El ciclo político que se inició en 2019 marcó la primera gran reconfiguración del mapa de representaciones y liderazgos del ecosistema cordobés. El triunfo de Martín Llaryora ese año en la Capital adelantó y selló la sucesión peronista de 2023, luego de seis mandatos consecutivos repartidos entre José Manuel de la Sota y Juan Schiaretti. En el medio, en 2021, la exitosa sociedad opositora que conformaron casi de carambola Luis Juez y Rodrigo de Loredo para las legislativas nacionales completó el cuadro principal que persiste hasta la actualidad y que dio pelea el año pasado.
Esa pintura enfrenta, desde la irrupción nacional de Javier Milei, una amenaza concreta de reseteo en el mediano plazo. Las elecciones de medio término del año próximo serán el laboratorio para nuevas aleaciones políticas. Hay versiones e hipótesis de lo más diversas al respecto. Todas tienen como principal variable la incidencia local que ejerce en el electorado provincial la figura del presidente Milei. Alinearse con él, enfrentarlo o hacer equilibrio asoman como variantes posibles. Todas encarnan riesgos.
El respaldo social del cordobés hacia el libertario tendrá un primer test el próximo sábado, cuando desde el Cabildo mediterráneo el jefe del Estado se conecte con el electorado que lo eligió masivamente en todos los turnos electorales presidenciales del año pasado.
Milei vuelve a Córdoba por primera vez después del multitudinario cierre de campaña para el balotaje de noviembre pasado. Y lo hará a un mes casi exacto de la marcha universitaria masiva que marcó un límite, también en Córdoba, a los recortes en el funcionamiento de las casas de altos estudios. Así de líquido y complejo se presenta el paisaje.
La figura de Milei desafía por igual al oficialismo provincial y a la oposición. El gobernador Martín Llaryora busca instalarse en el lugar menos incómodo: cercanía institucional y colaboración razonable, para no quedar del lado de “los orcos”, aunque reservándose márgenes de independencia para marcar contrastes de gestión y preparar el camino para una diferenciación más expuesta cuando las circunstancias –léase una merma en el apoyo hacia Milei– lo permitan.
Un desafío para todos
La Libertad Avanza presentará candidatos propios en 2025 por primera vez para comicios de medio término. Esa incursión será una novedad política y, a su vez, un riesgo enorme para el peronismo y para los opositores cordobeses. Aunque todavía resta más de un año para esa compulsa, en todos los espacios ya se hacen cuentas descontando que una tajada grande será para los libertarios, si el Presidente mantiene vivas las expectativas de domar la profunda crisis económica.
Entre las especulaciones sobre posibles figuras para encabezar la propuesta oficialista, aparece la canciller Diana Mondino. La cordobesa es actual diputada en uso de licencia por Capital Federal. “Si Karina decide que sea ella, harán cualquier cosa para que sea candidata”, comentan, pragmáticos, en La Libertad Avanza.
Llaryora, por su parte, pretende que Schiaretti sea quien ponga el cuerpo. Que el exgobernador se convierta en la carta insignia del peronismo antikirchnerista; una referencia nacional alternativa dentro del PJ. Schiaretti sigue muteado. Sus más cercanos dudan sobre sus movimientos futuros. Y reconocen que la figura del libertario representa hoy un problema electoral extra para el peronismo. Un incondicional de Schiaretti razona en voz alta: “Ante cualquier eventualidad institucional, para tener chances, tenés que estar en el Congreso”.
El factor Milei representa también un desafío enorme para el espectro opositor. Juez y De Loredo se han posicionado de manera diferente respecto del Presidente. El senador –que piensa en una nueva candidatura provincial en 2027– aprovecha la ventaja de no tener que dar explicaciones a nadie de sus respaldos y posiciones y teje una relación personal y directa con el primer mandatario. Juez es hoy el político cordobés de mayor llegada a Milei. Sin embargo, esa cercanía no es garantía de nada en términos electorales. Karina Milei decidirá quién representará los intereses libertarios en Córdoba.
De Loredo es quien más padece la configuración de la escena actual. Tironeado por las fuertes divergencias nacionales de su partido y también por los gobernadores a los que debe responder para mantenerse como cabeza del bloque de la UCR en Diputados, mira 2025 –año en que finaliza su mandato– y ve una encrucijada que asoma ineludible: enfrentarse a Milei o sumarse al libertario de alguna forma. La segunda opción parece inviable: debería dejar el partido que pretende presidir en Córdoba a través de Marcos Ferrer, su principal aliado en la provincia y con quien pretende construir su primera candidatura a gobernador para 2027. Los gustos de Juez y de De Loredo vuelven a ser los mismos.
Milei se parece mucho a un campo minado para el sistema político de Córdoba. ¿Lo hará explotar?
