Las imágenes de la titular del Pami veraneando en México desataron la indignación de buena parte de la sociedad argentina.
Hay una cuestión lógica que explica el malestar popular: la principal, la recomendación del mismo presidente Alberto Fernández a sus funcionarios para que vacacionen en el país.
Los motivos secundarios: la crisis, la ola de calor, los cortes de energía, las restricciones a la venta de pasajes al exterior en cuotas y todas las demás razones que se suman para alimentar el descontento de la gente ante la actitud de Luana Volnovich.
Ahora bien. Más allá de que lo del Presidente fue una recomendación informal, ¿cómo reacciona cada uno de nosotros cuando alguien nos critica por veranear afuera y no en el país?
¿Qué solemos decir –y con razón- sobre el derecho a la libre circulación y al de utilizar nuestros ahorros con libertad absoluta, en el lugar que elijamos? ¿Por qué a veces atacamos actitudes en unos que defendemos en otros?
Claro que se trata aquí del caso de una funcionaria de un gobierno cuyos funcionarios, precisamente, son quienes critican a quienes optan por esa alternativa viajera. Lo hacen en el discurso y con restricciones concretas.
Pero, de nuevo: ¿cuán distinta debe ser la vara de los derechos para un funcionario en relación a la del resto de los ciudadanos? Que un funcionario no cumpla con sus obligaciones, es otro tema. Pero… ¿lo exime eso de gozar de los mismos derechos que el resto?
Al margen: Holbox no es precisamente un paraíso caribeño cinco estrellas, sino una isla con pequeños hoteles, mucho más baratos que Cancún u otro de esos destinos. El “bar exclusivo” en el que se afirma que estaba Volnovich es uno más entre muchos de la isla, rústicos y accesibles para cualquiera.
En todo caso, esta historia puede servir para que el Presidente –más que reprender a Volnovich en privado, si es que lo hace- reflexione sobre la racionalidad de algunas de las cosas que le suele pedir a la gente.
También es un buen caso para que pensemos, como sociedad, que la civilidad se construye incluso con quienes no nos agradan, o con quienes no coincidimos ideológicamente. Vale la pena dar el ejemplo con eso, aunque quienes tienen más obligación de darlo no lo hagan.
