¿El hacer sobre el decir o la crítica por lo pendiente y lo no hecho? ¿Las huellas de los gobiernos peronistas o los rayones derivados del desgaste propio de 24 años sin alternancia de signo político? ¿Continuidad o fin de ciclo?
En un escenario que se presume polarizado en un nivel sin precedentes para una elección provincial, los cordobeses sintetizarán con su veredicto del domingo un cúmulo de variables que se resumen en dos tópicos bien marcados que atravesaron la campaña electoral que culmina en unas horas.
Martín Llaryora propone continuidad con cambio. Y le adjunta lo hecho en su actual gobierno en la Capital. La palabra a la que siempre apostó el candidato oficialista no es otra que “gestión”.
Luis Juez, en cambio, confía en que un grito de “hasta aquí” de parte de la sociedad cordobesa ponga fin a lo que para él y para Juntos por el Cambio es el final del modelo del PJ en la provincia. “Gestión” frente a “agotamiento” son las principales opciones en pugna.
Llaryora se asienta en los frescos antecedentes de los comicios municipales del interior para sentenciar que los oficialismos que gestionaron bien fueron ratificados.
Perdieron –dice, y con razón– aquellos que se dividieron y donde la oposición aprovechó ese favor gratuito. La ciudad de La Calera asoma como ejemplo dramático para el peronismo. Es un histórico enclave del PJ que desde el 10 de diciembre será gobernado por un hombre de Aurelio García Elorrio, lo que representa toda una novedad para el municipalismo.
El candidato a suceder a Juan Schiaretti pone en juego no sólo su capital político, sino también su discurso. La premisa de entronizar a la gestión no admite otro resultado que el triunfo. En esa línea, la Capital, el territorio que gobierna Llaryora, será una prueba de fuego para el oficialismo. El intendente y candidato pretende hacer allí la diferencia de quiebre de la elección.
Un eventual triunfo de Llaryora en la Capital –y más si es amplio, como se entusiasman cerca del peronista– oficiaría de liberador y sería una marca de independencia respecto de la porción de poder que heredaría del peronismo que hasta el 10 de diciembre liderará Schiaretti.
El otro dirigente peronista atento a lo que suceda en la Capital este domingo es Daniel Passerini, hijo político del fundador de lo que hoy es Hacemos Unidos por Córdoba: José Manuel de la Sota.
Buena parte de la suerte futura de Passerini comenzará a develarse en las urnas capitalinas. Es difícil que quienes opten por Llaryora para la provincia como premio por lo hecho en la Capital den la espalda a su propuesta de continuidad en la ciudad cuando toque votar el 23 de julio.
Rodrigo de Loredo, el retador de Passerini por Juntos por el Cambio, es el otro interesado en lo que suceda en torno al Palacio 6 de Julio.
El apartado capitalino de la contienda provincial es casi una elección en sí misma.
Las cartas de Juez y una duda capitalina
La propuesta electoral de Juez se asentó sobre tres pilares bien definidos: inseguridad, educación y salud. Para el líder del Frente Cívico, en esas tres áreas sensibles de la gestión se corporiza el deterioro de la capacidad de las últimas administraciones peronistas de dar respuestas a la sociedad.
En breve, el electorado escrutará si la mirada que tiene Juez de esas realidades se acerca o no a lo que palpan los cordobeses a diario.
El “factor Capital” también será un examen para Juez. En las elecciones municipales de 2019, el hoy senador arañó los 20 puntos, por encima de los 15 que logró en 2015 en aquella fallida sociedad electoral con Olga Riutort.
Si quiere dar el batacazo, Juez necesita mejorar ostensiblemente la marca de hace cuatro años en el principal departamento. En el peronismo aseguran que en ese territorio Juez tiene el “boleto picado” por su gestión entre 2003 y 2007. Juez, en cambio, reivindica lo hecho y enrostra el contexto hostil en el que, dice, le tocó gobernar.
La compleja unidad que selló por primera vez Juntos por el Cambio Córdoba para enfrentar al peronismo podría no ser suficiente para destronar al peronismo.
Aquella fórmula entre Juez y De Loredo que terminó no siendo fórmula no estará exenta del análisis en la Capital.
Casi no hay dudas en la oposición de que los buenos números que devuelven los sondeos sobre el posicionamiento capitalino de De Loredo hubiesen significado un empujón determinante para la postulación provincial de Juez.
Si, como espera el peronismo, esta vez la diferencia podría provenir de la ciudad de Córdoba, la no participación del radical en el binomio provincial sería un dato que, aunque contrafáctico, no debería pasar inadvertido.
