No será la primera ni la última vez que ocurra. En política, no siempre lo que se dice y se muestra es la realidad. Juan Schiaretti prometió lanzar una alternativa “nacional y federal”. Pero cada gesto y movimiento del gobernador apunta a que el PJ retenga el poder en Córdoba dentro de dos años.
Cuestionado por algunos compañeros de ruta en aquel frustrado espacio del Peronismo Federal por no haber apostado más fuerte por esa alternativa en 2019, Schiaretti mantiene la coherencia que construyó con José Manuel de la Sota: “Primero está Córdoba”.
No se trata de un eslogan de campaña. Para el gobernador y para su fallecido socio político, desde 1999, el objetivo de los referentes peronistas cordobeses fue sostener el poder en la provincia. El escenario nacional siempre vino después.
Por eso, en 2023 el PJ va a cumplir 24 años y medio gobernando la provincia, cuando en Córdoba se reedite la pulseada por el poder “real”, como dicen los schiarettistas, tratando de bajarle el precio a la contundente derrota en las elecciones legislativas.
Alianza con el campo
Por ahora, el gobernador no piensa pisar Buenos Aires, aunque desde Córdoba mantiene su discurso en contra del “centralismo porteño”.
El miércoles por la noche, en un brindis adelantado por el fin de año con las entidades ruralistas, Schiaretti ratificó su alianza con el campo, el sector más productivo y crítico contra la Casa Rosada.
A la distancia, el gobernador comanda desde el Centro Cívico el operativo de sumar legisladores a los bloques “federales” en el Congreso Nacional.
Esta semana, el riocuartense Carlos Gutiérrez, titular de la bancada schiarettista Córdoba Federal, pasó varios días en Capital Federal.
Gutiérrez participó en forma activa de la negociación para el desembarco del bonaerense Florencio Randazzo al espacio opositor en la Cámara Baja.
Ya son ocho los votos “federales” que se harán sentir, según los schiarettistas, en un contexto de un oficialismo debilitado y de una oposición que no logró convertirse en primera minoría pese al triunfo nacional en los comicios legislativos.
“Es un empate de debilidades”, repite el gobernador entre sus íntimos, cuando habla del Frente de Todos y de Juntos por el Cambio en el Congreso.
Schiaretti está convencido de que buscarán contactarlo tanto desde el oficialismo como desde la oposición para construir mayorías en el Parlamento.
A los tres diputados (perdió uno en las legislativas), el schiarettismo sumó la banca que Alejandra Vigo ocupará en el Senado.
Parece poco el bloque unipersonal que armará la esposa del gobernador. Pero ese voto puede ser vital en la Cámara Alta, en la cual el cristinismo perdió el cuórum propio y le faltarán dos para sesionar, después de la semana próxima.
Schiaretti, Gutiérrez y Vigo están trabajando para ampliar el interbloque Federal en el Senado. Se habla de que tres senadores podrían dejar el Frente de Todos.
No se sabe si los senadores tienen la real intención de dejar la bancada oficialista o si es una movida para presionar a la vicepresidenta Cristina Fernández.
Schiaretti mantiene contactos con otros gobernadores, mientras sus operadores dialogan con distintos legisladores nacionales.
Estrategia austera
El gobernador busca construir el prometido espacio federal. También puede ser un plan de autodefensa más que una construcción de poder nacional.
Schiaretti sabe que el presidente Alberto Fernández y, sobre todo, Cristina Kirchner ya le pusieron el sello de opositor y tendrá que gobernar los próximos dos años con la desconfianza del poder central.
“Es un macrista enmascarado”, dicen que descalifica en privado al mandatario cordobés la influyente vicepresidenta.
No lo admiten a viva voz, pero en el schiarettismo observan con preocupación que la oposición provincial haya recuperado las chances concretas de disputar el poder dentro de dos años.
Retener el control de la provincia fue y será siempre su prioridad política. Y más ahora que no tiene reelección.
Además, si la oposición es liderada por Luis Juez, la preocupación se convierte en pánico, al menos para algunos oficialistas.
Esto quedó demostrado días pasados, cuando Juez y el radical Rodrigo de Loredo firmaron un pedido de audiencia al gobernador.
De inmediato, funcionarios peronistas llamaron a ambos opositores para conocer qué había detrás del pedido.
“Tranquilos, sólo queremos colaborar porque se vienen días difíciles para el país”, fue la respuesta conjunta de la nueva sociedad opositora.
Aunque lo van a negar, desde el entorno de Juez enviaron mensajes para tratar de llevar tranquilidad al Centro Cívico.
“Que ‘el Gringo’ se quede tranquilo. Luis (Juez) no tiene ánimo de revancha, pero no tengas dudas de que hará todo lo posible para ser gobernador”, le habría dicho un juecista paladar negro a un experimentado legislador peronista.
En política no siempre es lo que parece. Juez se saca fotos con Horacio Rodríguez Larreta y alimenta su anhelo de gobernar la provincia. Schiaretti apunta a nivel nacional, pero su apuesta es que el peronismo retenga el poder en Córdoba.
