El piso electoral individual de Javier Milei es el techo de las principales fuerzas que participarán en los comicios presidenciales. Va de nuevo: el umbral más conservador de expectativa electoral que hoy ostenta el líder libertario está al mismo nivel –o incluso por encima– que la suma de los aspirantes de Juntos por el Cambio y del Frente de Todos a suceder a Alberto Fernández a partir del 10 de diciembre. El escenario ya es de tres tercios iguales.
Milei es el único dirigente nacional que crece en la consideración social. Hay consenso unánime de ese presente entre los principales consultores políticos y encuestadores.
La foto actual, de todos modos, va a cambiar, advierten los mismos especialistas. Y remarcan como muy probable que esa alteración no modificará la inercia actual, sino todo lo contrario: se encamina a confirmarse.
Ese fenómeno, que es de carácter inflacionario para la figura del polémico líder de La Libertad Avanza, está ligado directamente al pésimo presente económico. La relación es lineal: más se deterioran las variables y condiciones socioeconómicas, más crece el rechazo ciudadano al oficialismo. Y por el momento, el único que capitaliza ese enojo es Milei.
El todavía reciente fracaso económico del gobierno de Mauricio Macri también le juega a favor al diputado libertario.
Milei hace un activo de su condición de político virgen aún en la gestión. No hizo nada; ergo, no tiene la culpa de nada. A lo que suma su hasta ahora infalible discurso anti-casta que, para el lúcido politólogo Andrés Malamud, se convertirá –en caso de llegar al poder– en el principal impedimento para concretar los cambios que dice el actual diputado son necesarios para encauzar el país. Si, como dice Milei, los políticos tradicionales son el centro de los problemas, asoma como un enigma inquietante cómo brindar soluciones en convivencia con esos mismos dirigentes.
Milei: fenómeno nacional, no provincial
Milei es un fenómeno de carácter estrictamente nacional. Casi no tiene referentes reconocidos en las provincias y, sin embargo, viene logrando desempeños que cualquier nueva fuerza envidiaría.
Hasta hace muy poco, en las ocho provincias donde ya se realizaron elecciones locales, Milei era un personaje casi desconocido. Las únicas referencias que esos argentinos tenían del economista dependían casi exclusivamente de sus incursiones televisivas y del rebote de estas en las redes sociales. Su cabellera disruptiva llamaba tanto la atención como sus ideas liberales ubicadas a la derecha de la derecha en el espectro ideológico.
Hoy, menos de dos años después, candidatos que en algunos casos ni siquiera cuentan con el respaldo explícito de Milei lograron cosechar adhesiones por encima de sus expectativas.
Los postulantes provinciales a los que Milei sí apoyó oscilaron entre los 15 y los 8 puntos. En Córdoba, las partidos más pequeños darían lo que no tienen por conquistar esos niveles de adhesión. Por eso, entre otras cosas, son discutibles las evaluaciones post elecciones que consideran esos desempeños distritales mayoritariamente como fracasos.
En La Rioja, por ejemplo, se produjo el pico de apoyo más alto. Allí, un sobrino de Carlos Menem obtuvo el mayor registro del team libertario. En Río Negro y en Neuquén, los valores estuvieron cerca de los 10 puntos. En Jujuy, una candidata que buscó sin éxito una foto con el libertario acumuló más de tres puntos. La semana pasada, en Tierra del Fuego, otro postulante que se presentó como liberal pasó los siete puntos. ¡Cuántos desearían fracasar como estos candidatos!
En Córdoba, con un escenario que va camino a una polarización extrema entre el oficialismo y Juntos por el Cambio, superar los cinco puntos será todo un logro para las fuerzas que se concentran exclusivamente en llegar a la Unicameral.
Milei es un fenómeno nacional y parece encaminado a confirmarlo en las urnas. “Ya lo tengo medido en tercios iguales con el oficialismo y con Juntos por el Cambio, pero él es el único que crece. Vamos camino a una primera vuelta que puede ser explosiva”, advierte un consultor nacional de primera línea.
Su carácter competitivo en el plano nacional es transversal en la mayoría de las provincias. Que sus candidatos o quienes dicen representar sus ideas en los distritos del interior estén lejos de los guarismos que se proyectan para Milei en las Paso no debe sorprender. Es, en cambio, una ratificación de una tendencia lógica. El patrón de los comicios ya realizados es nítido: respaldo a los oficialismos. En esas provincias, en paralelo, Milei aparece al tope de las preferencias para la competencia nacional. En algunos lugares, supera el 45 por ciento. El fenómeno es nacional.
Por eso, en Córdoba Milei aparece cabeza a cabeza con Schiaretti en la intención de votos y, sin embargo, los libertarios que pretenden su apoyo no llegarían a los dos dígitos.
Aun con una plataforma política que apunta a recortar derechos esenciales, Milei no deja de sorprender y crecer en los sondeos. La pregunta sobre si es posible que sea presidente inquieta cada vez más a los actores de poder de la Argentina. Lo que Milei llama “casta” comienza a darle la razón: hay miedo.
