La inflación de julio en Córdoba, medida por el Centro de Almaceneros, Autoservicios y Comerciantes Minoristas, fue del 1,5%, la más baja en lo que va del gobierno de Javier Milei y una de las menores de los últimos cinco años.
Así, la inflación interanual se ubica en 37,2% y la acumulada en los primeros siete meses del año es del 17,1%. La proyección para todo 2025 ronda el 32%, lo que implicaría el menor nivel desde 2017.
El dato marca un freno en la escalada de precios. Sin embargo, esa desaceleración no se traduce en una mejora del consumo ni en alivio para los bolsillos de las familias.
Muy por el contrario: las ventas en volumen en los comercios de cercanía dedicados a la venta de alimentos (almacenes, carnicerías, verdulerías, pollerías y fiambrerías) se derrumbaron un 19% en los primeros siete meses del año, en comparación con el mismo período de 2024. Es decir: los precios suben menos, pero la gente compra menos todavía.
Los datos son contundentes. Según el relevamiento, el 57,8% de los hogares cordobeses no logró acceder a la Canasta Básica Alimentaria, que en julio se ubicó en $ 794.384 para una familia tipo. Y entre quienes sí pudieron alcanzarla, el 72,5% lo hizo gracias a asistencia estatal, como la AUH o la Tarjeta Alimentar.
Además, el 50,1% de los hogares admitió haber tenido que suspender al menos una comida diaria. Un 30,7% reconoció que algún integrante de la familia sintió hambre y no pudo satisfacerlo, y el 10,5% declaró que alguien comió una sola vez o directamente no comió durante algún momento del mes.
El 19,6% se quedó sin alimentos al menos un día.
Situación
Para intentar paliar la situación, el 88,9% de los hogares financia la compra de comida: un 43,5% lo hace con tarjeta de crédito, un 37,2% fía en el almacén y un 8,2% pide dinero prestado. Incluso un 18,9% reconoció haber tenido que pedir comida o plata para poder alimentarse.
Las percepciones sociales acompañan el cuadro: sólo un 14% de las familias cree que está mejor que hace un año. El 32% afirma estar peor y más de la mitad, el 54%, dice que su situación no cambió. Para fin de año, apenas un 9% espera estar mejor.
Cuando se pidió una definición breve sobre la gestión nacional, la palabra más repetida fue “estabilidad”, vinculada a la baja de la inflación.
Pero junto a ella emergieron otras como “ajuste”, “libertad”, “jubilados”, “poder adquisitivo” y “justicia”, lo que muestra una mirada ambigua: se reconoce el freno de la inflación, pero no se perciben mejoras concretas en la vida diaria.