La debilidad de la recuperación económica y el freno a los aumentos salariales que impuso el gobierno, ahogó la recomposición del poder adquisitivo de las familias que mes a mes enfrentan mayores dificultades para cumplir con las deudas contraídas.
Si bien la mayor disponibilidad de créditos con tasas más bajas apuntaló el consumo de bienes durables sobre todo en 2024, ahora, con un panorama menos favorable, comienza a aumentar la morosidad en los pagos.
Así lo reflejan informes del propio gobierno que le añaden una luz amarilla al plan económico, a la ya conocida debilidad en el consumo de bienes masivos y al paso errático de la industria y la construcción.
En su informe mensual sobre el sector, el Banco Central precisó que en mayo el crédito a las familias aumentó 0,9 puntos con relación a abril hasta ubicarse en el 41,3% respecto al total entregado por las entidades.
Este aumento fue de 0,4% en los préstamos tomados en moneda (33,4% del total) y en la misma proporción en moneda extranjera (7,9%).
Si se compara con mayo del año pasado, los préstamos al sector privado se incrementaron 16,5 puntos porcentuales (12,8 puntos más para las partidas en pesos y 3,7% para los rubros en moneda extranjera).
Si bien este es un aspecto positivo, el hecho de que la morosidad aumente introduce la duda si este financiamiento es por una toma de deuda mal calculada o por una mayor dificultad para hacer frente a los compromisos tomados.
Según el Banco Central en mayo el nivel de incumplimiento ascendió 0,4 puntos a 2,6% del total. Cabe apuntar que en abril ya había subido 0,2 puntos. En enero el índice de morosidad era de 1,63%, con lo cual en los primeros cinco meses se incrementó en un punto porcentual.
El dato resulta más preocupante cuando se desagrega. Se observa que la morosidad en el crédito a familias ascendió a 4,5%, que se eleva a 4,9% cuando se pone la lupa en las líneas vinculadas al consumo. En abril había sido de 3,7%, lo cual refleja un alza de 0,8 puntos. En enero era de apenas 2,7%, lo cual muestra un incremento de 1,8 puntos.
Diferente es el caso de las empresas, donde la morosidad es de 1% del total, con una leve suba respecto a abril cuando había sido de 0,9%. En enero ese indicador se ubicaba en 0,77%. El Banco Central señaló que este pequeño incremento se distribuyó en forma homogénea en todos los sectores, y aclaró que en el caso de la industria se mantuvo estable.
No obstante la tendencia, en la evaluación general, el Banco Central consideró que estos niveles de irregularidad aún no serían preocupantes dado que se encuentran por debajo del promedio de los últimos años 20 años que es de 3,1%.
Por los problemas para el pago de los saldos las familias restringieron el consumo y cayeron las ventas a través de tarjetas de crédito.
De acuerdo a un trabajo de First Capital Group en junio se produjo una caída mensual del 0,9% en las compras con tarjetas y fue el segundo mes consecutivo de retroceso.
“Si bien también afecta la cercanía del aguinaldo, la mayor influencia en la caída, la debemos buscar por el lado de la ausencia de programas de cuotas con y sin interés. Se ha comprobado en anteriores momentos, que la utilización de esas herramientas, potencian el crecimiento de la cartera y su ausencia las deprimen”, explicó Guillermo Barbero, socio de First Capital Group.
En principio, en junio hubo un recorte de la oferta de planes de financiación especialmente en planes de cuotas sin interés, que se sumó a la finalización del plan Cuota Simple que si bien venció el 30 de junio sus efectos comenzaron a observarse con anterioridad.
Pero esta dinámica no fue solo en el segmento de pesos, ya que el financiamiento con tarjeta en dólares disminuyó 18% contra mayo, aunque aumentó 40% comparado con junio de 2024.
Entre las razones se apunta una mala planificación de las familias, pero también el elevado costo financiero que aún mantienen los bancos pese a la baja de la inflación.
Pese a los dichos del gobierno, en los primeros meses del año los salarios del sector privado perdieron contra la inflación. El último dato disponible del INDEC a abril marca que las remuneraciones privadas de empleados registrados subieron 9,6% mientras que la inflación en el período fue de 11,6%.
Esto provocó un desfasaje entre los planes de pagos comprometidos por las familias y los ingresos obtenidos.
Cabe recordar que el gobierno se negó a convalidar acuerdos paritarios por sobre la pauta de inflación proyectada.
En el caso de las tasas de interés, los bancos cobran un promedio de 90% de tasa de interés contra una inflación anual que cayó al orden del 30%. Este es el costo que se paga por los saldos en caso de hacer un pago mínimo, lo cual incrementa exponencialmente la deuda mes a mes.