“Mientras muchos hablan de candidaturas para el año que viene, ‘el Gringo’ está muy preocupado por lo que viene para el país en los próximos meses, que no será bueno”. Así sintetizó un schiarettista puro las reuniones con dirigentes nacionales que el gobernador Juan Schiaretti viene encadenando en el último mes.
El mandatario provincial está convencido de que el Gobierno nacional “le volverá a meter la mano en el bolsillo al campo”, según su particular definición, que podría afectar a su aliado de siempre: el sector agropecuario.
Preveía un aumento de las retenciones agropecuarias, algo que el ministro de Economía, Martín Guzmán, se encargó de descartar de manera enfática.
Sin embargo, en la entrevista que brindó el lunes pasado a un canal de noticias porteño, Guzmán tiró una definición que puso en alerta al sector agropecuario. “Estamos analizando un proyecto para gravar la renta inesperada o extraordinaria en algunos sectores de nuestra economía, que se produce por el conflicto bélico en Europa”, adelantó el titular del Palacio de Hacienda, que por distintos motivos es resistido por el cristinismo duro y hasta por algún sector del albertismo.
El argumento del Gobierno nacional es que por la invasión de Rusia a Ucrania algunas materias primas como gas, petróleo, minerales y granos han experimentado un aumento sustancial.
Para Schiaretti, este nuevo gravamen, cuyos detalles aún no se conocen, apuntará sobre todo al campo.
Guzmán dijo que la iniciativa será enviada al Congreso. Los tres diputados schiarettistas y la senadora nacional Alejandro Vigo prometieron en campaña que no votarían ningún aumento de impuestos.
Los opositores de Juntos por el Cambio ya prometieron lo mismo, de manera pública.
Es decir que el proyecto de Guzmán tendría pocas chances de pasar por la Cámara de Diputados. En el Senado, el oficialismo tiene mayor poder de fuego para sacar leyes.
Sin embargo, desde la Casa Rosada tirarán un anzuelo para los gobernadores: que el nuevo impuesto sea coparticipado con las provincias.
En este contexto, los schiarettistas ven con preocupación algunas reuniones reservadas que trascendieron en los últimos días.
El exministro de Economía Roberto Lavagna mantuvo conversaciones con Sergio Massa y también con el propio Guzmán.
¿Por qué alarman a los schiarettistas estos encuentros? El interbloque Federal, que integran los diputados que responden al gobernador, tiene ocho miembros. Y tres de ellos responden directamente a Lavagna.
Si el exministro de Economía se acerca al Gobierno nacional, el interbloque Federal perdería peso en la Cámara Baja.
Todas son especulaciones por estas horas, pero en el Centro Cívico reconocen que si Guzmán se animó a oficializar el proyecto para gravar la “renta inesperada o extraordinaria” es porque tiene alguna certeza de que la iniciativa podría pasar por el Congreso, pese al rechazo de gran parte de la oposición.
Opositor
Desde hace tiempo, Schiaretti no oculta su postura crítica hacia el Frente de Todos. No hace diferencias entre albertistas y cristinistas. Para el gobernador, todos los oficialistas son kirchneristas.
Por orden de Schiaretti, el miércoles pasado el ministro de Industria provincial, Eduardo Accastello, le envió una nota formal al secretario de Energía de la Nación, Darío Martínez, para alertarlo sobre el posible faltante de gas para las industrias, durante el invierno.
Accastello pidió una “reunión urgente” con el funcionario nacional, a quien el propio gobernador calificó de “burócrata de cuarto nivel” en su discurso institucional de apertura de las sesiones ordinarias de la Legislatura, el 1 de febrero pasado.
La carta enviada por el Gobierno de Córdoba tiene un objetivo político: Schiaretti busca ponerse al frente de esta discusión, como ya lo hizo por los subsidios nacionales al transporte y a la energía.
El gobernador comenta a sus colaboradores más cercanos que la interna del oficialismo nacional terminará complicando aún más la ya preocupante situación económica.
Cree que más que cambiar a su gabinete, el presidente de la Nación apelará a “medidas populistas” para tratar de acercar posiciones con la influyente vicepresidenta Cristina Kirchner.
Una medida que está en estudio en la Casa Rosada es el salario universal para desocupados, que vienen reclamando en las calles las organizaciones piqueteras.
“Será un lastre para el futuro, como lo fueron las jubilaciones para las amas de casa que implementó Cristina”, argumentó un funcionario provincial que conoce de cerca el pensamiento del gobernador.
Mientras engorda su álbum político con fotos con dirigentes opositores nacionales, Schiaretti no disimula su pesimismo por el futuro inmediato del país.
