El Instituto Argentino de Análisis Fiscal (Iaraf) publicó este domingo su esperado informe sobre la carga tributaria formal que recae sobre las familias asalariadas en Argentina para 2025, un estudio que busca visibilizar cuánto tiempo del año un trabajador dedica a cumplir con sus obligaciones impositivas.
El dato más impactante del llamado “Día de la Independencia Tributaria” es que este año se ubicará entre el 22 de junio y el 1 de julio, dependiendo del perfil de ingresos del hogar.
Esto significa que, en promedio, una familia asalariada trabajará entre 173 y 182 días del año solamente para cubrir la extensa lista de 155 tributos vigentes en los tres niveles de gobierno (nacional, provincial y municipal).
El concepto del “Día de la Independencia Tributaria” es una adaptación del conocido “Tax Freedom Day” internacional. Mientras que este último se basa en la recaudación efectiva de impuestos, el Iaraf lo calcula sobre la “carga tributaria formal”, que es lo que un contribuyente debería pagar según la normativa vigente, sin considerar incumplimientos o evasión.
El objetivo es cuantificar la carga que incide sobre ingresos, consumo, ahorro y patrimonio de una familia asalariada, incluyendo tanto tributos directos como aquellos indirectos contenidos en los precios de bienes y servicios, e incluso las contribuciones patronales, asumiendo que toda la carga se traslada al asalariado.
La paradoja de la regresividad
El informe del Iara analiza cuatro perfiles de familias tipo, compuestas por un matrimonio con dos hijos y un único asalariado en el sector formal. Los ingresos brutos mensuales van desde $ 1.550.000 (caso 1) hasta $ 7.100.000 (caso 4).

Lo que el estudio revela es una carga tributaria formal integral promedio que ronda el 50% del ingreso total considerado para los cuatro casos.
Sin embargo, el dato más llamativo y preocupante es la regresividad que evidencia el sistema tributario argentino. Contrario a lo que se podría esperar, el informe muestra que la familia con el menor ingreso total (caso 1) soporta una carga tributaria mayor que la de los dos estratos subsiguientes (caso 2 y caso 3).
Por ejemplo, el caso 1 tiene una carga del 49,3%, mientras que el caso 2 (con un ingreso 118% mayor) tiene un 47,3%, y el caso 3 (con un ingreso 219% mayor) registra un 47,8%1314.
El caso 4, con el ingreso más alto, alcanza un 49,9%, solo 0,6 puntos porcentuales más que el caso 1.
Factores que explican la regresividad
La explicación de esta aparente paradoja radica en la interacción de los diferentes tipos de tributos. Los “impuestos al trabajo” (aportes personales y contribuciones patronales) tienen una preponderancia significativa, representando un 33% del ingreso total para el Caso 1, porcentaje que desciende al 25,6% para el Caso 4.
Esta reducción se debe fundamentalmente a los topes fijados a los aportes personales, lo que los convierte en un componente regresivo.
Las contribuciones patronales, por su parte, se mantienen bastante constantes en su incidencia.
El Impuesto a las Ganancias, de carácter progresivo, no incide en los casos 1 y 2, y recién se vuelve relevante en los casos 3 (4,8% del ingreso total) y 4 (10,5% del ingreso total).
Esto significa que, si bien los casos de mayores ingresos pagan más por Ganancias, la menor incidencia de los impuestos al trabajo compensa en parte esa diferencia17.
Pero el factor clave en la regresividad son los “impuestos indirectos al consumo” (como el IVA, Ingresos Brutos y tasas municipales).
Las familias de menores ingresos tienden a consumir una proporción mayor de su ingreso disponible (el caso 1 consume el 100%, mientras que el caso 4 ahorra el 13% y consume el 87% de su ingreso disponible).
Como estos tributos están contenidos en el precio de los bienes y servicios, su peso relativo es mayor para quienes destinan todo su ingreso al consumo. Así, la carga de impuestos indirectos sobre el ingreso total es del 15,7% para el caso 1, descendiendo a 11,9% para el caso 4.
Esta fuerte caída en la incidencia de los tributos indirectos a medida que aumenta el ingreso es la principal responsable de la regresividad observada.
En cuanto a los impuestos patrimoniales (Bienes Personales, Inmobiliario, Automotor), si bien son progresivos y su incidencia aumenta con el ingreso, su peso relativo en la carga tributaria total es menor en comparación con los impuestos al trabajo y al consumo.

La distribución entre niveles de gobierno
El informe también detalla cómo se distribuye la carga tributaria entre los niveles de gobierno.
El Gobierno nacional es el que mayor carga tributaria genera (42,4% para el caso 1), pero debido a la Coparticipación Federal, parte de esa recaudación se transfiere a provincias y municipios.
Así, considerando el destino final, el Gobierno nacional recepta el 38,3% de la carga para el caso 1, las provincias el 7,1% y los municipios el 3,8%.
La participación nacional tiende a caer a medida que el ingreso del asalariado aumenta, debido a que el Impuesto a las Ganancias (coparticipable) gana peso frente a los aportes y contribuciones (no coparticipables).
En síntesis, el estudio del Iaraf para 2025 no solo dimensiona la alta carga tributaria que enfrentan los asalariados argentinos, sino que también pone de manifiesto la complejidad de su estructura, que termina penalizando desproporcionadamente a los estratos de menores ingresos.
Este diagnóstico es fundamental para el debate sobre la estructura tributaria y los objetivos de una menor carga fiscal planteados por el gobierno, especialmente en la búsqueda de mayor progresividad del sistema.