“Ellos cumplen, nosotros cumplimos”, reiteran en el Panal para explicar la abstención de la senadora Alejandra Vigo a la hora de tratar el mega-DNU 70 de Javier Milei y la ausencia de tres diputados del peronismo cordobés para impedir el cuórum cuando la oposición intentó imponer en la Cámara Baja el tratamiento de una nueva fórmula de movilidad jubilatoria.
Esa fue la respuesta de Martín Llaryora a lo que considera “un gesto” del Gobierno nacional. Es que la nueva “ley ómnibus” enviada por Javier Milei atiende los planteos de Córdoba respecto de que no se suban ni se creen nuevos derechos de exportación y tampoco se privaticen o se cierren empresas nacionales radicadas en Córdoba que sostienen unos tres mil puestos de trabajo estables y en blanco en la provincia.
En el Panal, celebran especialmente que el proyecto no incluya retenciones a las exportaciones industriales. Reiteran que era un golpe de gracia para los esfuerzos exportadores de numerosas empresas cordobesas, y también para un importante proyecto de inversión de Renault en Córdoba. Este parecía caído si se fijaban derechos de exportación del 15% a los productos industriales y ahora vuelve a ser posible.
El toma y daca incluye otros gestos: algunos ya están a la vista y otros se verán en breve. Milei cesó en los ataques directos a Llaryora y el gobernador cordobés dejó de echar leña al fuego en contra de la restitución de Ganancias a 1,5 millones de trabajadores. Esa suba de impuestos castigará a sectores medios y beneficiará en especial a las provincias.
Gesto contra gesto
Otro intercambio Nación-Provincia: el Ministerio del Interior inició las gestiones para la organización del encuentro del 25 de mayo en Córdoba y tanto la Provincia como la Municipalidad capitalina aprovecharon para acelerar las gestiones tendientes a que la Nación autorice dos megacolocaciones de deuda en el mercado interno.
El intendente Daniel Passerini buscará pasado mañana $ 30 mil millones con la colocación de letras del Tesoro y la Provincia pronto hará lo mismo a gran escala: Llaryora tramita avales nacionales para emitir letras y un bono por hasta $ 500 mil millones. En ambos casos, se trata de nuevo endeudamiento en pesos para cumplir con vencimientos en dólares, hasta tanto puedan ser reestructuradas las respectivas deudas externas, que tras la devaluación complican en extremo a ambas gestiones.
Lo real es que por primera vez en casi 100 días el gobierno de Milei ejerció la actividad política que tanto desprecia. Y por primera vez desde el 10 de diciembre el cordobesismo pudo ejercer la relación política que pretende con el Gobierno nacional.
En el Panal intentan que el denso expediente de la relación con el presidente libertario vuelva a foja cero: retomar el discurso dialoguista que tiene como precepto “acompañar y dar gobernabilidad mientras se respeten los intereses de Córdoba”. Hasta que se restituya una cuota mínima de confianza, será “gesto contra gesto”.
De la guerra abierta y los inclementes ataques orquestados desde la Casa Rosada a través de redes sociales, Milei y Llaryora pasaron a un ajedrez que supone medir cada movimiento.
Las jugadas de Llaryora se desarrollan a través de cuatro diputados nacionales –Natalia de la Sota actúa con casi total autonomía– y de las posturas políticas que articula de manera constante con otros gobernadores, en especial con el santafesino Maximiliano Pullaro.
También hay desde Córdoba un elemento político cada vez más saliente: la diferenciación a través de la gestión. Tanto desde el Panal como desde el Palacio 6 de Julio se revalidan todas las banderas que desprecian los libertarios: las políticas vinculadas a la equidad de género y a la diversidad, el esmero que muestra la organización de la Semana de la Memoria por el nuevo aniversario del golpe cívico-militar de 1976, y el fortalecimiento permanente de la idea de Estado presente que hacen Llaryora y Passerini. Se trata del reverso exacto del desprecio de Milei por el “Estado delincuente”.
Claro que el Estado benefactor del peronismo cordobés supone una multiplicación del gasto provincial en programas como los boletos sociales, el inminente refuerzo del Paicor o el financiamiento por parte de Bancor de las destempladas facturas de Epec.
Llaryora apuesta a resolver esta semana el largo conflicto docente y la Provincia terminará asumiendo el pago del fondo de incentivo para ese sector, que dejó de pagar la Nación, del mismo modo que Passerini cerró un acuerdo tan beneficioso con los municipales que ni siquiera se conoció la existencia de una asamblea en el Palacio 6 de Julio.
Cuánto resiste ese esquema provincial mientras la Nación mantiene la motosierra y la licuadora operando en simultáneo es la gran pregunta de todos los observadores de las cuentas públicas cordobesas. La emisión de deuda para pagar deuda parece mostrar el primer indicio de esa respuesta, pero desde la Provincia niegan que el gasto esté desmadrado y recuerdan que Llaryora desenganchó los sueldos públicos de la inflación, reinstaló el diferimiento a los jubilados, elevó los aportes a la Caja y estableció un pago fijo adicional para la Administración Provincial del Seguro de Salud (Apross).
Jugada con consecuencias
El ajedrez entre Milei y Llaryora tarde o temprano impactará de lleno en la política local. La alineación de Luis Juez con La Libertad Avanza es casi plena y cada día fuerza a Rodrigo de Loredo a adoptar la misma postura. La constante competencia entre los dos principales liderazgos de Juntos por el Cambio en Córdoba es evidente. Pero para Juez esa carrera por ver quién se pega más a Milei sólo tiene ganancia, mientras que a De Loredo lo deja en abierta oposición a quien hasta ahora fue su máximo referente nacional: Martín Lousteau.
El radicalismo nacional está a punto de explosión por esos posicionamientos. Milei observa la posibilidad de una fractura de la UCR con gran expectativa y en eso tiene otra coincidencia circunstancial con Llaryora: el cordobesismo también espera salir de su laberinto legislativo con una incorporación radical y observa que el conflicto ideológico que representa Milei para los radicales puede ser el punto de quiebre.
