Martín Llaryora calcula sus pasos, pero va levantando el tono para diferenciarse del Gobierno nacional, luego de las ásperas embestidas del presidente Javier Milei. El gobernador pergeñó una estrategia, en su consigna de “defender a Córdoba”: no confrontar personalmente con el jefe del Estado y sumar apoyo político a su postura de defensa de la provincia.
Si bien mantiene esa postura, en las visitas que realizó este martes a San Francisco y Villa María, el mandatario provincial no disimuló sus diferencias con el Presidente, a quien acusó de “desconocer el interior profundo”.
Si bien volvió a mencionar que está dispuesto a dialogar, si es convocado por el Gobierno nacional, este martes le sumó más capítulos de diferenciación con el Presidente: “La cultura es el pan que alimenta el alma de los pueblos”, remarcó, en medio de los cruces de Milei con artistas y sectores de la cultura nacional.
Llaryora también hizo una advertencia concreta, apuntando hacia la Casa Rosada. “Es muy peligroso para el país lo que está pasando. No se puede atacar con trolls (personas anónimas que descalifican en las redes sociales) desde el oficialismo. Primero empiezan las listas y luego las persecuciones”, remarcó, en una definición que apuntó a la situación de los legisladores nacionales que fueron escrachados en las redes sociales, mensajes alentados por Milei, por votar en contra algunos artículos de la “ley ómnibus”, los propios gobernadores, artistas y periodistas que también fueron descalificados por el Presidente.
El sábado al mediodía, luego de las durísimas acusaciones del presidente Milei, en una entrevista radial desde Roma, cuando lo mencionó con nombre y apellido, acusándolo de “despilfarrar” los fondos públicos para “comprar medios y periodistas”, la primera reacción de Llaryora fue salir a responderle, confrontando al estilo Juan Schiaretti con el kirchnerismo.
Luego de un análisis con sus funcionarios más cercanos –también habló con el exgobernador Schiaretti, con quien mantiene una comunicación permanente- Llaryora pergeñó una estrategia política de mostrarse mesurado, pero crítico de Milei, que desarrolló durante todo el fin de semana extralargo, en el cual la política no tuvo descanso.
La postura de Llaryora se basa en un convencimiento personal: cree que más temprano que tarde, el estricto plan de ajuste fiscal de la administración libertaria chocará con la realidad.
Ante ese probable escenario, según difunden sus funcionarios más cercanos, la decisión de Llaryora tiene sentido: ¿para qué confrontar ahora, cuando el Presidente aún conserva una alta imagen positiva, especialmente en Córdoba?
No obstante, en sus declaraciones de este lunes en el interior, Llaryora levantó el tono. Aunque midiendo sus definiciones para no cruzar ningún límite, como lo hizo el Presidente en sus últimos ataques a distintos sectores.
En este contexto de tensión con los gobernadores, ya se sabe, el Gobierno nacional tomó dos medidas inconsultas que tendrán un alto impacto en las provincias. Córdoba no será la excepción: la quita de los subsidios nacionales al transporte público y el no envío de los fondos para pagar el incentivo docente.
La quita de los subsidios hará que el boleto urbano en la ciudad de Córdoba supere los 600 pesos, antes de fines de marzo.
Un acuerdo con otros gobernadores, sobre todo el radical santafesino, Maximiliano Pullaro, el boleto urbano en las grandes ciudades aumentará en la misma proporción en la provincia vecina.
Mientras que la falta de giro para el incentivo docente pone en serio riesgo el inicio del ciclo lectivo en Córdoba, y en el resto del país.
Por ser fondos nacionales que el Presidente le restringió a todos los distritos, en el Centro Cívico están convencidos que estas dos medidas serán socialmente achacables a la Casa Rosada.
Respaldo
A las 17.29 del sábado pasado, Llaryora publicó en sus redes sociales un mensaje, en el cual no lo mencionó al Presidente, pero, en realidad se trató de una respuesta al destrato público de Milei.
Llaryora insistió con pedir “diálogo” y “consenso”. Aunque también lanzó una advertencia a la Casa Rosada, al estilo Schiaretti y José Manuel de la Sota, en otras épocas: “Córdoba no se pondrá de rodillas”. Lo repitió este lunes, y con más énfasis en San Francisco y Villa María.
Desde la misma tarde del sábado, Llaryora comenzó a trabajar en buscar respaldo político, ante las embestidas presidenciales.
Todos los ministros, funcionarios, legisladores provinciales y dirigentes oficialistas y algunos sectores gremiales se pronunciaron cuestionando el destrato presidencial.
Esta campaña se expandirá en los próximos días a todos los sectores, incluidos el sector empresario y dirigentes sociales que están encolumnados con el oficialismo provincial.
La estrategia del llaryorismo es clara y concreta: comparar y asimilar la dura postura del Presidente contra Córdoba, con las del kirchnerismo en el pasado reciente.
La disputa entre el PJ provincial y el kirchnerismo siempre le trajo buenos réditos políticos, tanto a De la Sota como a Schiaretti.
Aunque, ahora es un escenario distinto. El kirchnerismo nunca pudo hacer pie en Córdoba, mientras que Milei viene de sacar casi el 75% de los votos en el balotaje presidencial.
Este dato no es menor para Llaryora. De allí su postura es marcar diferencias, pero no mezclarse en una pulseada personal con el Presidente.
No obstante, en privado, cree que es sólo una cuestión de tiempo para que los cordobeses le pasen factura al nuevo Presidente.
La quita de los subsidios al transporte público y la falta de pago del incentivo docente, se suman a la decisión del poder central de eliminar las partidas discrecionales (Córdoba casi no recibió estos fondos con el anterior Gobierno nacional), recursos para medicamentos y los comedores que administran las organizaciones sociales.
