Los alimentos y bebidas que conforman la canasta básica incluida en el esquema de Precios Justos registrarán en lo inmediato un incremento de precios del 5%, en tanto que aquellos categorizados como “Premium” subirán un 12%.
Los ajustes fueron acordados este martes durante una reunión con la Secretaría de Comercio, a cargo hasta el 8 de diciembre de Matías Tombolini, encuentro donde se intentó poner un límite a las subas en medio de la transición.
Como se conoce, otros productos, como los fideos secos, verificaron un ajuste de hasta 54%, como consecuencia de la finalización del fideicomiso que imperaba para las harinas.
Tombolini encabezó hoy una reunión vía zoom con distintos actores de la cadena fabril y de comercialización. Según pudo conocer La Voz, a diferencia de otras reuniones similares, en esta ocasión contó con pocos participantes.
Allí, el funcionario expresó que los alimentos y bebidas de la canasta alimentaria básica registrarán en lo inmediato un incremento del 5%, a lo que en diciembre se agregará otro 8%.
Con ese ajuste, terminará la función de la actual gestión del ministro de Economía, Sergio Massa, en el control de precios. Después, si esta política continúa o no, será responsabilidad del nuevo gobierno encabezado por el presidente electo Javier Milei, aclaró Tombolini a los participantes.
“La Secretaría le pidió a los participantes responsabilidad en los aumentos de precios, dado que hoy no cuenta con mecanismos como para poder incidir en que no se muevan”, explicó una fuente con acceso a esa reunión. “Todo depende de la buenavoluntad”, agregó el informante.
Una empresa líder en artículos de higiene personal indicó que no podía “aguantar más” la presión de los costos, muy incididos en este caso por los problemas para importar insumos, y planteó que llevaría los aumentos entre 25% y 45%, según las líneas. Esos ajustes ya se están produciendo.
También una marca central en el mundo de las aguas gaseosas habría comunicado incrementos del 30%.
Fin del fideicomiso harinero
En el caso de las harinas y las pastas secas, la situación es particular y no alcanza al resto de los alimentos.
Quedó sin efecto, salvo para una sola marca, el triple fideicomiso que funcionaba sobre las harinas, las pastas secas y los envases. En el primer caso, el Estado ponía U$S 25 millones para frenar el precio del kilo de harina triple cero. La mayor parte de los molinos decidieron no participar más y ese esquema quedó desactivado, dijeron fuentes del sector.
Se agrega por estas horas una dificultad adicional para la industria molinera: no está siendo posible el abastecimiento de trigo. “No hemos podido comprar una sola tonelada de trigo, lo que tenemos está a precio sin fijar, razón por la cual tampoco podemos vender”, explicó un interlocutor de este medio.
