La nueva fase en la que ingresó el plan económico del presidente Javier Milei, tras la finalización parcial del cepo y la puesta en marcha del nuevo esquema de flotación del dólar, ya muestra un impacto irregular y ambivalente en la administración provincial que conduce el gobernador Martín Llaryora.
En el Panal celebran el sendero de estabilización macroeconómica, apuntalado por el nuevo endeudamiento con el Fondo Monetario Internacional. Ese camino allana la posibilidad de volver al mercado financiero para colocar deuda en dólares, un objetivo indispensable para el gobernador si quiere cumplir con las obligaciones financieras y los proyectos de obra pública anunciados. En síntesis, la opción de acceder a nuevo financiamiento externo asegura fluidez en la gestión, concepto sagrado del oficialismo provincial. “Sin gestión, no hay futuro”, repiten como un mantra los “Llaryora boys”.
La contracara de la reconfiguración del esquema cambiario es el sacudón inmediato que está recibiendo la economía real. En ese plano, no hay mucho para festejar, por el momento. Es la parte que más inquieta no sólo a Llaryora, sino a cualquier administrador público. Si bien el nivel de la devaluación del peso respecto del dólar es menor al esperado –por ahora, por debajo del 10%, según la cotización de los primeros tres días–, las primeras jornadas exhibieron una volatilidad que hizo mover los precios relativos de la economía. Ese zamarreo aún no encontró ni piso ni techo, y está teniendo consecuencias en la microeconomía, tanto del sector privado como del público.

Llaryora observa el Excel de la planilla de sueldos que debe pagar mes a mes la administración provincial y hace cuentas. Tiene un acuerdo cerrado con los docentes de la UEPC, que incluye una cláusula gatillo ajustada por inflación desde septiembre. Además, está pendiente la negociación de un esquema similar con el resto de los estatales.
El repunte que ya tuvo la inflación nacional en marzo, y que seguramente crecerá en abril y junio por efecto del movimiento del dólar, complejiza los planes que había definido la Provincia en materia salarial. Los gremios no perderán tiempo en solicitar un reajuste sobre la marcha, por el salto de los precios.
Hay un dato que genera escozor en el Panal: por cada punto más de inflación que no se compense vía recaudación, el Tesoro provincial debe aportar unos 1.700 millones de pesos mensuales. La marcha de los ingresos propios en el arranque de abril y hasta antes del anuncio del nuevo esquema cambiario “no era buena”, advierten en el Centro Cívico. En la Municipalidad de Córdoba, donde las cuentas están mucho más sobreexigidas, el panorama es aún más complejo. El intendente Daniel Passerini no oculta esa preocupación.
¿Pullaro, el ejemplo a seguir?
En un año en el que habrá elecciones distritales legislativas, es imposible disociar los efectos de la economía del plano político-electoral. La mirada del oficialismo provincial sigue posada sobre el contundente triunfo que logró el radical Maximiliano Pullaro en los comicios para convencionales constituyentes del domingo último, en Santa Fe. El gobernador Pullaro tiene casi en el bolsillo su reelección, objetivo central de la reforma constitucional que está en marcha en la provincia vecina, donde todavía está vedada la posibilidad de un segundo mandato consecutivo.
En el schiarettismo tomaron nota del protagonismo de Pullaro y del excelente resultado que logró “poniendo el cuerpo” como cabeza de su lista. Por más que el exgobernador Juan Schiaretti haga transmitir que le irrita escuchar a llaryoristas pedir públicamente que lidere en octubre la boleta de Hacemos Unidos por Córdoba, la opción de que sea candidato está latente. “No hay nada descartado. La decisión la tomará Juan cuando llegue el momento, y lo hará analizando la mayor cantidad de elementos disponibles. Hay mucho tiempo por delante aún”, aseguran quienes dialogan con el líder nacional de Hacemos.

En el Panal dicen no desesperar por la indefinición de Juan Schiaretti. “No es un problema. Con el nivel de posicionamiento que tiene, puede decidirse un día antes y no alteraría los planes”, afirman. Las mismas fuentes reconocen que las opciones propias ante un “no” de Schiaretti están por debajo del potencial de la marca Hacemos, una forma de admitir la dificultad del escenario electoral para el peronismo.
La posibilidad de que el radical Rodrigo de Loredo encabece una propuesta opositora con aprobación libertaria preocupa a los residentes del Panal. Estiman que el piso de esa opción garantizaría entre 40 y 45 puntos provinciales. Es el escenario más temido por el oficialismo: sin atomización de los rivales, las chances de ganar o de hacer un gran papel electoral se achican.