El oficialismo y la oposición, sobre todo los principales candidatos a gobernador, Martín Llaryora y Luis Juez, viven las horas más agobiantes: las previas a las oficialización de las listas.
Presiones, discusiones, idas y vueltas son el sinónimo de los momentos que preceden al arranque de la campaña, cuando los candidatos se muestren sonrientes, como si nada hubiera pasado.
Se podrá discutir la profundidad de esos debates internos en cada espacio. Hay una regla no escrita en la política que indica que los tironeos son siempre más profusos en la oposición.
En general, en los oficialismos la verticalidad y los liderazgos están más claros. Eso facilita las decisiones sobre las candidaturas, lo que no significa que no haya tensiones y disputas por los lugares en las listas.
Esta introducción podría ser una radiografía de la realidad de las últimas horas en la alianza oficialista Hacemos Unidos por Córdoba y la opositora Juntos por el Cambio, a menos de 24 horas de mostrar sus cartas; es decir, a sus postulantes.
En este contexto, el PJ cordobés, la columna vertebral de la alianza oficialista, se apresta a afrontar dos procesos electorales con un hecho inédito: dos extrapartidarios completarán la fórmula provincial y la de la ciudad de Córdoba.
La radical Myrian Prunotto acompañará a Llaryora a nivel provincial, y el presidente del PRO en Córdoba, Javier Pretto, integrará el binomio capitalino que encabezará el viceintendente Daniel Passerini.
Apertura
La apertura hacia otros espacios no peronistas la inició José Manuel de la Sota en 1998, con la alianza Unión por Córdoba, que llevó al PJ al poder provincial hace casi 24 años.
La gran novedad en aquella elección provincial fue la incorporación de la Ucedé, con Germán Kammerath como vice de De la Sota en la fórmula que venció al gobernador radical Ramón Mestre.
En realidad, en aquel momento, luego de 16 años de gobiernos radicales, De la Sota y su equipo publicitario brasileño creían que no se podía ganar en Córdoba con el sello del peronismo. Fue una apertura más forzada por este convencimiento que por convicción de pluralismo político.
Desde entonces, la alianza que hegemonizó el PJ siempre incluyó a distintos partidos. En 2019, el gobernador Juan Schiaretti intentó acentuar esa apertura, modificando el sello histórico que creó De la Sota por Hacemos por Córdoba, que incluyó a una docena de partidos.
Esta elección provincial tendrá un valor simbólico para el PJ cordobés: no estarán los apellidos De la Sota y Schiaretti en primer lugar de la boleta.
Consciente de esta renovación obligada, también alimentada por la imposibilidad de reelección después de dos mandatos consecutivos, Llaryora trata de profundizar esa apertura con una radical militante en su fórmula.
Llaryora ha remarcado una diferencia con la alianza que encabeza Schiaretti. Viene diciendo que la apertura que pregona no será sólo electoral. Asegura que en caso de ganar, su gobierno será “de coalición”.
“Estamos impulsando una coalición de gobierno, que es diferente a una suma de partidos”, argumentó el candidato oficialista el verano pasado, durante una visita a la ciudad de Villa María.
Un eventual gobierno de coalición fue la promesa con la cual Llaryora convenció a radicales y a algunos dirigentes del PRO para que se sumaran a la coalición que lidera el PJ.
No obstante, la estrategia del candidato peronista, avalada por el gobernador Schiaretti, también apunta a debilitar a la oposición, que en esta oportunidad se presentará unida, más allá de sus tensiones internas.
En horas frenéticas de negociaciones, Llaryora trata de cerrar algunas heridas internas generadas por el hecho de que dos extrapartidarios vayan en las fórmulas.
El riocuartense Juan Manuel Llamosas era uno de los peronistas mejor posicionados para integrar el binomio provincial. Ahora encabezar la lista sábana, con la promesa de ser el presidente provisorio de la Legislatura, en caso de que el oficialismo siga en el poder.
En las últimas 24 horas, Llaryora se reunió con Natalia de la Sota y Manuel Calvo para acercar posiciones. Por distintos motivos, ambos se sintieron afectados por la decisión de abrir las listas a extrapartidarios.
De la Sota trabajó para integrar una fórmula bien peronista. El actual vicegobernador aspiraba a ocupar el lugar que tendrá Llamosas. Hasta habría amagado con renunciar a la jefatura de campaña en el interior.
Todo indica que Llaryora y Calvo zanjaran las diferencias. Se trata de dos dirigentes que supieron ser rivales políticos en el departamento San Justo.
Llaryora y Prunotto ya se sacaron la foto de la fórmula oficialista. Los llaryoristas optimistas aseguran que la inclusión de la dirigente radical sumará más voluntades del centenario partido en el interior.
También hay voces disonantes en el oficialismo que no se harán públicas pero que cuestionan la apertura de las fórmulas a no peronistas.
Para esos dirigentes, la inclusión de extrapartidarios no suma votos y trae problemas internos. Por lo bajo, los cuestionamientos apuntan sobre todo a la inclusión de Pretto, en la Capital.
Como repiten los peronistas pragmáticos, en política los aciertos se cobran y los errores se pagan. Eso recién se verá con el veredicto de las urnas.
