Las elecciones del domingo en Córdoba fueron históricas por varias razones. Pero quizá ninguna tan trascendental como el derrumbe de la Unión Cívica Radical, el partido centenario que dominó la provincia durante décadas y que, desde diciembre, dejará de tener representación cordobesa en el Congreso de la Nación.
Las legislativas de este año marcaron el peor resultado de la UCR en Córdoba desde el regreso de la democracia en 1983. Nunca antes había caído tan bajo: terminó con 62.847 votos (según el escrutinio provisorio), apenas el 3,23%.
Y nunca antes, en una disputa por bancas nacionales, se había quedado sin representación, ni siquiera cuando compitió sola ni en sus alianzas.
En esta ocasión, el radicalismo ponía en juego tres escaños —los de Rodrigo de Loredo, Soledad Carrizo y Gabriela Brouwer de Koning— y no retuvo ninguno. Con el exintendente Ramón Mestre encabezando la lista, el partido terminó sexto en Córdoba, incluso detrás del ignoto Partido Libertario.
La performance de Mestre es, por lejos, la más pobre de los “boina blanca”. Como se dijo, nunca antes en una elección nacional el centenario partido había bajado de los 230 mil votos. Incluso en las legislativas de 2003 —meses después de la caída de Fernando de la Rúa y la crisis de diciembre— el radicalismo había logrado una buena elección, sumando dos diputados nacionales por Córdoba.
Lejos quedaron los tiempos en que la UCR dominaba ampliamente la provincia, como en 1983, cuando consiguió 11 diputados nacionales. Era otro momento, claro: Raúl Alfonsín traccionaba a nivel nacional, y Eduardo Angeloz y Ramón Mestre (padre) consolidaban el poder en la gobernación y la Capital.
Aquel año, el partido alcanzó 773.659 votos, su mejor resultado sin alianzas.
El pico histórico llegó en 2019, en alianza con el PRO y la Coalición Cívica, cuando Juntos por el Cambio sumó 1.140.338 votos. Ese año, el radicalismo obtuvo dos de las seis bancas en juego, para Mario Negri y Hugo Romero.
A nivel provincial
Fuera del plano nacional, la anterior peor marca también había sido de Ramón Mestre, en 2019, cuando como candidato a gobernador sumó 228.226 votos (el 11%). Aquella decisión de competir sin acordar con Mario Negri sigue siendo vista como un error estratégico del propio Mestre, que terminó beneficiando al peronismo en su búsqueda de retener el poder.
Ahora, la nueva caída deja al partido en una crisis sin precedentes, con divisiones que se arrastran desde hace años y que plantean serias dudas sobre el futuro.
El presidente partidario, Marcos Ferrer, evitó competir internamente con Mestre y hasta lo recibió en su despacho, pero la ruptura con De Loredo parece irreversible. Hoy, cualquier intento de reconstrucción dejará heridos en el camino.
De Loredo, incluso, mantuvo hasta último momento la idea de negociar con La Libertad Avanza una alianza que el Comité Provincia, bajo la conducción de Ferrer, terminó rechazando.
“Fue una elección muy difícil. La coyuntura del país y las diferencias con el pensamiento del actual presidente marcaron distancia. Aun así, estamos contentos de haber defendido nuestras ideas históricas”, dijo Mestre al intentar explicar la derrota, y calificó de “tropezón” el resultado.
Otro que habló fue el legislador Dante Rossi, crítico tanto de los acuerdos con el PRO como con los libertarios.
“Defendimos los valores de la UCR, aun cuando el viento soplaba en contra. La Lista 3 llevó las banderas de la salud, el trabajo y la educación pública. Vamos a seguir bregando para que se termine la crueldad del Gobierno nacional y para ganarle al cordobesismo en 2027”, escribió en X.
¿Y Luis Picat?
Sí, hay un radical cordobés en el Congreso, pero hace rato que dejó de identificarse con el partido.
Picat, que responde hoy al oficialismo libertario, ha votado todas las leyes de Milei y se apartó del lineamiento partidario que intentó sostener De Loredo. Nadie dentro de la UCR lo considera ya uno de los suyos.
Como sea, tendrá dos años más para definir si mantiene su identidad formal como afiliado a la UCR o si decide dar el salto definitivo hacia las Fuerzas del Cielo.
























