Hay mucho en juego y es encarnizada la pulseada por el poder en la conducción de la CGT Regional Córdoba, que desde hace más de dos décadas está en manos de José “Pepe” Pihen.
El 2 de mayo pasado, el delegado normalizador de la CGT nacional, el metalúrgico Horacio Otero, viajó a Córdoba y dio un ultimátum: 30 días para lograr una lista de unidad en la central obrera local, caso contrario llegaría la intervención nacional.
Desde entonces, hay dos sectores en pugna por el poder en la CGT cordobesa, más otros gremios que están a la expectativa.
Pihen, el actual secretario general (aunque desde la CGT nacional aseguran que es solo un delegado), encabeza un numeroso grupo de gremios (más de 70) que quieren seguir conduciendo la central obrera.
En la vereda de enfrente, el Movimiento de Trabajadores de Córdoba (MTC), que lideran Pablo Chacón (Comercio) y Rubén Urbano (UOM), pretende que Pihen se corra para nominar a una nueva conducción.
“Tiene que ser un dirigente de un gremio industrial o de servicios, del sector privado y en actividad”, fue concluyente Urbano, en declaraciones a La Voz, apuntando a que Pihen se acogió al beneficio de la jubilación.
El MTC aglutina a unos 30 gremios y sería minoría en una eventual votación contra la actual conducción cegetista provincial.
Pero, también hay otros gremios que intentan volver a la central obrera provincial. Sindicatos importantes que lideran la alicaída CGT “nacional y popular” Rodríguez Peña están dispuestos a integrar una nueva conducción unificada.
El gremio de Luz y Fuerza, que conduce Gabriel Suárez, y el Surrbac (recolectores de basura), que sigue liderado por Mauricio Saillén, buscan volver a la CGT oficial.
Otro gremio poderoso como el de Camioneros mantiene contactos tanto con el sector de Pihen como con el que lideran Urbano y Chacón.
El referente cordobés de los Camioneros, Edgar Luján, no disimula su objetivo de ser una prenda de unidad entre los dos grupos enfrentados.
El sector de Pihen dice tener el respaldo de la mayoría de los gremios cordobeses. “Son 73, de los cuales 54 son confederados y tienen representación en la CGT nacional”, argumentan desde el entorno del también legislador provincial peronista.
No obstante, Urbano y Chacón aseguran tener el guiño del triunvirato que conduce la CGT nacional: Héctor Daer (Sanidad), Carlos Acuña (empleados de estaciones de servicios) y Pablo Moyano (Camioneros).
Intereses en juego
En esta pulseada por el poder de la central obrera cordobesa, hay dos potentes intereses en juego: político y económico.
En lo político, con matices, el triunvirato que conduce la CGT nacional está alineado con el Gobierno nacional.
Daer es el referente cegetista más cercano al presidente Alberto Fernández. Pablo Moyano tiene un buen vínculo con el jefe del Estado y también con el cristinismo, especialmente con Máximo Kirchner.
Ambos participaron en la Casa Rosada del acto del anuncio del aumento del mínimo no imponible para el Impuesto a las Ganancias.
Mientras, Acuña es un dirigente que responde al gastronómico Luis Barrionuevo, un hábil negociador, crítico del kirchnerismo, que ahora mantiene reuniones reservadas con el presidente de la Nación.
Si bien no integra el triunvirato de conducción de la CGT nacional, el metalúrgico Abel Furlán es un dirigente de perfil cristinista, con mucho peso en las decisiones.
El dirigente, que recientemente desplazó de la conducción nacional de la UOM al histórico Antonio Caló, es el secretario de interior de la CGT nacional. Tiene la responsabilidad de la reorganización de las regionales en todo el país. Sin dudas, Furlán impulsa a Urbano para conducir la CGT Córdoba.
En síntesis, la CGT nacional está comprometida con el gobernante Frente de Todos nacional.
Mientras que Pihen es un dirigente del PJ cordobés. El gobernador Juan Schiaretti es del espacio peronista, pero está muy enfrentado con el Gobierno nacional. “Es un opositor”, califican al mandatario cordobés en la sede cegetista nacional de la porteña calle Azopardo.
Si bien Pihen es un delasotista histórico, es legislador provincial y siempre militó en el oficialismo provincial. Además, también conduce el numeroso Sindicato de Empleados Públicos (SEP).
En los últimos días, legisladores provinciales schiarettistas se interesaron por la pulseada por el poder en la CGT Córdoba. En los umbrales de un año electoral, para el gobernador y el PJ cordobés no es un detalle menor lo que sucede en la central obrara provincial.
Por ser un dirigente de un gremio estatal provincial, Pihen nunca logró tener un vínculo directo con ninguno de los referentes cegetistas nacionales.
De allí que no sorprende esta embestida de la CGT nacional, que eligió a Urbano y a Chacón como la herramienta para intentar desplazar a Pihen de la conducción local.
Entre los dos sindicalistas opositores a Pihen, también hay matices políticos. Chacón, líder del poderoso gremio de Comercio de la ciudad de Córdoba, luego de un paso fugaz por el Frente Renovador de Sergio Massa, el año pasado volvió al PJ provincial y ahora es un dirigente cercano a la senadora Alejandra Vigo.
Urbano es peronista, pero tiene una relación lejana con el oficialismo provincial. Posee un vínculo tirante con el ministro de Trabajo de la provincia, Omar Sereno, y casi no tiene contactos con el schiarettismo.
El único ministro provincial que suele hablar con el dirigente metalúrgico es Juan Carlos Massei, titular de Desarrollo Social.
Diferencia económica
Más allá de la cuestión política, que le juega en contra a Pihen, hay otro tema del cual se habla poco, pero que influye en las decisiones que toma la CGT nacional.
Para ser el titular de la Regional Córdoba, Pihen también lidera la federación de gremios estatales de todo el país, que el dirigente Raúl Ferreyra creó en la década del ‘70. Esta entidad, que hoy integran estatales de 11 provincias, debe hacer aportes económicos a la CGT nacional.
Las versiones que llegan desde Capital Federal indican que hay una abultada deuda (sería de tres millones de pesos) de esta federación de estatales con la central nacional.
Nadie quiere hablar de esta cuestión, pero, por lo bajo, una fuente de la CGT nacional admitió a La Voz que con Pihen hay “diferencias políticas y también económicas”.
Desde el entorno de Pihen reconocen la deuda, pero aseguran que están negociando un plan de pago para ponerse al día.
Es más, el miércoles próximo, esta federación renovará sus autoridades y Pihen sería reelegido como secretario general. Será otro gesto de fortaleza que intentará mostrar el titular de la CGT cordobesa.
Posible solución
El próximo jueves, Furlán encabezará en Córdoba un plenario normalizador. Vendría acompañado por Daer y por Pablo Moyano.
El objetivo es lograr una conducción de unidad en Córdoba. Las posiciones parecen irreconciliables, pero en las últimas horas surgió una versión que daba cuenta de una posible reunión entre Pihen y la dupla Urbano-Chacón para tratar de lograr un consenso.
Los dirigentes cordobeses tienen unos pocos días para lograr la unidad. Caso contrario, el jueves próximo, los dirigentes nacionales nominarán una comisión normalizadora en Córdoba, que tendrá 60 días para intentar conseguir una conducción de unidad para evitar la intervención nacional.
La única coincidencia que tienen los sectores enfrentados que lideran Pihen y el MTC es –precisamente– evitar la intervención. Este convencimiento podría acercar a las partes.
Entre los gremios comenzó a sonar un triunvirato, Pihen, Urbano y el camionero Luján, que podría integrar la comisión normalizadora o, eventualmente, ser confirmado como la nueva conducción de la CGT Regional Córdoba.
Todo está por definirse, en una pulseada por el poder sindical en Córdoba en el cual están en juego intereses políticos y también económicos.
