Unas tres mil personas asistieron el martes en Córdoba a lo que fue una verdadera misa mileísta. Los denominadores comunes de la feligresía: mediana edad, elegante sport, fino conocimiento de los códigos libertarios y avidez por sumar argumentos para la “batalla cultural”. Todos estaban convencidos desde antes.
El bloque espiritual de Viva la Derecha Fest –en manos de tres pastores evangélicos, entre ellos la cordobesa Evelyn Barroso– fue el primero, pero el clima de las cuatro horas fue de evangelización. Mezcla de misa evangélica con charla TED: todo coordinado al extremo, respetuoso de los tiempos, coherente con los manuales de la nueva derecha y desbordante de agravios.
Hubo algo de teoría libertaria, mucho de antiperonismo extremo y no faltaron claves de coyuntura. Los siguientes fueron los preceptos que con más énfasis quiso transmitir el gobierno de Javier Milei a sus fieles.
Villarruel traicionó a Milei. Cuatro expositores, incluido el Presidente, trataron de traidora a la vicepresidenta Victoria Villarruel. La frase “Roma no paga traidores” fue usada como latiguillo, y había remeras a la venta con esa consigna.
Javier Negre, director de La Derecha Diario, aseguró que “Javier Milei ha sido traicionado por Victoria Villarruel”. El gran pecado asignado a la vicepresidenta fue contratar a una consultora. Y relató cómo hizo un operativo para escrachar a Villarruel en Formosa.

“El Gordo Dan” también la llamó traidora. Nicolás Márquez, el biógrafo de Milei, primero habló de “los traidores de la vicepresidencia” y después hizo una comparación hiriente para Villarruel: “Está la Victoria que no tiene ningún principio y está Victoria Donda”. Dijo que es más justificable el comportamiento de Donda, ya que “ser hija de guerrilleros” no dependió de su voluntad.
Cada vez que la pantalla mostró fotos de la vicepresidenta, hubo silbidos. Finalmente, Milei hizo referencias explícitas a Villarruel, aunque sin nombrarla: “Bruta traidora”, dijo al referirse a los dichos de la vicepresidenta respecto de que Milei podría subir las jubilaciones si reduce los gastos en viajes al exterior y en inteligencia.
“Gente que al poco tiempo de asumir le dio la espalda al pueblo argentino, deslumbrada por la casta y creyendo que hace alta política. Así como la historia recuerda a los héroes, también recuerda a los traidores. El tiempo sabrá poner a cada uno en el lugar que corresponde. Por nuestra parte, reiteramos que ‘Roma no paga traidores’”, enfatizó Milei. Enfervorecido, el público de pie insultó largamente a la madre de Villarruel.
Hacia el cierre, el Presidente volvió sobre su vice: “Mientras el mundo habla de nuestro milagro económico, nosotros tenemos que lidiar con infames traidores”.
El periodismo es el enemigo. La Derecha Fest fue organizada por La Derecha Diario, un sitio de militancia libertaria explícita que Milei –sin citar métrica comprobable alguna– describió como “el más leído de Latinoamérica”. Los agravios contra los medios tradicionales y contra los periodistas fueron tantos como las denostaciones a Villarruel a lo largo de los discursos.
Negre, creador de ese portal libertario, reiteró su embate de que “el periodismo es la profesión más corrupta que existe” y también dijo que es “maravilloso” que la prensa critique al Gobierno.
“Gordo Dan”, presentado como una de las grandes estrellas del universo libertario, reiteró que en lugar de consumir medios de comunicación hay que usar el teléfono. “Es el arma más poderosa de la historia de la humanidad y cada uno de nosotros es un pequeño brazo armado”, dijo.
Hubo abucheos y silbidos cuando se proyectaron videos del periodista Carlos Pagni y –todavía más– cuando aparecieron imágenes de Julia Mengolini. Una periodista de Página12 que había pagado entrada denunció que fue obligada a retirarse. La asistencia como público –sin solicitar acreditación y abonando su ticket, como en el caso de quien escribe– fue la vía elegida por algunos trabajadores de prensa. Entre los acreditados, varios periodistas y camarógrafos quedaron en un corralito a casi 50 metros del ingreso al salón. Otros pudieron trabajar, con la advertencia de que no debían tomar imágenes.
Esto es una guerra. Márquez fue quien más explícitamente habló en términos bélicos: “Estamos en una guerra; no vivimos en una democracia noruega”, indicó. Reiteró que Argentina es “un país anormal en proceso de normalización” y recalcó que esto no se logra por la vía del consenso: “No tenemos que dialogar”.

Milei también mencionó que se trata de una guerra, dijo que “la batalla cultural es la más difícil” y que “no se gana la batalla política si antes no se gana la batalla cultural”.
El Presidente defendió sus formas y cuestionó a los “liberales de copetín”. Ridiculizando a quienes lo critican, dijo que a ellos meterse en el barro les parece vulgar. “El tema es que peleamos con los que embarraron la cancha por 100 años”, sostuvo, y reclamó una conducta propia de un ejército: “verticalismo, ya que al mal organizado sólo se le gana con el bien organizado”.
La teoría de la envidia social. Agustín Laje –titular de la Fundación Faro, con enorme pregnancia en el discurso de Milei– brindó una larga exposición en torno de la envidia, “baja pasión” a la que vincula cualquier noción de igualdad de oportunidades y cualquier reclamo de redistribución o justicia social. Apelando a frases bíblicas, filosóficas y hasta psicológicas, Laje concluyó que “el envidioso es un peligro para la sociedad, ya que es un resentido” que busca un líder que le promete terminar con lo que le genera la envidia.
Completó su exposición con una tesis que sostiene que las personas de derecha son más felices, pero antes incluyó sus habituales agravios contra el feminismo.
Milei retomó luego algunos de los conceptos de Laje y consideró que “la justicia social es una plaga, ya que se trata de caridad con dinero ajeno que apela a la culpa moral”. Insistió: “La justicia social está precedida de un robo y conduce a la miseria, junto con la idea de los derechos sociales, que genera expectativas ilimitadas”.
Los revolucionarios son los empresarios. El cineasta Diego Recalde, presentado como el cineasta más antiperonista, sostuvo que la izquierda es el palo en la rueda y que los empresarios son los verdaderos revolucionarios, “porque quieren revolucionar el mercado”. Fue más allá y sostuvo que el empresario es filántropo siempre: “Es solidario también; le está tendiendo la mano a alguien para sacarlo de la pobreza”.
Milei completó la consigna: “El empresario es un benefactor social sólo por perseguir su beneficio económico”, dijo el Presidente. Todo fue aplaudido a rabiar.