Ante la disparada de la inflación, el conjunto de alimentos básicos para la supervivencia de una familia tipo duplicó su valor en octubre respecto al mismo mes del año pasado, situación que empeorará los niveles de pobreza e indigencia en la Argentina.
La Canasta Básica de Alimentos (CBA) –cuyo valor determina la línea de la indigencia- alcanzó a $62.105,66 durante el mes pasado para una familia compuesta por un matrimonio y dos hijos menores.
La CBA está integrada solo por productos alimenticios para la supervivencia de ese grupo durante un mes y quienes no alcanzan ese nivel de ingreso son considerados indigentes.
El valor de la CBA para octubre tuvo un incremento de 101% en forma interanual, luego de un alza de 9,4% con relación a septiembre. En los diez primeros meses del año el aumento llegó a 88,4%.
En tanto, la Canasta Básica Total (CBT) –que define la línea de pobreza- trepó a $ 139.737,74 para el mismo conjunto familiar.
Esto significa aumentos de 9% frente al mes anterior, de 82,36% desde diciembre pasado y de 93,1% con relación a un año atrás.
A diferencia de la CBA, la CBT añade a la lista de alimentos una serie de servicios básicos como luz, agua, gas y transporte, para el desarrollo familiar a lo largo de 30 días.
Estos números marcan claramente que la inflación impactó con mucha mayor fuerza en los sectores de menores ingresos, dado que el Indice de Precios al Consumidor (IPC) arrojó para octubre un alza de 6,3%. El acumulado de diez meses fue de 76,6% y la interanual de 88%.
Cuando se observa la variación interanual la diferencia con la canasta de indigencia es de 12 puntos de impacto directo en los sectores más vulnerables.
En el caso puntual de octubre el golpe inflacionario sobre ambas canastas fue casi 3 puntos mayor al que sufrió el resto de la sociedad.
Con el avance de los precios de octubre la situación de los sueldos es cada vez más delicada, ya que el promedio salarial de los empleados formales es apenas superior a los $160.000 y para superar la pobreza ya se necesitan cerca de $140.000.
Esta inercia acentuada en las últimas semanas generará como derivación directa un ascenso de los niveles de pobreza e indigencia.
El nuevo dato oficial por parte del INDEC recién se dará a conocer en marzo del año que viene y referirá al cierre de 2022. En la medición que se difundió el 28 de septiembre al 30 de junio de este año la tasa de pobreza era de 36,5%.
A partir de ese momento se aceleró la inflación, en especial la de los alimentos, con lo cual todos los indicios permiten inferir un marcado incremento de la pobreza y la indigencia en la segunda parte de este año.
Con datos que hacían prever este escenario, el Gobierno aceleró la implementación del programa “Precios Justos”, para anclar el valor de un grupo de alimentos esenciales y darle un sendero de precios previsibles con ajustes de 4% mensual.
Asimismo, se buscó aliviar la situación de los jubilados y pensionados con un nuevo bono, al mismo tiempo que negó la instrumentación de una suma fija para los sectores asalariados.
