Las conversaciones comenzaron en la primera semana de diciembre pasado. La consigna fue que no trascendieran, porque Cristina Kirchner podía intervenir para frustrarlas. El nuevo bloque de peronistas disidentes que le recortó poder a la vicepresidenta en el Senado se cocinó a fuego lento, con total hermetismo y protagonismo del gobernador Juan Schiaretti.
Si bien la senadora Alejandra Vigo había comenzado a hablar de la intención de compartir un nuevo bloque con el jujeño Guillermo Snopek y el correntino Carlos “Camau” Espínola a fines del año pasado, la iniciativa tuvo un empujón decisivo, el 13 de enero pasado, en pleno período de vacaciones de la gran mayoría de los políticos.
Ese día, sin anuncios y de manera sorpresiva, desde el Centro Cívico difundieron la foto de Schiaretti con su colega de San Luis, Alberto Rodríguez Saá, quien vino a Córdoba para apoyar la intención de crear un nuevo espacio nacional antigrieta, como lo califica el mandatario cordobés.
Aquel viernes caluroso de enero, Schiaretti y Rodríguez Saá hablaron más de la estrategia conjunta para enfrentar al kirchnerismo en el Congreso que de la candidatura presidencial del cordobés.
Schiaretti, con Vigo como principal operadora en el Senado, y el diputado Carlos Gutiérrez, en la Cámara Baja, siempre dijo que su proyección nacional comenzaría en el Congreso.
El miércoles pudo mostrar el primer logro, con el quiebre del bloque oficialista, sacándole cuatro votos esenciales a Cristina Kirchner, en su Cámara.
El miércoles, Schiaretti estuvo en Capital Federal, hasta el atardecer, cuando se anunció el nuevo bloque en el Senado. El gobernador tuvo reuniones políticas por su aspiración de ser candidato presidencial, pero siguió de cerca todo el proceso hasta que se comunicó la novedad en el Senado.
Las negociaciones con senadores peronistas disidentes fueron largas. Hubo marchas, contramarchas y algunos que se bajaron, pero que los schiarettistas no pierden las esperanzas de contarlos en los próximos meses.
La primera recomendación que Schiaretti le dio a Vigo fue que no trascendiera la posibilidad del armado de un nuevo bloque.
El hermetismo era esencial, para quitarle el poder de presión que conserva la vicepresidenta. Recién el martes pasado, cuando la decisión de los cuatro peronistas de dejar el bloque oficialista estaba tomada, el jujeño Snopek le comunicó a la vicepresidenta su decisión.
El jujeño cargó las tintas contra el presidente Alberto Fernández para su determinación, por algunas cuestiones de gestión con su provincia, por su enfrentamiento con el gobernador radical Gerardo Morales.
De ahí que el miércoles a última hora, cuando la información del quiebre del bloque oficialista ya estaba en todos los portales de noticias, la oficina de prensa de Cristina Kirchner difundió la carta de Snopek, en la cual fundamenta su decisión de tomar distancia del Gobierno nacional, culpando a Alberto Fernández.
De este modo, la vicepresidenta intentó dejar claro que ella no era la culpable de este desprendimiento en su bloque.
Aunque Schiaretti y Vigo trabajaron siempre con la consigna de quitarle poder a la vicepresidenta, en su cuna de poder.
Además de la reunión de Schiaretti con Rodríguez Saá, el senador Snopek también vino a Córdoba el mes pasado. La excusa fue que vino de vacaciones, pero se reunió con Vigo. En ese encuentro terminaron de acordar que el jujeño presidiría la nueva bancada de peronistas críticos de la Casa Rosada.
No levantar polvareda
Schiaretti y sus legisladores nacionales y operadores en el Congreso aprendieron la lección. En diciembre de 2021 hubo negociaciones para crear un bloque “Federal” más amplio en la Cámara Alta.
En aquel momento, Vigo tuvo varias reuniones con el rionegrino Alberto Wereltineck; la riojana Clara Vega; el entrerriano Eduardo Kueider; “Camau” Espínola y la senadora misionera Magdalena Solari Quintana para armar otra bancada.
Las negociones trascendieron y Cristina Kirchner abortó esa posibilidad, por lo cual, Vigo siguió con su monobloque Córdoba Federal.
El respaldo de Alberto Rodríguez Saá, a través de la senadora Catalfamo a este nuevo intento sumó potencia al intento.
El correntino Espínola nunca se sintió cómodo con el kirchnerismo y siempre estuvo en el radar del schiarettismo.
El senador Snopek, que además preside el nuevo bloque, fue una de las novedades. El jujeño es el rival más crítico del gobernador Morales en su provincia, y en los últimos meses no ocultó sus diferencias con el presidente Alberto Fernández, a quien acusa de tener un acuerdo con el mandatario radical.
En su momento, Snopek presentó un proyecto en el Senado para intervenir el Poder Judicial de su provincia, en apoyo a la condenada dirigente social Milagro Sala. Hasta en su carta de renuncia al bloque oficialista, se cuidó de no criticar a la vicepresidenta.
Con el entrerriano Kueider, también fue una negociación personal, más que un acuerdo con el gobernador Gustavo Bordet.
El gobernador entrerriano aclaró que él sigue en el Frente de Todos. Más allá de que Schiaretti tiene buen diálogo con Bordet, la decisión de Kuieder es más personal y política, teniendo en cuenta que su jefe político no puede ir por la reelección, el senador encontró un matiz para diferenciarse en su territorio.
Pensando en su candidatura
Schiaretti pudo mostrar su primer triunfo político a nivel nacional, pensado en su candidatura presidencial. Todo el ámbito político le reconoce su protagonismo para darle un duro golpe al cristinismo.
El mandatario provincial espera engrosar el bloque de Unidad Federal con otros senadores. No pierde las esperanzas de que Weretilneck cambia de bancada, una vez que sea elegido gobernador electo en su provincia, el próximo 14 de abril. El senador es el favorito para volver al poder provincial, según todas las encuestas.
También seguirá de cerca lo que suceda en San Juan Sergio Uñac, que va por su reelección el 14 de mayo. El mandatario sanjuanino se alejó de los K, luego del desafío que le planteó su exjefe político, el cristinista José Luis Gioja, quien lo enfrentará dentro de la Ley de Lemas, dentro del oficialismo.
Schiaretti también sigue dialogando con su colega de Santa Fe, Omar Perotti, quien en los últimos tiempos tomó distancia de la Casa Rosada.
