Javier Milei pregona que fue el primer aspirante presidencial que presentó un plan de gobierno. Pero, llamativamente, el candidato más votado en las Paso ahora evita profundizar sobre sus propuestas, algunas extremas, que ya no repite tanto.
Juan Schiaretti es la contracara. El gobernador y candidato presidencial de Hacemos por Nuestro País se muestra como un dirigente “previsible”, que propone un “país normal” en una eventual gestión nacional.
El resultado de las primarias parece haberle dado la razón a Milei. Fue la gran sorpresa. Ninguna encuesta pronosticó su triunfo.
El líder libertario aplica una estrategia electoral basada en cuestionar a la clase política (para él, “la casta”) y es un enigma preocupante cómo gobernaría un país en crisis sin el respaldo de una fuerte estructura política.
Carlos Pagni, analista político del diario La Nación, estuvo este viernes en Córdoba presentando su excelente libro El nudo.
El círculo rojo cordobés fue a escucharlo con la expectativa de que el columnista diera algunas pistas sobre Milei, la nueva estrella de la política nacional. Pagni fue contundente y sincero.
“Todos me preguntan quién es Milei y qué puede hacer en un eventual gobierno. Y la verdad es que no lo sé. Lo desconocido está en su esencia como candidato. Nadie sabe qué hará, y fue el más votado. Esto interpela al resto de la dirigencia. Quienes lo votaron deben pensar ‘si los conocidos nos trajeron hasta acá, prefiero elegir a uno desconocido’”, concluyó el periodista e historiador.
Schiaretti trata de mostrarse como lo opuesto a Milei. El gobernador promete un viaje a lo conocido. Propone llevar a la Nación lo que hizo en Córdoba en sus tres mandatos no consecutivos: su promocionado “modelo de gestión Córdoba”.
De nuevo: muchos votantes, más de siete millones en todo el país, el 13 de agosto eligieron embarcarse en el viaje a lo desconocido que representa Milei.
Los schiarettistas tienen un argumento válido. Explican que el gobernador fue uno de los más votados en la provincia porque los cordobeses lo conocen y saben de su capacidad de gestión.
Los fríos números avalan esa conclusión. Schiaretti sacó en las Paso 565 mil votos en Córdoba y sólo 342 mil en el resto del país. El problema es que se trata de una elección nacional. Su debilidad electoral fuera de la provincia es evidente.
De cara a la primera vuelta de octubre, Schiaretti tiene un menudo desafío: defender los votos en Córdoba, con el único argumento de conseguir más diputados en el Congreso. Ni los propios schiarettistas creen que su jefe político pueda terciar en la pulseada por el poder nacional.
Mientras tanto, Milei, Patricia Bullrich y Sergio Massa vendrán a la provincia por el “voto útil” de elegir a alguien con chances de ser el próximo presidente.
Bullrich vendrá el martes próximo a la ciudad de Córdoba. Su objetivo es hablar con los dirigentes locales de Juntos por el Cambio. El tema central del análisis será buscar respuestas a cómo la alianza opositora perdió más de 30 puntos en este distrito. La charla será larga, porque las causas son variadas.
Massa, por el voto peronista y radical
Los tres principales candidatos presidenciales vienen por esa porción de voto schiarettista en Córdoba. Massa lo dejó muy claro este viernes, en su breve paso por Tío Pujio y por Villa María.
El candidato oficialista sabe que Córdoba es el distrito más adverso para el Gobierno nacional. Pero esta provincia tiene una particularidad que la diferencia del resto: está Schiaretti, un crítico del kirchnerismo, pero con base electoral peronista.
Massa dejó al desnudo su estrategia para la provincia en su discurso en Tío Pujio al lanzar el Gasoducto del Norte: elogió a José Manuel de la Sota, a Schiaretti y al gobernador electo Martín Llaryora.
“El 10 de diciembre aspiro a ser presidente y a tener a Llaryora y a todos los cordobeses sentados a la mesa participando de mi gobierno, que será de unidad nacional”, exclamó el ministro de Economía, utilizando una definición de Schiaretti.
Eso fue en público. En privado, en un almuerzo con más de un centenar de intendentes en Villa María, Massa desnudó su plan para convencer al menos a una porción de los peronistas.
“Juntos por el Cambio ya no representa el cambio. El próximo presidente soy yo o es Milei. El año que viene será muy bueno desde lo económico. Conmigo habrá un país previsible. Ustedes deciden para quién trabajarán”, les dijo a los intendentes peronistas.
Hay otro mensaje que no bajó Massa, pero sí sus dirigentes más cercanos a los peronistas cordobeses. “Sergio es el único que puede, desde el peronismo, terminar con el liderazgo de Cristina Kirchner. En un hipotético gobierno de Milei o de Bullrich, ella seguirá teniendo la centralidad de la oposición”, les dijeron a los peronistas cordobeses, en un mensaje que también llegará a los radicales anti-K.
Massa regresó de los Estados Unidos y su primer acto de campaña fue en Córdoba. No fue una elección al azar. Con los resultados de las primarias, los massistas creen que en esta provincia puede duplicar los votos (8%) que obtuvo en las Paso.
Un objetivo optimista, tanto como el candidato presidencial, que, pese a los números rojos de la economía y a la tensión social por los intentos de saqueos, no pierde la ilusión de enfrentar a Milei en el balotaje, la misma aspiración que tiene Bullrich.
