El lunes pasado, pocas horas después de la derrota en las elecciones legislativas nacionales, el gobernador Juan Schiaretti se mostró recorriendo obras en el interior. El mensaje fue claro: luego de la agitada campaña que lo tuvo como protagonista, el mandatario provincial se concentra en la gestión.
En la noche del domingo, en el mensaje a la militancia peronista, Schiaretti había brindado otro indicio político concreto sobre cómo se plantará en el futuro inmediato. Aseguró que “desde Córdoba impulsaremos una alternativa federal a este país unitario”.
Como lo hizo durante la campaña para las legislativas del 14 de noviembre, el gobernador se diferenció tanto del kirchnerismo como de Juntos por el Cambio, la principal alianza opositora nacional.
En política está muy instalada una regla que indica que para vislumbrar qué harán los gobernantes o líderes partidarios hasta la próxima elección, hay que escuchar los discursos, luego del veredicto de las urnas, sea triunfo o derrota.
Schiaretti remarcó que desde Córdoba impulsará un espacio que intentará ser una opción diferente a la grieta que hoy representan el kirchnerismo y Juntos por el Cambio.
Una “avenida del medio” que el propio Schiaretti había impulsado en 2018, pero que se derrumbó con el surgimiento del Frente de Todos.
En aquel intento, sus socios originales fueron Miguel Ángel Pichetto y Juan Manuel Urtubey. Luego se sumó Sergio Massa, hasta que acordó con Cristina Fernández.
La proyección nacional del “modelo de gestión cordobés”, como suele definirlo el gobernador, aún no genera entusiasmo en el PJ local.
Ministros, legisladores e intendentes peronistas están preocupados en mantener el poder en Córdoba, pensando en el lejano 2023.
Esa inquietud se alimentó con la consolidación de la oposición provincial, luego del contundente triunfo en las elecciones legislativas.
Para los peronistas tampoco es un dato menor el resurgimiento político de Luis Juez y la consagración del radical Rodrigo de Loredo.
Sus íntimos aseguran que Schiaretti no desconoce esa realidad. “No se confundan. “El Gringo” no cambió su prioridad, que sigue siendo que el PJ siga en el poder en Córdoba. La proyección nacional que anunció es precisamente para afianzar al PJ provincial”, argumentó un peronista que conoce mucho al gobernador.
Plan C (de Córdoba)
La foto del lunes pasado de Schiaretti recorriendo la obra de pavimentación de la ruta S-390, que une Calchín con Carrilobo, va en sintonía con el comentario del funcionario provincial: el gobernador seguirá priorizando la gestión, más allá de su posicionamiento político nacional.
Esto quedó demostrado con el presupuesto que envió a la Legislatura: 133 mil millones de pesos destinados a infraestructura para el año que viene. Un aumento del 130% respecto a lo gastado en obras durante el 2021.
En el Centro Cívico no lo admitirán para no generar ruido con el resto de los intendentes peronistas que gobiernan la mayoría de las ciudades más grandes del interior, pero Schiaretti seguirá respaldado la gestión del intendente capitalino Martín Llaryora, su más probable candidato a sucederlo en el oficialismo.
El propio intendente agradeció el respaldo de la Provincia en uno de los últimos actos de campaña. “Agradezco al gobernador su apoyo. No nos está dando una mano en la Capital, nos está dando las dos manos”, se sinceró Llaryora.
Schiaretti tiene claro que luego de 24 años de gestiones peronistas, el único modo de aspirar a retener el poder provincial, dentro de dos años, es terminar su mandato con una alta consideración de los cordobeses. La misma regla correr para Llaryora, si aspira a sucederlo.
No obstante, no son pocos los peronistas que observan con cierta inquietud hacia el Frente de Todos, que ratificó que tiene en un piso del 10 por ciento en la provincia.
El mensaje crítico del gobernador hacia la Casa Rosada parece alejar la posibilidad de un acuerdo con los K.
El presidente del PJ provincial, el legislador Oscar González minimizó la lectura de los que dicen que para ganarle a Juntos por el Cambio, hay que acordar con el Frente de Todos.
“El cristinismo duro nunca nos votó en Córdoba y no creo que lo hagan en el futuro. En mi opinión personal, no tenemos que contar con esa porción de votantes, más allá de que nosotros siempre estaremos abiertos al diálogo”, dijo el jefe de campaña de Hacemos por Córdoba.
Schiaretti quiere olvidar rápido el trago amargo de la derrota en los comicios legislativos. Se concentra en la gestión y mira desde bien lejos a la Casa Rosada.
Renovación de autoridades
A mediados de marzo del año que viene se renovarán las autoridades del PJ cordobés. La nueva conducción asumirá con dos años de demora, ya que se debió hacer en marzo del año pasado, pero por la pandemia de Covid se pidió una postergación, que se renovó este año.
El PJ cordobés es presidido por el legislador Oscar González, desde el 1º de noviembre de 2019, cuando el entonces titular Carlos Caserio renunció para sumarse al Frente de Todos.
La renovación de la cúpula del PJ cordobés siempre fue un trámite, desde que José Manuel de la Sota llegó al poder provincial, el 12 de julio de 1999.
El gobernador de turno, De la Sota o Juan Schiaretti imponían al presidente del partido, rodeado de referentes territoriales del interior.
En febrero del año pasado, en un contexto político distinto, González y Carlos Gutiérrez habían tenido una reunión informal con Caserio y la cristinista Gabriela Estévez.
El objetivo era consensuar una nueva conducción. La pandemia de Covid congeló aquellas conversaciones, que estaban bien encaminadas.
Hoy el contexto político es diferente. El gobernador Schiaretti se plantó como un duro opositor a la Casa Rosada y a la conducción nacional del PJ, que encabeza el presidente Alberto Fernández.
Es más, por ahora sólo como un trascendido, en los últimos días llegó desde Buenos Aires la versión que indica que la conducción nacional del partido estaba evaluado una posible intervención del distrito Córdoba, luego de que Schiaretti enfrentara en las urnas al Frente de Todos, cuya columna vertebral es el PJ.
Los schiarettistas calificaron de “ridícula” esta versión. “No hay motivos para la intervención”, dijeron. Pero lo concreto es que las diferencias entre schiarettistas y el Frente de Todos pueden complicar consensuar una nueva conducción del PJ local.
