En la última sesión maratónica de la semana en la Legislatura de Córdoba, el bloque de legisladores de Hacemos Unidos por Córdoba consiguió, a duras penas, tener el cuórum necesario para aprobar la nueva ley de seguridad. Pero se quedó sin responder un pedido expreso del gobernador Martín Llaryora: la suba en los aportes a los estatales.
El enojo de Federico Alesandri por el proyecto hizo que el oficialismo no llegara a los 36 parlamentarios mínimos para este debate.
En ese marco, se vieron por primera vez quiénes serán los esgrimistas del mandatario provincial en la Unicameral.
En los últimos años, Oscar González, como presidente provisorio; y Francisco Fortuna, como titular del bloque justicialista (aunque con interrupciones) habían sido los dueños de las principales espadas legislativas del Gobierno provincial. Apoyados, claro está, en una amplia mayoría... que ya no existe para Llaryora.
A ellos se sumó en los últimos años Manuel Calvo, como vicegobernador y presidente de la Legislatura, aunque con un rol también de armador de estrategias legislativas, facilitadas siempre por esta mayoría que nunca puso en apuro ningún proyecto de Juan Schiaretti. Incluso sumando al PRO, a albertistas y a Orlando Arduh, hoy secretario de Gobierno.
Pero ahora, la nueva conformación del cuerpo legislativo cuenta con una mayoría reducida a 33 legisladores y no más dos o tres aliados. Este contexto obligó al oficialismo a repensar estrategias en una Legislatura de Córdoba sin los experimentados esgrimistas de otros tiempos.
Facundo Torres Lima, presidente provisorio de la Legislatura, exministro de Gobierno y exintendente de Alta Gracia, aparece hoy como uno de los hombres clave para Llaryora.
En la última sesión, se lo vio entrar y salir del recinto en reiteradas oportunidades tratando de sumar a Alesandri para la aprobación de la suba de los aportes. Fueron momentos en los que Torres Lima siempre cargó contra la oposición por no dar el cuórum. Y ahí basó su discurso.
“No bajaron al recinto para debatir ni para rechazar la ley de seguridad, lo que marca un paradigma. El debate tenía que estar a la altura de la sociedad. Pero vimos vedetismo, un Gran Hermano de la oposición haciendo videos, filmando en los pasillos y dando una baja calidad institucional”, aseguró en el programa Voz y Voto en referencia a dirigentes opositores como Brenda Austin.
“En la Legislatura de estos cuatro años, y en un contexto de crisis, se tomarán medidas diferentes, con un gobernador que es valiente y que sabe que la gente lo votó para tomar decisiones adecuadas. Un gobernador que va a enviar proyectos que son difíciles y complicados”, agregó Torres Lima en su rol de tercera autoridad de la Provincia.
Miguel Siciliano, presidente del bloque de legisladores de Hacemos Unidos por Córdoba, es el otro esgrimista de Llaryora en la Legislatura. En su entorno aseguran que su rol está en marcha: armador afuera y dentro de su bancada. “Contiene en el bloque y con diálogo con el resto de las 10 bancadas”, aseguraron.
En acuerdo con el gobernador, Siciliano delineó en la última sesión varias jugadas previas atendiendo a que el cuórum podía no darse.
El resto
De los 33 legisladores que cuenta la bancada justicialista, había uno que no estaba dispuesto a inmolarse. Fue el caso del sindicalista Antonio Russo, quien no estaba convencido de votar el incremento de los aportes personales, algo que se había acordaro en un plan previo.
Fue por eso que el secretario General de la Gobernación, David Consalvi, que estaba de licencia, reasumió su cargo como legislador, ingresó al recinto, se hizo cargo de su banca y reemplazó a Russo.
Este plan del oficialismo, en base a una estrategia que sumó Siciliano, y que desde Juntos por el Cambio cuestionaron con dureza.
Pese a esto, Siciliano cruzó varios diálogos con los presidentes de las bancas de Juntos por el Cambio. “Esta será una Legislatura de diálogo, consensos, que es lo que quiere el gobernador Llaryora”, repitió casi como latiguillo.
Pero Torres Lima y Siciliano funcionan, hasta ahora, con dos estilos más bien distintos, aunque con teléfono abierto con Llaryora.
Calvo
Otro que llegó a la última sesión fue Calvo, quien apareció en plena sesión, con numerosas interrupciones por la falta de cuórum. De eso también tomaron nota varios legisladores.
El hombre que, como vicegobernador, cerraba acuerdos políticos, volvió el pasado miércoles ya como ministro de Gobierno para buscar destrabar con los gremios presentes la aprobación del incremento de los aportes.
“Por favor, que en algún lado salga por qué esto con Fortuna no pasaba”, apuntó una parlamentaria.
Un exlegislador con varios períodos en la Legislatura también marcó una diferencia generacional. “Estos chicos son nuevos, se les pasan algunas cosas. Es un poco de falta de experiencia”, se sinceró.
Finalmente, esta última sesión sirvió también para una medición de fuerzas entre el oficialismo y Juntos por el Cambio, y concluyó sin que Llaryora tuviese aprobada la suba de los aportes. Situación que se desactivó el jueves pasado con una mesa de diálogo en el Ejecutivo.
Si Calvo lograba este miércoles convencer a los gremios, se llevaría también la medalla del negociador, algo que por lo bajo algunos legisladores oficialistas no estaban del todo de acuerdo.
Por detrás de ellos aparecieron otros jugadores en los que el oficialismo se recostará, como la legisladora Nadia Fernández, quien en proyectos clave (como el de seguridad) llevó adelante la defensa de la iniciativa.
Junto a ella, aparecieron también otras segundas líneas que también jugarán sus roles desde la mayoría, como Julieta Rinaldi, Abraham Galo, Leonardo Limia y Bernardo Knipscheer.
Myrian Prunotto, quien debió desempatar cinco veces en la primera sesión, es la otra pieza clave con un rol como vicegobernador más conectada con el interior y con reuniones con los intendentes, pero al mismo tiempo en su lugar como presidenta de la Legislatura.
En estas últimas dos sesiones se movió con soltura en su puesto de anfitriona para recibir a los intendentes y más recostada en los armadores del oficialismo para las negociaciones. Aunque atenta al armado de estrategias.
“No se va a correr un centímetro de su rol y sabe con quiénes cuenta como espadas legislativa”, advirtieron desde su entorno al señalar que lo suyo no serán sólo reuniones protocolares.
