La decisión de convocar a elecciones provinciales para el 25 de junio fue oficializada este lunes por el gobernador Juan Schiaretti. No será una sorpresa para nadie: es lo que desde hace meses espera todo el sistema político. Se trata del primer domingo posible dentro del marco legal (en realidad, se podría el anterior, pero es el Día del Padre). En ese momento, al menos otras 11 provincias ya habrán votado.
Schiaretti no quiere sorpresas. Un día antes de la elección provincial inscribirá una lista que lo tendrá como precandidato a presidente de la Nación. Este mes inició un desembarco metódico en los medios porteños y aceleró el ritmo de sus reuniones con centrales empresarias y sindicales.
No interrumpe contactos con los referentes nacionales de Juntos por el Cambio ni con los oscilantes gobernadores peronistas, y en cada uno de esos escenarios reitera que en Argentina la previsibilidad es hoy un valor superior.
También se volvió un valor supremo para el peronismo cordobés, que trata de controlar todos los frentes políticos que se abren tras seis gestiones ininterrumpidas y a las puertas de la renovación histórica que intenta el intendente Martín Llaryora.
Los datos que les devuelven hoy las encuestas son tranquilizadores para el PJ, pero la oposición todavía no arrancó y la gestión suma grandes dosis de incertidumbre: son numerosos los frentes que el Gobierno no logra controlar.
Cerrar una paritaria con el SEP nunca fue una tarea compleja para el peronismo en el poder, y sin embargo el viernes otorgó un aumento unilateral, en un intento por contener las protestas y evitar otro paro docente.
Nadie puede pensar que el arzobispo de Córdoba no haya querido decir lo que dijo cuando apuntó a que no es tan grande la distancia entre Córdoba y Rosario, luego del ataque a tiros en los talleres del cura Mariano Oberlin.
La inseguridad es lacerante; la sequía hizo estragos en la principal economía de Córdoba; la recaudación provincial ya está en baja; la inflación multiplica conflictos, y mañana se cumplen tres meses sin envíos nacionales para la Caja de Jubilaciones.
La agenda de la gestión abunda en contratiempos para el modelo de la previsibilidad que Schiaretti quiere exportar, y sobre ellos se montará la campaña opositora. Claro que tampoco hay sorpresa en eso.
Previsible festejo
Hoy Juntos por el Cambio tiene una cita en la previsible victoria del intendente radical de La Falda, Javier Dieminger, quien va por su reelección desafiado por un solo candidato: el legislador Miguel Maldonado, hombre de Carlos Caserio que, sin embargo, no usará el sello del Frente de Todos.
El peronismo cordobés no se arriesgó a un tercer puesto: en el Panal ahora sostienen que Dieminger tiene una buena gestión y merece continuar.
Luis Juez y Rodrigo de Loredo compartirán con Horacio Rodríguez Larreta –y, muy posiblemente, con Gerardo Morales– los festejos en los que volverán a jurar unidad y reiterarán que está en marcha el ciclo que comenzó en Marcos Juárez y que concluirá con Juntos por el Cambio destronando al peronismo cordobés del poder provincial.
No es seguro que hoy los opositores lancen la candidatura de Juez a la Gobernación. Ayer hicieron conocer los resultados de una encuesta que indica exactamente lo que se esperaba que dijera: les da empate a Juez y De Loredo, paridad casi absoluta entre ambos, con una diferencia a favor de Juez que se encuentra dentro del margen de error.
Y supremacía de ambos sobre la combinación Llaryora-Daniel Passerini. El peronismo gira encuestas que dicen lo contrario. Por supuesto que a cada uno le sirve la que muestra.
A resolver
Ahí termina el escenario de lo previsible. Todo lo demás está por resolverse en la provincia y no se definirá por varias semanas más: Hacemos por Córdoba se tomará un mes para confirmar si la elección en la ciudad capital será simultánea o separada de la provincial.
Llaryora continúa defendiendo la simultaneidad, los números de la carrera municipal siguen sin convencer a Schiaretti de la conveniencia de esa decisión y esa cuestión institucional que afecta directamente el armado opositor –sobre todo, a De Loredo– seguirá pendiente de las necesidades del peronismo.
También es un hecho que en los próximos días el Concejo Deliberante de Córdoba aprobará el proyecto de ordenanza que motorizó Olga Riutort para impedir la doble candidatura a vicegobernador y a intendente de Córdoba, que De Loredo hizo trascender como globo de ensayo.
Es tan costosa esa opción política para el discurso del diputado radical que resulta inverosímil que lo vaya a intentar, pero está dicho: el peronismo no quiere sorpresas.
Lo más previsble de todo es que los cordobeses estarán tres meses sometidos a la campaña proselitista más intensa que hayan vivido.
La del peronismo ya está en marcha, la de Juntos por el Cambio está por arrancar y la del indeterminado candidato de Javier Milei promete gran despliegue. Las otras fuerzas harán lo que los recursos de la Justicia electoral permitan. Cuánto tolerarán los votantes cordobeses –que tendrán campañas encima desde ahora hasta noviembre próximo– es totalmente imprevisible.
