Como subrayaron, los tres gobernadores de la Región Centro dejaron claro que, más allá de las diferencias partidarias, existe un denominador común entre ellos: el peronista Martín Llaryora, el radical Maximiliano Pullaro y Rogelio Frigerio, del PRO, coincidieron en algo más que en el diagnóstico: compartieron una agenda de gestión.
En ese marco, los tres mandatarios alzaron la voz para reclamar a la Nación por los fondos que –aseguran– deben llegar a las provincias pero son retenidos por la Nación.
Pero lo que más inquieta a los gobernadores no es la asfixia financiera. Una preocupación más profunda los atraviesa: la caída del empleo, producto de una economía estancada y de importaciones que crecen sin control, erosiona los mercados locales.
En respuesta a ese escenario sombrío, decidieron avanzar en la creación de un organismo ejecutivo regional que permitiera monitorear en tiempo real el empleo en sus provincias.
Una herramienta técnica, pero también política: es un gesto que anticipa que el desempleo podría agravarse si no se modifica el rumbo económico.
Un rumbo que hoy conduce Luis Caputo, sostenido con férrea convicción por el presidente Javier Milei, quien no ha dudado en calificar a su ministro –con tono épico– como “el mejor ministro de Economía de la historia argentina”.
No obstante, y aunque en privado son muy críticos de la gestión libertaria, los gobernadores eligieron una estrategia cuidadosa en público.

Se mostraron dispuestos al diálogo con la Casa Rosada, aunque en voz baja reconocen que no esperan cambios hasta que pasen las elecciones legislativas de octubre. La política –como tantas veces– marca los tiempos.
Pesimismo
En sus conversaciones reservadas, los mandatarios compartieron un diagnóstico pesimista: si los libertarios obtienen un triunfo en octubre, se consolidarán en el Congreso y cualquier posibilidad de giro en la política económica quedará aún más lejana.
Ese horizonte desafiante no sólo inquieta a los gobernadores de la Región Centro: también lo afronta toda la dirigencia opositora, sin distinción entre “duros” y “dialoguistas”.
La junta de gobernadores de la Región Centro se reúne tres o cuatro veces por año con el objetivo de delinear políticas de gestión. Pero, en este año electoral, lo político se coló en todas las conversaciones privadas.
En lo electoral, también afloran los matices. Mientras Llaryora y Pullaro se preparan para enfrentar a los libertarios en octubre en sus provincias, Frigerio explora caminos de entendimiento con los hermanos Milei. En Entre Ríos, una eventual fractura entre el oficialismo (PRO-UCR) y La Libertad Avanza podría abrirle la puerta del triunfo al PJ.
Hay una sintonía más profunda que une a Llaryora y a Pullaro. Ambos coinciden en la necesidad de construir un espacio común, una especie de “ancha avenida del medio”, aún en estado embrionario pero con vocación de futuro, pensando en el lejano 2027 o más allá.
Frigerio, en cambio, todavía no se bajó del tren del PRO, el partido fundado por Mauricio Macri y hoy casi absorbido por los libertarios.