La Fábrica Argentina de Aviones (Fadea) detendrá sus actividades por 72 horas. Desde este lunes y hasta el miércoles, la mayoría de sus 720 empleados fue licenciada y no debe concurrir a la planta, ubicada sobre la ruta 20, en Córdoba capital.
El mensaje fue enviado por las autoridades de la fábrica el domingo, pasadas las 20.30 y se repartió por los teléfonos de los empleados y los gremialistas.
“Les informamos que, a raíz de los acontecimientos ocurridos el día viernes, y con el objetivo de garantizar la seguridad del personal, así como resguardar y preservar los bienes y sistemas de armas de la empresa y de nuestros clientes, se ha dispuesto la interrupción temporal de las actividades por un plazo de 72 horas”, dice el comunicado oficial.
Que agrega: “Cabe aclarar que esta medida significa una dispensa del débito laboral y no afectará los haberes del personal”.
¿Qué pasó el viernes?
La tensa situación que atraviesan los empleados por no haber cobrado el salario completo del mes pasado derivó, según fuentes gremiales y oficiales, en un intercambio de agresiones entre representantes de los sindicatos que disputan la representación.
No hubo violencia física, según testigos, pero se estuvo cerca.

Además, algunos gremialistas se movilizaron dentro de la fábrica e incluso ingresaron con bombos a uno de los hangares. Las autoridades debieron convocar a la Policía de Córdoba para “calmar el desorden” y proteger el material de trabajo.
El gremio reconocido por las autoridades nacionales es el Sindicato de Trabajadores Aeronáuticos (STA), cuyos representantes llevan la voz principal en la negociación por los sueldos adeudados. Del otro lado, APTA y APA cuestionan esa representación y la forma en la que se está negociando.
Esa grieta gremial derivó en los incidentes del viernes y culminó con la decisión, tomada el domingo, de paralizar la producción para evitar que un nuevo choque pueda dañar el material sensible que se usa en Fadea.
Pago parcial
El mismo viernes hubo una novedad en el plano salarial: Fadea pagó una suma fija de $500.000 a todo el personal no jerárquico, algo confirmado por fuentes oficiales y por el STA.
En cambio, no hubo nada para jefes y personal jerárquico, que hasta hoy solo percibieron el 30% de sus salarios.
El problema, y la razón principal por la cual la empresa decidió detener la producción, es que no hay certezas de cuándo el Gobierno nacional enviará los fondos para completar los pagos de los sueldos.
“En paralelo, se continúan realizando de manera intensiva las gestiones necesarias para normalizar el pago de haberes y superar la situación actual”, cerró el comunicado enviado este domingo.
La situación
Mientras a nivel nacional el gobierno de Javier Milei profundiza el ajuste, en Córdoba los empleados de Fadea lo viven en carne propia.
Para contextualizarlo: el pasado jueves, los empleados se encontraron con que solo se había depositado el 30% de los sueldos correspondientes a abril.
“Es la primera vez que ocurre”, confirmó Marcelo Bertorello, representante del STA, a La Voz.
Fadea, señaló Bertorello, está “trabajando muy poco”, a pesar de los recientes anuncios de acuerdos con empresas privadas. “El problema es que no se firman nuevos contratos con la Fuerza Aérea, que representaban el 80% de los ingresos de la fábrica”, subrayó.
Desde Buenos Aires, el presidente de Fadea, Julio Manco, continúa las gestiones para conseguir los fondos, una actitud que el STA valora.
Este lunes, habrá una reunión en el ministerio de Trabajo de la Nación, delegación Córdoba, para poner a las partes cara a cara y ver cómo se sigue en las próximas horas.
Mientras, directivos aseguran que el dinero para completar los salarios debería llegar en las próximas 72 horas (argumentan que desde Economía ya está el “OK” y que es una cuestión burocrática).
Cambio de dirección
Hace 75 días, Fadea cambió de director: renunció el cordobés Fernando Sibilla, a casi un año de haber asumido (había llegado con el gobierno de Milei), y fue reemplazado por Manco, un abogado porteño con “amplia experiencia en la industria aeronáutica y en gestión empresarial”, según la web oficial de la fábrica.

La nueva gestión heredó lo que ya había heredado Sibilla: los contratos anteriores con la Fuerza Aérea aún no se cerraron (falta completar auditorías y pasos legales, según explican), y por eso los nuevos contratos todavía no se firman.
Desde la empresa reconocen que, mientras no se renueve ese acuerdo, están “sacando agua de las piedras” para conseguir fondos que les permitan funcionar.
En ese contexto, los convenios firmados en los últimos meses —como el mantenimiento de aviones Boeing, la producción de piezas para Akaer y el acuerdo con Flybondi— generan un flujo de ingresos, pero insuficiente para sostener el nivel de actividad necesario.
¿Qué dice el Ministerio de Defensa?
En el Ministerio de Defensa, que encabeza Luis Petri y del cual depende Fadea, les aseguran a las autoridades de la fábrica que las negociaciones para firmar los contratos están encaminadas y que eso “normalizará la situación”.
Manco, como se mencionó, reside en Buenos Aires y viaja a Córdoba durante la semana para cumplir sus funciones (todo el directorio es porteño). En este caso, las gestiones se están llevando adelante en la Capital Federal.
El tema de los fondos para operar con los contratos de mantenimiento con la Fuerza Aérea es complejo. Existen dudas sobre si el Gobierno de Milei busca deliberadamente desfinanciar la fábrica para transferirla a la provincia de Córdoba, o si simplemente se trata de un proceso burocrático lento que apunta a una auditoría exhaustiva para validar los contratos anteriores.
¿Hay algún movimiento en el gobierno de Martín Llaryora para involucrarse? Desde el Panal, negaron cualquier intervención.
“Manco tiene un enfoque desarrollista y quiere enfocarse en negocios con aerolíneas más pequeñas, con las que se pueda trabajar en el corto plazo”, explicaron fuentes cercanas a la empresa.
El problema es que esos contratos también son menos rentables que los de la Fuerza Aérea o los que podrían firmarse con grandes compañías.
Producción paralizada y aviones varados
Mientras Fadea permanecerá cerrada por tres días, parte de la producción está virtualmente detenida desde tiempo atrás. Es más, los incidentes del viernes encendieron las alarmas en relación con el control de calidad, un aspecto crítico en la industria aeronáutica.

En ese escenario, por ejemplo, se esperan los repuestos para aviones Hércules C-130, pero la deuda con proveedores (que superaría varios millones de dólares) impide avanzar en las reparaciones.
En los hangares permanece un L-100 (allí desde 2019), junto con el TC-61, que llegó en septiembre de 2023, y el TC-70, que aterrizó a mediados de 2024 y no volvió a volar.
También está parado el debut del “Instructor Básico Malvinas”, conocido como IA-100B, un avión de entrenamiento desarrollado en Fadea para la formación de pilotos de la Fuerza Aérea.
Iba a despegar el sábado pasado, ya que el Malvina está en condiciones de hacer su primer vuelo como parte de la campaña de certificación (que llevará entre 120 y 150 vuelos).
El objetivo de Fadea con este avión instructor es lograr un contrato para proveer a la Fuerza Aérea, además de concretar ventas a Uruguay y Paraguay, ya que ambos países tienen cartas de interés en el producto.
Pero no se pudo. Es que todo se reduce a la falta de fondos, que pone en jaque incluso actividades de la vida diaria. “No se corta ni el pasto”, contó un empleado de la fábrica sobre lo complejo de la situación.