Intervención y crisis son dos palabras que en los últimos días incomodaron y coincidieron en rechazar Martín Llaryora y Daniel Passerini. Fue una semana corta, por el feriado del Día del Trabajador, pero agitada en el municipio capitalino luego del inédito pedido del intendente de renuncias masivas a su gabinete.
Finalmente, fueron cuatro los funcionarios municipales de primera línea que dejaron sus cargos. Todos llaryoristas, como para aventar las versiones de injerencia del gobernador en las decisiones del intendente.
Las medidas de Passerini se habrían precipitado luego de una reunión que mantuvo con el gobernador en el Centro Cívico, en la tarde del pasado domingo 20 de abril.
Según distintas fuentes consultadas, el intendente sólo se encargó de adelantarle al gobernador las medidas que iba a tomar para afrontar la delicada situación financiera que atraviesa el municipio.
Los protagonistas relativizan aquel encuentro en una siesta dominical. “Cada tanto se reúnen y entre ellos está todo bien. En las segundas líneas siempre hay algún ruido”, admitió alguien que conoce de cerca la relación entre el gobernador y el intendente.
Como la reunión fue sin testigos y los protagonistas fueron herméticos hasta con sus íntimos, fue una tarea ciclópea reconstruir lo que hablaron Llaryora y Passerini.
El gobernador tiene un convencimiento que ejecutó en todos los lugares donde gobernó: con déficit, no hay gestión que resista.
La realidad corrobora esta regla llaryorista: el gobernador implementó un áspero ajuste en sus primeros meses como intendente de San Francisco. Luego lo repitió en la ciudad de Córdoba, y ahora en el Gobierno provincial.
Los números en la Provincia son contundentes: los salarios públicos y las jubilaciones provinciales perdieron más de 20 puntos –promedio– frente a la inflación, según los gremios estatales, en estos 16 meses de administración llaryorista.
A la pérdida de los salarios contra la inflación hay que sumarle el aumento de cuatro puntos en los descuentos a los empleados públicos para morigerar el déficit de la cuestionada Apross.
Con esa estrategia de arrancar sus administraciones controlando el gasto, no es descabellado inferir –aunque jamás lo dirá– que Llaryora considera que el ajuste que anunció Passerini lo debería haber hecho en el comienzo de la gestión.
El intendente tiene sus argumentos. Tuvo que afrontar la deuda en dólares que tomó el intendente radical Ramón Mestre, que luego Llaryora pateó para adelante. También los recortes a cero del presidente Javier Milei en los subsidios al transporte.
En esos dos rubros –deuda y subsidios–, según los passerinistas, son más de 200 mil millones de pesos que debió pagar el municipio y que no estaban previstos.
El fantasma del Suoem
En este contexto, distintas fuentes del PJ Capital admiten que el ajuste en la planta política que anunció Passerini tendría un destinatario concreto: el Suoem.
Cada vez que se sentaban a negociar paritarias, Rubén Daniele, líder del gremio de los municipales, repetía como un mantra: “No hay plata para los trabajadores, pero la planta política es la más grande de los últimos 40 años”.
Al conocimiento de economía que tiene, Daniele le suma su experiencia de negociar durante más de cuatro décadas con intendentes de distintas extracciones políticas y personalidades. Su olfato le indica cuándo presionar.
El municipio y el Suoem tienen pendiente la discusión por el aumento salarial de abril. Todo indica que los municipales cobrarán el sueldo sin incremento, ya que la negociación no avanzó y el proceso de liquidación de sueldos terminará el lunes.
El secretario de Administración Pública y Capital Humano del municipio, Sergio Lorenzatti, coincide con Daniele en que el salario de los municipales perdió contra la inflación 14,3 puntos en el último año.
El gremio exige que se presente un plan para recuperar en cuotas esa caída. El negociador de Passerini mostrará en la próxima reunión –aún sin fecha– los números de la situación financiera del municipio. Es probable que proponga aumentos en línea con la inflación. Nada de recuperación salarial.
Daniele percibe lo que viene y empezó a calentar motores. La semana pasada hubo asambleas de dos horas por turno en contra del Ente de Fiscalización y Control que creó Passerini. Pero el trasfondo de las protestas es la paritaria.
El Suoem tiene una estrategia de protestas que consiste en asambleas en tres áreas: administración central, áreas operativas y los CPC. El miércoles habrá una asamblea de las áreas administrativas en el Palacio Municipal.
“No interferimos en decisiones de gestión, pero si se meten con los salarios, nos pintamos la cara”, amenazan desde el Suoem.
Aún no están los números concretos del ajuste que anunció Passerini. El Suoem tampoco los tiene, pero aguardará los recibos de abril para saber si el intendente cumplirá la promesa de incorporar como contratados a 130 becarios y monotributistas que habían ingresado en 2020, durante la anterior gestión de Llaryora.
En este contexto de ajuste anticipado, que incluye a monotributistas y becarios, es muy poco probable que este mes más de un centenar de trabajadores precarios pasen a ser contratados, con el beneficio de aportes jubilatorios y obra social.
El plan de ajuste de Passerini tendrá al Suoem como principal opositor. Será una pulseada a largo plazo, con perdedores asegurados: los vecinos de la ciudad de Córdoba.