevo organismo judicial. Con la postulación de Pérez Moreno, Llaryora gambetea la interna del Ministerio Público Fiscal, compleja por los orígenes políticos de varios de sus integrantes.
Juan Manuel Delgado, el actual fiscal General, fue designado por Schiaretti tras haber sido Procurador del Tesoro. Vinculado a los desarrollistas, siempre fue una “rara avis” en el primer piso del Palacio de Justicia, donde tiene su despacho.
A diferencia de los fiscales generales adjuntos, Delgado tiene fecha de vencimiento: en 2026 deberá dejar el puesto. Los adjuntos, en cambio, son cargos vitalicios.
Los adjuntos
Como fiscal General Adjunto, Pérez Moreno será colega de Héctor David, José Gómez Demmel y Bettina Croppi.
Héctor David fue impulsado por José Manuel de la Sota y José Gómez Demmel por Juan Schiaretti. Ambos tenían vínculos políticos con sus respectivos jefes.
Ellos libran la batalla interna por el control operativo de las fiscalías, en particular las penales, que es el corazón del Ministerio Público Fiscal.
La única mujer que se desempeña como adjunta es Bettina Croppi, designada con el impulso de Alejandra Vigo, pero sin trayectoria política con la senadora. Croppi llegó como experta en violencia de género. Seguirá siendo la única mujer en la conducción del Ministerio Público Fiscal.
Pérez Moreno hará valer en el “serpentario” estos atributos: no ser de la política, pertenecer a la sagrada familia judicial y haberse formado en el barro de las causas penales.
