A fin de año, más precisamente el próximo 29 de diciembre, el juez de la Corte Suprema de Justicia Juan Carlos Maqueda cumplirá 75 años. Ese día, el único cordobés que integra el máximo tribunal del país debería dejar su lugar.
Eso es lo que quiere y dejó expresado el presidente Javier Milei cuando la semana pasada, de una manera anticipada y para algunos muy poco cordial, le dijo a Maqueda que prefiere otro perfil en su lugar. Para ese puesto, el libertario propuso al académico Manuel García-Mansilla, especialista en Derecho Constitucional, de perfil conservador y con fuertes vínculos con el Opus Dei.
En la misma jugada, el Presidente nominó al polémico juez federal Ariel Lijo para que tomara la vacante que desde 2021 dejó la última integrante mujer de la Corte, Elena Highton de Nolasco.
La forma en la que Milei actuó tiene muy molesto a Maqueda. Así lo dejó notar el nacido en Río Tercero en su reciente visita a Córdoba, donde fue el invitado central de la apertura del año judicial, el último lunes en la sede judicial de Río Segundo.
Maqueda tenía previsto irse sin que lo invitaran a dejar su lugar. Por ese motivo, siente un “profundo destrato” de parte del Presidente. Eso aseguran que escucharon de parte de él quienes hablaron en estos días con el cortesano que llegó al cuarto piso del edificio del Palacio de Tribunales en 2002 y que ocupa el cargo a propuesta del expresidente interino Eduardo Duhalde.
En el Senado, factor clave para validar con mayoría agravada de dos tercios las nominaciones presidenciales, hay voces que ponen en duda una salida rápida de Maqueda, como pretende Milei. Desde ese ámbito, plantean que “falta mucho” para diciembre y recuerdan que el juez cordobés “puede quedarse si así lo quisiera”. Claro que para eso necesitará de un nuevo nombramiento –de quien ahora lo quiere afuera– y del respectivo acuerdo del Senado. El otro camino, que parece descartado, es el de anteponer un amparo parecido al que elevó Highton de Nolasco cuando pasó los 75 años en el cargo. Terminó renunciando en 2021, con 78 años.
“Todo puede pasar. Si detrás de la jugada de Milei está (el juez Ricardo) Lorenzetti para conformar una nueva mayoría de poder con el objetivo de controlar la Corte, Maqueda no se la hará fácil”, dice una voz experimentada en el Senado y con contactos al más alto nivel en el Ministerio de Justicia. No obstante, en su paso por Río Segundo, antes de pasar unos días de descanso en las Sierras, el propio Maqueda no dejó dudas de que este será el año de su retiro. “La decisión la tengo tomada”, dijo en privado.
La tríada Maqueda, Horacio Rosatti –titular del cuerpo– y Carlos Rosenkrantz logró desplazar del control de la Corte a Lorenzetti. La pelea es feroz. Y Lijo, apadrinado por Lorenzetti, es un factor que podría ser desequilibrante en la cúspide del Poder Judicial del país.
Recién cuando los villancicos suenen a comienzos de diciembre próximo, se sabrá qué suerte corrió el capítulo Maqueda. Hasta ese momento habrá con qué entretenerse.
¿Córdoba apoyará a Lijo?
El otro apartado de trascendencia judicial lo tiene como protagonista a Ariel Lijo. No hay antecedentes recientes de una resistencia tan transversal a la nominación para que Lijo salte del control que ejerce sobre buena parte del laberíntico Comodoro Py a la Corte Suprema. Al cúmulo de revelaciones periodísticas sobre lazos financieros, relaciones políticas y patrimonios poco claros adjudicados al hoy juez federal, se suma el rechazo de entidades de peso en el ámbito empresarial y judicial. Como sea, la chance de Lijo está abierta.
En ese marco, los senadores cordobeses empiezan a mostrar qué posicionamiento podrían tener si es que el Gobierno persiste con esa postulación.
En una Cámara Alta en la que sin el apoyo de parte del peronismo es imposible lograr el acuerdo para nuevos jueces, los tres votos cordobeses también tendrán su peso.
Carmen Álvarez Rivero fue la única que se pronunció directamente. “Lijo no reúne las condiciones de integridad para estar en la Corte”, dijo este miércoles al ser consultada en radio Pulxo, aunque evitó sentenciar su voto.
Luis Juez, en tanto, se ha mantenido cauto al respecto. En su entorno, aseguran que “no hay aún una posición tomada”. “La Corte no necesita un operador político como Lijo. Es un exponente de todo lo malo que representa Comodoro Py, con intereses cruzados que atañen a todo el sistema político. Lijo le hizo favores a todo el mundo”, sueltan desde su entorno.
Esas mismas fuentes abonan la hipótesis escuchada en los últimos días sobre un eventual acuerdo político entre el Presidente y el kirchnerismo, sector que guarda un llamativo silencio sobre la postulación de Lijo. “Cualquier cosa que dañe a Rosatti, los K la compran con los ojos cerrados. Rosatti nunca se alineó, y además los desafió haciéndoles perder el control del Consejo de la Magistratura, que es un tema sagrado para Cristina”, se especula.
Alejandra Vigo, la otra senadora por Córdoba, hace silencio sobre qué posición adoptaría sobre Lijo. La esposa del exgobernador Juan Schiaretti sí marcó su rechazo a que no haya mujeres postuladas para los cargos. Esta semana, incluso, presentó un proyecto para establecer un cupo femenino del 30% para la Corte y el resto de los Tribunales federales. “No hay postura definida, pero la defensa del género ya dice bastante”, dicen en su entorno.
Donde sí hubo elocuentes ceños fruncidos por las nominaciones fue en el Tribunal Superior de Justicia: Domingo Sesin y Aída Tarditti creyeron que podría haber sido su hora.
