El tablero electoral del cordobesismo está a punto de reconfigurarse por completo si Juan Schiaretti decide encabezar la boleta de Hacemos Unidos por Córdoba. Si el exgobernador finalmente da el sí –posibilidad que los llaryoristas ya consideran casi un hecho–, una candidatura por fuera del oficialismo de Natalia de la Sota dejará de ser funcional para convertirse en un problema incómodo.
Hasta hace poco, cuando la candidatura de Schiaretti parecía descartada, desde el llaryorismo no sólo toleraban sino que incluso alentaban la postulación de la Sota en un eventual acuerdo con el kirchnerismo, que la diputada siempre descartó.
La ecuación que hacían en los pasillos del Centro Cívico era pragmática: sin Schiaretti en juego, el cordobesismo se quedaría con dos de las bancas en disputa, mientras la lista kirchnerista encabezada por De la Sota aseguraría otra. “Eso nos daba dos bancas y media”, explicó un dirigente llaryorista, sin rodeos. “Porque está claro que Natalia no siempre vota con nuestros legisladores, pero sigue siendo una de las nuestras”, añadían.
Pero el panorama dio un giro. Con el kirchnerismo decidido a llevar lista propia y la posibilidad de que De la Sota juegue por fuera del oficialismo, con una tercera lista peronista, su candidatura se vuelve un factor de tensión.
Con Schiaretti compitiendo, los votos que arrastre De la Sota podrían poner en riesgo la tercera banca. Y si el exgobernador decide no postularse, la dispersión entre tres listas peronistas abriría aún más el escenario, al punto de facilitarle una banca extra a los libertarios.
De aliada útil, Natalia de la Sota puede convertirse en una piedra en el zapato para el PJ provincial.
Quinteros vs. Juez: del abrazo, a la guerra fría
Alguna vez compartieron sueños políticos, proyectos y hasta una amistad entrañable, en los comienzos del Partido Nuevo –luego transformado en el Frente Cívico-, fundado por Luis Juez a fines de 2002. Hoy, ese vínculo es parte del pasado. Y el presente está marcado por el encono.
El senador nacional no oculta el destrato hacia su excompañero de ruta, el ministro de Seguridad de la Provincia Juan Pablo Quinteros, a quien no duda en exigirle la renuncia cada vez que tiene oportunidad de hablar del tema.
Quinteros, quien ahora integra las filas llaryoristas, no se queda callado. Días atrás, en una entrevista con La Voz en Vivo -el streaming que se emite de lunes a viernes de 7 a 11 desde la redacción de La Voz- lanzó un dardo directo al corazón del discurso de Juez: “La casta tiene por costumbre trabajar muy poco y vivir del Estado. Es lo que dice el Presidente, y habría que ver cómo se autoperciben algunos”, disparó, en clara alusión al senador.
La disputa, sin embargo, va más allá de las declaraciones. Cada vez que puede, Quinteros se muestra públicamente junto a Patricia Bullrich, ministra nacional de Seguridad, con quien mantiene un excelente vínculo.
Las fotos compartidas en redes sociales, como la reciente durante una reunión del Consejo Nacional de Seguridad Interior, son vistas por Juez como provocaciones cuidadosamente calculadas.
Cuentan que hace un mes, Juez visitó a Bullrich en su despacho para hablar –precisamente– de esa relación. “Mirá, Luis, tengo una buena relación con Quinteros porque debo mantener puentes con las provincias. Nada más”, habría justificado la ministra.
La respuesta del senador, según versiones, fue tajante: “Claro que tenés que tener una relación institucional. Lo que no podías hacer era convertirte en el principal sostén político de ese inútil. Te sacás más fotos con él que el propio Llaryora”, habría rezongado Juez.
Para el llaryorismo, octubre será el laboratorio de 2027
En uno de los despachos del Centro Cívico, cuelga un mapa gigante de la provincia de Córdoba con marcas rojas en los departamentos donde Martín Llaryora no logró buenos números en las elecciones de 2023. Esos comicios los terminó ganando el ahora gobernador por un margen ajustado: apenas 64 mil votos sobre Luis Juez. Más allá del resultado, hay zonas que generan especial preocupación, como el departamento San Javier.
Allí, aunque el oficialismo ganó, el escenario es poco claro: el exlegislador Oscar González –quien hoy cumple prisión domiciliaria– todavía mantiene una estructura política activa. En el PJ temen que ese poder residual juegue en contra en los próximos comicios.
Con ese panorama, el oficialismo busca renovar liderazgos en cada territorio. Las encuestas señalan a la intendenta de San Pedro, Silvina Cabezas, como la dirigente mejor posicionada en la región, incluso por encima de otros nombres también impulsados desde el Centro Cívico.
En las últimas elecciones, el actual legislador Enrique Rébora se impuso en San Javier por apenas 1.600 votos. Pero el objetivo de Llaryora no es ganar por poco, sino consolidar estructuras sólidas y leales pensando en el lejano 2027, más que para las elecciones de octubre.
“Estas elecciones legislativas serán un experimento para nosotros para consolidarnos en cada territorio del interior”, explicó un funcionario llaryorista, con una encuesta en mano que consolida a Cabezas como referente del Valle de Traslasierra.