El sector de la construcción fue (y sigue siendo) uno de los más afectados por la crisis. A la inflación y a la vertiginosa caída de la actividad que golpea al país desde hace meses, se suman la parálisis de la obra pública nacional.
Sin embargo, la tendencia parece haber cambiado, al menos en el ámbito formal. Los datos que manejan en la Unión Obrera de la Construcción de la República Argentina (Uocra) dejan ver una tenue luz de esperanza a partir de la recuperación de los trabajos públicos provinciales.
Así es, los anuncios de obras que comenzaron a encenderse a finales del año pasado se están traduciendo ahora en el inicio de trabajos, tanto viales como edilicios, generando optimismo.
“Lentamente está mejorando la contratación de trabajadores para las obras públicas que se habían anunciado”, dijo José Chavarría, titular de la seccional Córdoba de la Uocra.
En la lista de trabajos están, por ejemplo, el nudo vial de la Ruta 36, que a decir del dirigente es el trabajo más importante que va a hacer el Gobierno por este tiempo. “Tenemos unos 60 compañeros allí trabajando, tanto en la planta como en la obra, es muy bueno para nosotros”, agregó.
Chavarría mencionó también entre los trabajos que están demandando mano de obra de la Uocra al distribuidor sobre la Ruta 19, a la altura de Malvinas Argentinas, y al comienzo inminente de una serie de obras ya anunciadas, “como la ampliación del camino intercountries y la pavimentación del camino a 60 cuadras”.
“También sigue en marcha el tema de las universidades en el interior que lanzó la Provincia”, amplió el dirigente, para luego advertir que todavía no se ha recuperado el total de los puestos perdidos el año pasado, “pero sí el tema está bastante mejor que antes”.
En el sector privado, la recuperación de puestos es más lenta. “Algo se ha movido, pero no lo que nosotros esperamos, lo que pasa es que en la medida en que la economía no haya certezas, como con el tema del dólar, por ejemplo, la cosa no arranca. Había muchas esperanzas en el blanqueo, pero nadie quiere blanquear a este precio del dólar; es complicado”, graficó el representante de los trabajadores del sector.
Inestabilidad en el empleo en general
En términos generales, la construcción es una de las actividades que menos impacto negativo muestra en los primeros meses de 2025.
Tras haber sido uno de los sectores más golpeados por la devaluación y la recesión, partió desde un piso muy bajo. Por eso, cualquier repunte, aunque sea leve, alcanza para generar cierto optimismo.
A mediados del año pasado, cálculos del gremio decían que en Córdoba en el primer semestre de 2024 se habían perdido unos 4 mil puestos de trabajo vinculados al sector de la construcción formal. Para la Uocra, la sangría en la informalidad era, al menos, tres veces mayor.
Los últimos datos oficiales de abril confirman que, durante el primer cuatrimestre de 2025, el empleo formal mantuvo una tendencia inestable en Argentina. Tras la brusca caída registrada entre fines de 2023 y mediados de 2024, se alternan meses con leves mejoras y retrocesos, lo que impide pensar en una recuperación sostenida del trabajo registrado en el corto o mediano plazo.
En ese contexto, mientras el comercio tracciona al alza con 24 mil nuevos puestos en abril frente a noviembre de 2023, y la industria muestra la mayor pérdida con 32 mil empleos menos, la construcción destaca como una de las pocas actividades con señales de recuperación a nivel nacional. Aunque aún lejos de los niveles previos a la crisis, el repunte del empleo formal en el sector representa una excepción en un escenario marcado por la inestabilidad.
Según datos del Sistema Integrado Previsional Argentino (Sipa), en el cuarto mes del año se agregaron 13 mil nuevos trabajadores registrados, casi todos en el sector privado, pero la diferencia respecto de noviembre de 2023 (-183 mil) parece irrecuperable en un escenario próximo.
El economista Luis Campos habla de “una recuperación muy marginal” si se compara con “los mínimos de mediados de 2024”. “El empleo en el sector privado entró en una fase errática: subió en diciembre, cayó en enero, subió en febrero, cayó en marzo y volvió a subir en abril. Contra julio de 2024, se crearon 30 mil puestos, un ritmo que apenas acompaña el crecimiento de la población”, amplió el coordinador del Observatorio del Derecho Social de la CTA Autónoma.
Empleo estatal y trabajo doméstico
En el sector público, la notable caída en 2024 de la aplicación de la “motosierra” se detuvo en abril. Mirando en perspectiva, en el total nacional hay 55.700 empleados públicos menos, la amplia mayoría fruto de los despidos en el Estado Nacional.
Según Campos, en mayo, “el empleo registrado podría haber vuelto a caer si se verifica el adelanto informado por la Encuesta de Indicadores Laborales”, donde se ve un retroceso del 0,2%.
Párrafo aparte para el empleo registrado en casas particulares, el que atraviesa su peor momento en más de una década.
En abril de 2025 se registraron apenas 444.600 trabajadoras activas, según datos del Sipa, lo que representa la cifra más baja en los últimos 12 años. La tendencia bajista no muestra signos de reversión: desde que alcanzó su pico en febrero de 2020, con más de 500 mil empleadas registradas, el sector doméstico viene experimentando un descenso sostenido. “La caída sigue sin encontrar piso y se perfora mínimo tras mínimo”, dijo Campos.
Córdoba lidera en informalidad entre las grandes
La informalidad laboral sigue siendo el tema más preocupante toda vez que alcanza a más del 40% de la población ocupada en los 31 principales aglomerados urbanos del país (cuarto trimestre de 2024), según el Indec a partir de la Encuesta Permanente de Hogares (EPH).
Eso implica que más de 5,7 millones de personas trabajan sin aportes jubilatorios, cobertura médica ni acceso a licencias laborales.
El fenómeno no impacta de forma uniforme. Los jóvenes, las mujeres y los trabajadores independientes son los sectores más afectados: entre los menores de 29 años, la informalidad llega a casi el 59%; entre las mujeres, al 43%, y entre los varones, al 41%.
Además, existen fuertes diferencias regionales. Mientras que la Ciudad de Buenos Aires, Tierra del Fuego y Neuquén tienen tasas por debajo del 30%, en provincias del norte como Jujuy, Corrientes, Chaco, Formosa y Santiago del Estero la informalidad supera el 65%.

Según un informe de Fundar/Argendata, esta disparidad se explica por la densidad empresarial y el tipo de sectores predominantes: “En las provincias con más empresas per cápita, industrias consolidadas o sectores muy formales como el petrolero, la informalidad es más baja”. En contraste, en el norte argentino, “hay menos empresas y menor desarrollo industrial y de servicios”.
En este contexto, Córdoba aparece mal posicionada: según datos del tercer trimestre de 2024 publicados en el mismo estudio, el 55% de las personas que trabajan en el sector privado lo hace en la informalidad. Se trata del peor indicador entre las provincias grandes. Buenos Aires registra una informalidad del 46%, y Santa Fe, del 43%.
El nivel cordobés es comparable al de provincias más pequeñas como San Luis, La Pampa y La Rioja. En el extremo opuesto, Santiago del Estero encabeza el ranking nacional, con el 70% de sus trabajadores privados en negro.
Los datos provienen del Informe sobre Trabajo e Ingresos de la EPH, que incluye información no sólo de los principales aglomerados, sino también de pueblos y ciudades pequeñas, lo que ofrece una mirada más representativa del país urbano.