“Macri nos decepcionó”. Esa fue la contundente definición de Marcos Carasso, flamante presidente del radicalismo cordobés, sobre las declaraciones de Mauricio Macri que generaron un gran revuelo en la ya convulsionada coalición Juntos por el Cambio.
Los radicales se enfurecieron con los elogios del expresidente hacia el gobernador Juan Schiaretti y las críticas –sin nombrarlo– a Mario Negri, su candidato a gobernador en 2019.
Ramón Mestre también cayó en la volteada. No hubo referencia de Macri hacia él, pero fue una forma de minimizarlo como dirigente.
El expresidente vino esta vez a Córdoba a hacer política, no a descansar como lo hizo semanas atrás.
Llegó con un objetivo claro, más allá de la excusa de presentar su libro Primer tiempo: impulsar a Gustavo Santos como primer candidato a senador, pero sobre todo imponerlo como el futuro aspirante a gobernador, en el lejano 2023.
El propio Carasso asegura que le dijo en la cara al expresidente todo lo que el radicalismo resumió en un duro documento en contra del expresidente.
“Tiene que venir a potenciar a nuestros dirigentes, no al gobernador Juan Schiaretti, con el cual no tenemos nada que ver”, rezongó el intendente de General Cabrera.
Macri actuó como si fuera el gran elector en Córdoba, como lo fue cuando habitaba la Casa Rosada. “Ya no lo es”, aseguró otro radical, con el ceño fruncido.
Golpeado
El más golpeado fue Negri, quien prefirió el silencio desde Capital Federal, donde estaba para participar de una sesión importante en Diputados, en la cual se aprobó la prórroga de las elecciones legislativas.
“Mario fue candidato a gobernador porque Macri se lo pidió”, afirmó un colaborador del titular del bloque radical de la Cámara Baja.
El dirigente negrista desnudó ahora el plan de Macri para Córdoba, dos años atrás: ante la inevitable candidatura de Mestre a gobernador por la UCR, el entonces presidente y la conducción nacional de Juntros por el Cambio le pidieron a Negri que se presentara como candidato.
En el fondo, el objetivo de Macri era dividir a la oposición provincial para favorecer la reelección de Schiaretti. A su vez, el gobernador se habría comprometido a partir al peronismo, con el espacio federal que había ayudado a generar.
Ya se sabe: con una oposición dividida, el gobernador consiguió su reelección con un histórico 57% de los votos.
Hay que poner en contexto aquella elección provincial. Se concretó el 12 de mayo de 2019, cuando Macri estaba lanzado por su reelección y creía que debía enfrentar a Cristina Fernández.
Ocho días después de aquel aplastante triunfo de Schiaretti, la expresidenta hizo el anuncio que dio un vuelco al escenario electoral nacional: no sería candidata presidencial y le dejaba el primer lugar en la fórmula a Alberto Fernández.
Una arriesgada jugada electoral que desorientó a Macri y a su mejor aliado, Schiaretti, quien por entonces intentaba consolidar al Peronismo Federal.
Impacto
Para sorpresa de muchos, la conmoción que generaron los dichos de Macri es vista con optimismo por el Frente de Todos cordobés.
Albertistas y cristinistas no son ingenuos. Aseguran que, una vez más, Macri busca levantar a Schiaretti para que derrote al Frente de Todos en la carrera por la tercera banca en el Senado, descontando que Juntos por el Cambio ganará en Córdoba.
“Está claro que Juntos por el Cambio y Schiaretti comparten electorado en Córdoba. Macri vino a inflar al gobernador porque tiene encuestas que le marcan que nosotros tenemos muchas chances de derrotarlo, en una elección que se polarizará entre quienes votarán a favor y quienes lo harán en contra del Gobierno nacional”, razonó un integrante del Frente de Todos cordobés.
El plan de los dirigentes que responden a la Casa Rosada es fidelizar la porción de voto a favor que el Gobierno nacional tiene en Córdoba.
“No tenemos que ganar. Tenemos que llegar al 25% de los votos para asegurarnos un senador y dos diputados”, sacan cuentas albertistas y cristinistas.
Radicales y juecistas tienen una sensación parecida. Están convencidos de que Macri volverá a jugar a dos puntas: apoyará a su candidato Santos, pero hará todo lo posible para que el schiarettismo termine segundo, en detrimento del Frente de Todos.
No se sabe quién encabezará la boleta de senadores de Juntos por el Cambio, pero no hay dudas de que habrá una fuerte pulseada entre dos peronistas por la tercera banca para la Cámara Alta: la schiarettista Alejandra Vigo y el albertista Carlos Caserio.
Macri dejó claro de qué lado está en esa interna peronista, pero también generó una convulsión interna en la alianza opositora, que pone en riesgo la candidatura de su bendecido Santos.
Negri y Mestre le pasarán factura al expresidente por sus dichos. Ya tienen un plan. Ambos se acercarán al ala dialoguista del PRO, que intenta que Macri se convierta en pasado lo antes posible: Horacio Rodríguez Larreta y María Eugenia Vidal.
