Darío Martínez asumió como secretario de Energía el 26 de agosto de 2020, después de que el presidente Alberto Fernández echara a su antecesor, el misionero Sergio Lanziani, porque mantuvo virtualmente paralizada la oficina durante los primeros diez meses de gestión.
El nombre de Martínez rebotó este martes en Córdoba por el encendido discurso del gobernador Juan Schiaretti en relación a lo que pretende el gobierno provincial respecto de la gestión de los biocombustibles.
“Debe haber una nueva ley de biocombustibles que establezca para los derivados del maíz y la soja, el mismo tratamiento que para los derivados de la caña de azúcar. Ni más ni menos”, dijo el gobernador.
“No queremos estar a merced de un burócrata de cuarto nivel que es el secretario de Energía que dice cuál es el nivel de mezcla entre biocombustibles y naftas. Queremos que esté en la ley y que se nos trate igual que a la caña de azúcar”, dijo Schiaretti. Luego desde el Centro Cívico le bajaron el tono a las palabras del gobernador. Aseguraron que en ningún momento quiso referirse en términos personales al funcionario.
Aunque no mencionó a Martínez con nombre y apellido, los dardos del mandatario provincial fueron para este funcionario que era diputado nacional del Frente de Todos por el Neuquén cuando fue convocado para asumir en el Ejecutivo nacional.
La silla que ocupa Martínez no es eléctrica, pero sí se sobrecalienta por las pujas cruzadas entre el kirchnerismo duro y su concepción de cómo se gestiona la energía de un país, y la del albertismo, que pretender reducir subsidios y ahora está obligado por el FMI.
Área caliente
El funcionario apuntado por Schiaretti es el encargo de discutir sobre los subsidios destinados a la electricidad y el gas con las empresas y luego también en el corazón del Gobierno, para el cual este tema es urticante por la diversidad de miradas.
Martínez responde a Martín Guzmán, el ministro de Economía. Pero por su carrera política y afinidades dentro del espacio del Frente de Todos, está ligado a la vicepresidenta Cristina Fernández de Kirchner.
Del funcionario dependen cuatro áreas clave. La subsecretaría de Hidrocarburos, que conduce Maggie Luz Videla Oporto; la subsecretaría de Energía Eléctrica, a cargo de Federico Basualdo; la subsecretaría de Planeamiento Energético, que lidera Santiago López Osornio; y la subsecretaría de Coordinación Institucional de Energía, a cargo de Guillermo Usandivaras.
Si bien Guzmán es el que autoriza o no cualquier disposición de Energía, la gestión del día a día está en manos del secretario, quien además está autorizado a firmar resoluciones de impacto directo sobre los distintos rubros de su área.
Actualmente, Martínez y Basualdo –quien reporta directamente a Cristina y a su hijo, el diputado Máximo Kirchner- están a cargo del operativo para avanzar en la segmentación de tarifas eléctricas en el Área Metropolitana de Buenos Aires.
Martínez también tiene una estrecha relación laboral con Federico Bernal, el bioquímico que es interventor del Ente Nacional Regulador del Gas (ENARGAS) y quien también le responde directamente a Cristina y Máximo Kirchner.
Biocombustibles y Córdoba
Martínez defendió en marzo de 2021, en una reunión informativa de la Comisión de Energía de Diputados, el nuevo Régimen Regulatorio de Biocombustibles que fue impulsado por Máximo Kirchner, cuando el anterior régimen ya contaba con media sanción del Senado para su renovación.
La misma defensa volvió a ser expresada el 13 de mayo ante la Cámara baja y luego el 7 de julio ante el Senado. “Es una gran herramienta para la transición energética, que fomenta el desarrollo de la industria y genera más puestos de trabajo en el interior del país”, dijo en ese momento.
El Senado sancionó finalmente el 15 de julio el nuevo marco de la producción de biocombustibles que reemplazó al que funciona desde hace quince años.
La ley –que tiene vigencia hasta 2030- establece nuevos porcentajes de cortes para nafta y gasoil en relación con los distintos componentes que participen de su elaboración: en el caso de la nafta, pauta un mínimo obligatorio de 12% de bioetanol y una eventual reducción al 9%.
Para el gasoil el corte mínimo del biodiésel es de un 5%, con una eventual reducción al 3%, mientras que para el caso de la caña de azúcar deberá contempla un mínimo de 6% de mezcla obligatoria.
Esto último dejó en manos de Energía –y actualmente de Martínez- la regulación discrecional del corte, lo que la industria señaló como una fuente de incertidumbre y que ahora el gobernador Schiaretti cuestionó.
Según Martínez, “Córdoba es la provincia con más plantas de producción de Bioetano a partir del maíz y la de mayor capacidad de producción del país. Un sector clave que ya produce más que en el 2019 y que cuenta con un horizonte de previsibilidad gracias a la Ley de Biocombustibles”.
