En sus horas más difíciles, el presidente Javier Milei buscó refugio en Córdoba. No encontró esta vez el fervor que esperaba entre el empresariado más mileísta del país, ni tampoco la masividad que prometía el lanzamiento de la campaña nacional de La Libertad Avanza.
En cambio, logró otros dos objetivos: salir del aislamiento público en el que se había sumergido tras la derrota en la provincia de Buenos Aires y dejar en claro que Gonzalo Roca es quien lo representará el 26 de octubre, en una boleta con 18 casilleros y varias opciones liberales.
Hubo otro hecho político relevante en la visita presidencial a Córdoba. En esta primera incursión proselitista –habrá otras en las próximas semanas–, Milei le ofrendó al exgobernador Juan Schiaretti el rol de adversario nacional. José Manuel de la Sota había procurado por décadas ese lugar, que siempre le fue esquivo.
Días antes de venir a Córdoba, el Presidente ya había apuntado a Provincias Unidas. “No hay terceras vías en este camino. No hay opción intermedia entre el superávit y el déficit. Ya ensayamos cambiar de modo gradual y esa experiencia fracasó; no hay cambio a medias”, sostuvo, para referirse a la unión de seis gobernadores donde reporta Martín Llaryora.
Schiaretti es la referencia de todos ellos, y al personalizar en él las críticas, Milei les ahorró trabajo: el exgobernador cordobés será quien conduzca desde el 10 de diciembre un bloque que apunta a ser dirimente en la Cámara de Diputados de la Nación.
Discurso sin exabruptos
En la Bolsa de Comercio de Córdoba, el Presidente se atribuyó el milagro del “ajuste expansivo” y habló de una explosión del consumo, apenas unos minutos después de que el economista Guido Sandleris advirtiera que la economía argentina se encuentra en recesión. No hubo exabruptos ni insultos. Los aplausos también fueron medidos, pese a los esfuerzos del titular de la Bolsa, Manuel Tagle.
El Presidente dijo que había encontrado la “máquina de la prosperidad”, ante empresarios que sufren la caída de la actividad y la estrepitosa suba de las tasas de interés, y que además fueron a la Bolsa de Comercio con la expectativa de que Milei explique cómo hará para que el ministro Luis Caputo no use “hasta el último dólar” para frenar las corridas en el transcurso de la campaña electoral.
No hubo una palabra sobre eso. Todo lo contrario. Milei una y otra vez supeditó su programa económico al resultado electoral y culpó a la oposición de todos sus problemas: disparada del dólar, suba de tasas, recesión y desconfianza de los inversores. Como si gobernara la oposición.
Tras ese discurso, Milei confirmó al streaming de La Voz que están avanzadas las gestiones ante el Tesoro de Estados Unidos –esta semana intentará concluir esa negoción por el salvataje, en reuniones mano a mano con Donald Trump, el secretario del Tesoro y la titular del FMI– y dejó en claro que no piensa contradecir al “Gordo Dan” respecto de los agraviantes posteos sobre Luis Juez.
El principal aliado cordobés de Milei ya no oculta el desgano con el que sigue formando parte de ese equipo en crisis que debe militar la lista encabezada por Gonzalo Roca. El resultado de la elección tampoco parece tan seguro.
Lo que ocurrió luego en el Parque Sarmiento fue otra muestra de cuánto cambiaron las cosas en la provincia donde hace menos de dos años Milei sacó 74% de los votos en el balotaje. Los influencers libertarios llegaron a hablar en las redes sociales de un millón de personas para un acto realizado en las escalinatas del Coniferal, donde la Policía de Córdoba estimó que había 3.000 asistentes y los propios organizadores calcularon 5.000 personas.
Pero lo más elocuente de la incursión de Milei en Córdoba fue el lugar central que le otorgó a Schiaretti. El Presidente tergiversó una vieja propuesta del exgobernador para la creación de un IVA provincial –la expuso ya en 2023, en su anterior campaña para ser diputado nacional, y luego la presentó en el Congreso– para llegar a la insólita conclusión de que el cordobés impulsa un IVA del 42%.
“Miente descaradamente”, le respondió Schiaretti, quien desde el viernes por la tarde es observado por mucha más gente fuera de las fronteras de Córdoba.
A pedir de campaña
Las críticas de Milei llegaron en el momento en que Schiaretti más las necesitaba. El exgobernador también inició la semana pasada su campaña contra “el ajuste a los hachazos de Milei”: realiza una defensa del equilibrio fiscal sin crueldad y con obra pública. Compite con Natalia de la Sota a la hora de cuestionar la gestión nacional, sólo que Schiaretti va alternado críticas a los libertarios y a los kirchneristas por igual, e inscribe la propuesta de su exsocia política en la segunda categoría.
La campaña del exgobernador es más nacional que provincial; por eso es que en Provincias Unidas celebraron que Milei lo cuestionara con énfasis y con nombre propio. Schiaretti ya tiene su banca garantizada y las encuestas semana a semana elevan sus expectativas, aunque reitere que el objetivo sigue siendo renovar los dos lugares que arriesga el oficialismo provincial en Diputados.
En simultáneo, transcurre otra campaña provincial: la que desde ya está haciendo Llaryora por su reelección en 2027.
La elección de medio término permite al llaryorismo reconstruir alianzas que se habían descuidado en el interior provincial: los numerosos departamentos donde en 2023 Luis Juez se impuso con comodidad. No descansa el peronismo cordobés en esa trama.
Tampoco descuida por un minuto el reaseguro financiero para evitar sobresaltos el año próximo, cuando comenzará a definirse el 2027.
El pesimismo sobre la situación nacional es total en el Panal. Llaryora aprovechó en junio una pequeña ventana de paz financiera para refinanciar los vencimientos internacionales de este año. Ahora, con el riesgo país siguiendo la cotización del dólar y la economía nacional al borde del precipicio, el gobernador busca cerrar acuerdos de financiamiento todavía disponibles para Córdoba en el Reino Unido y Luxemburgo. El modelo Córdoba siempre necesita más créditos.