Fiel a su estilo, cada vez que hay una crisis nacional, Juan Schiaretti se concentra en su gestión y evita hablar del tema. También pide a sus ministros que hagan silencio y “trabajen en lo suyo”.
El gobernador milita en el peronismo desde hace 55 años. Pero desde la formación del Frente de Todos dejó claro que no se siente representado por ese espacio, que aglutina a la mayoría de los peronistas del país.
El cordobés es el único mandatario provincial peronista que no integra el oficialismo nacional.
También es el único que lo enfrentó en las urnas en las elecciones presidenciales de 2019 (en el tramo para diputados) y en las primarias del domingo pasado, cuando le sacó más de 13 puntos de diferencia en la provincia a la boleta que responde a la Casa Rosada.
El presidente Alberto Fernández y los candidatos frentistas locales han calificado a Schiaretti como “opositor”.
Este es el contexto político que es necesario repasar para entender la postura del gobernador: se mantiene al margen de la crisis que atraviesa al Gobierno nacional, porque nunca fue parte.
En los últimos días, cuando todos los periodistas buscamos su postura sobre el escenario nacional, uno de los hombres más cercanos a Schiaretti sentenció: “No tenemos nada que ver con este Gobierno nacional. El gobernador sólo colaborará si hay una crisis institucional, que hoy no existe. Por ahora, es sólo una fuerte interna del oficialismo”.
No obstante, Schiaretti sabe que Córdoba no es una isla. El presidente Alberto Fernández oficializó anoche a su nuevo gabinete. El cristinista Eduardo “Wado” de Pedro sorpresivamente seguirá en el Ministerio del Interior. Es probable que en los próximos días se comunique con todos los gobernadores, entre ellos, el cordobés.
De Pedro es uno de los ministros nacionales con mejor relación con Schiaretti.
¿Qué hará el gobernador ante este eventual llamado desde la Casa Rosada?
“Ponerse a disposición y colaborar con la gobernabilidad, que es lo que viene diciendo en la campaña. Si hay algo que caracteriza al ‘Gringo’ es su coherencia y previsibilidad”, manifestó un miembro del gabinete provincial, en una estricta charla en off.
Schiaretti escuchará si lo llaman desde la Casa Rosada y colaborará para sostener la gobernabilidad, que para el mandatario provincial “hoy no está riesgo”.
Por esta postura, el mandatario cordobés no estará este sábado en el almuerzo que el Presidente de la Nación compartirá con varios mandatarios peronistas.
No obstante, los funcionarios que frecuentan el despacho principal del Centro Cívico admiten que en el mandatario provincial anida el temor de una “crisis total”.
¿Qué sería una “crisis total” para Schiaretti? Una corrida cambiaria, por falta de confianza, que afecte la ya deteriorada economía.
En lo político, la “crisis total” sería el quiebre definitivo entre el Presidente y Cristina Kirchner. Esta cuestión quedó descartada anoche, con la oficialización del nuevo gabinete, que surgió de un acuerdo con la vicepresidenta.
La propia expresidenta se encargó de aclarar en su explosiva carta pública del jueves que “las argentinas y los argentinos se queden tranquilos” que no actuará “como una opositora…”.
Campaña
Mientras se aguardaban las novedades del poder central, el schiarettismo no perdió el tiempo. Está en pleno análisis de los resultados de las Paso del domingo pasado, momento que por la crisis nacional parece ya lejano.
En el comando de campaña oficialista están haciendo un “peinado fino” de los números en toda la provincia. Ya hay algunas conclusiones.
No están conformes con la cosecha de votos en la ciudad de Córdoba. Allí apuntarán todas las energías y los esfuerzos para mejorar el 22% que Hacemos por Córdoba obtuvo el domingo último.
Por ahora no hay reproches, pero se analizan cambios de estrategias. Para las generales del 14 de noviembre, el schiarettismo tiene como objetivo conseguir la banca del Senado por la minoría y retener los tres escaños que pone en juego en la Cámara Baja.
La banca en el Senado está casi asegurada luego de la amplia ventaja sobre el Frente de Todos. El oficialismo provincial aspira a superar el 27% de los votos, para tratar de asegurarse los tres lugares en Diputados.
Los schiarettistas consideran que el rival por la tercera banca será Juntos por el Cambio y ya no el Frente de Todos.
La alianza opositora podría quedarse con seis bancas de diputados si alcanza el 54% de los votos. El domingo llegó al 47%.
Con un aumento pronosticado de al menos el 10 por ciento de votantes, los opositores tienen con qué entusiasmarse. Y los schiarettistas, con qué preocuparse.
La campaña se reanudará la semana que viene, luego de que se conozca el nuevo gabinete nacional.
Schiaretti tiene claros los ejes de la próxima campaña, que serán muy parecidos a los de que llevaron a las primarias, con retoques en algunos distritos, como la Capital.
No obstante, nadie hablará de campaña mientras no pase el temor a una crisis nacional más profunda.
