La provincia de Buenos Aires es un país aparte. Por eso, cuando vota, la atención se centra allí y los efectos de esos resultados se extrapolan como una referencia casi nacional. Más de 13 millones de electores conforman el padrón distrital más grande, que concentra casi el 40 % de todos los votantes y supera por más de 10 millones al de Córdoba, que es el segundo en importancia a nivel nacional.
Hace apenas dos semanas, toda la atención política estuvo puesta en los comicios legislativos porteños, en los que Javier Milei no solo venció al peronismo, sino que sometió al PRO de Mauricio Macri en su propio territorio. Ahora, y aunque falten más de dos meses, las miradas están puestas en las elecciones legislativas de la provincia de Buenos Aires.
Como sucedió en Caba, se trata de comicios que antes pasaban inadvertidos porque terminaban subsumidos por la elección general. Pero el desdoblamiento y el adelantamiento de las pujas provinciales les dio una relevancia inusitada, alentando la nacionalización en contra del objetivo primario, que era la provincialización.

El “ahora hay que pintar de violeta todo el país”, que gritó Milei en la noche triunfal del 18 de mayo, incluye un desafío directo al peronismo bonaerense de Cristina Kirchner y Axel Kicillof.
En ese gigantesco territorio, el próximo 7 de septiembre habrá elecciones para renovar la mitad de la Legislatura provincial (46 diputados y 23 senadores) y, además –y aquí estará una de las claves de esos comicios–, el 50 % de los concejos deliberantes (hay 1.097 cargos en juego) de las 135 intendencias que componen “la Provincia”. La capilaridad territorial, entendida como la capacidad de militancia y la fuerza política en esos lugares, es determinante.
Nueva unidad y desafío directo a los K
La noticia política de la última semana es el acuerdo marco al que llegaron La Libertad Avanza y el PRO para competir unidos en Buenos Aires. Ese entendimiento es una consecuencia directa del resultado electoral que arrojaron los comicios legislativos de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires (Caba). Esa elección definió quién lidera y quién acompaña. Quedó claro que mandan los libertarios.
Hasta ahora, se sabe que hay una confluencia entre “violetas” y “amarillos”. Resta conocer aún la letra chica de ese acuerdo. Lo más probable es que la marca que vaya impresa en las boletas –se vota con la papeleta tradicional no con boleta única– sea la libertaria. De darse esa condición, marcaría la desaparición del sello del PRO de la contienda distrital más importante del país. Todo un dato. El 9 de julio vence el plazo para la presentación de alianzas. Diez días después, el 19, expira el tiempo para la inscripción de listas.

Por ser un partido nuevo, La Libertad Avanza corre con desventaja en cuanto a estructura política en la Provincia. El macrismo, en cambio, gobierna 13 intendencias, aunque tres ya respondan al bullrichismo.
Otro actor de peso por fuera del PJ es el radicalismo. Son 27 los gobiernos locales gestionados por la UCR. De allí el interés tanto de los libertarios como del PRO por sumar a los boinas blancas, o a parte de ellos, para estos comicios. Ese punto es hoy un capítulo todavía abierto.
La estrategia política del peronismo para enfrentar este turno electoral aún es materia de una fuerte discusión interna. El gobernador Kicillof se enfrentó a Cristina Kirchner y terminó imponiendo un desdoblamiento. Esa decisión puede terminar de sellar la suerte electoral del peronismo.
El 7 de septiembre se vota localmente, mientras que el 26 de octubre será el turno de las nacionales, para renovar 35 diputados en el Congreso nacional.
Luego de lo sucedido con la nacionalización de la elección porteña, la división de los comicios encendió alarmas en el peronismo bonaerense. La unión de LLA y el PRO –y eventualmente de la UCR– podría determinar más de una derrota para el PJ en su territorio.
“Si tomamos lo que sucedió en las elecciones porteñas, claramente el intento de provincialización fracasó. Jorge Macri adelantó las elecciones para que se discutiera sobre la gestión y eso no sucedió”, planteó Agustín Rossi, uno de los consejeros del PJ nacional, que alzó su voz esta semana en una reunión de urgenncia del partido. “Se corre un serio riesgo de que ese objetivo (la provincialización de la elección) no se cumpla y que, finalmente, la elección de septiembre, al igual que en Caba, termine siendo motivada por cuestiones nacionales”, advirtió el santafesino.
El laberinto bonaerense
El mapa bonaerense tiene una particularidad que lo hace, por su magnitud, distinto al resto de las provincias: está dividido en ocho secciones electorales. Es decir que, para los comicios legislativos provinciales, no hay un solo candidato por partido político o frente electoral, sino ocho. Hay que aclarar, sin embargo, que ese vasto territorio partido en ocho se subdivide, por su incidencia y peso electoral, en casi tres tercios iguales: la sección más grande es la 3.ª, donde el peronismo tiene su bastión principal. Le sigue la 1.ª sección, también con predominio histórico del PJ. Mientras que la 2.ª sección electoral, sumada a la 4.ª, la 5.ª, la 6.ª, la 7.ª y la 8.ª constituyen el otro tercio, más refractario al peronismo que las primeras.
Cristina Fernández de Kirchner ha dejado trascender, hace semanas, que buscará candidatearse en la 3.ª sección. Mientras que, también desde usinas peronistas, se habla de una eventual candidatura de Sergio Massa en la 1.ª. De confirmarse, sería poner “toda la carne en el asador” para defender el territorio que hizo propio el kirchnerismo desde que llegó al poder en 2003, desde la lejana Santa Cruz. Juntas, esas dos secciones electorales representan casi el 70 % del padrón. Ganar allí asegura el triunfo general.

Así lo reflejan los resultados del balotaje presidencial de 2023. Milei ganó en seis de las ocho secciones electorales, incluso en algunas por más de 20 puntos de ventaja sobre Massa. Sin embargo, la provincia de Buenos Aires se pintó del azul del PJ gracias a los triunfos en la 1.ª y, especialmente, en la 3.ª secciones electorales.
Nacionalización y complejidad territorial
“Hay que tener mucha precisión respecto de cómo se evalúan las elecciones legislativas bonaerenses, porque son ocho elecciones simultáneas, una por cada sección electoral”, advierte el politólogo Lucas Romero, director de Synopsis Consultores.
En ese escenario, Romero considera que “la elección provincial puede nacionalizarse porque será un mes y medio antes de la elección de octubre”. El analista sostiene que los comicios nacionales son los que realmente le interesan a Milei y a Cristina Kirchner, y aclara que “los dos van a tratar de presentar el resultado electoral de septiembre como favorable, para mejorar las condiciones competitivas de la elección de octubre”.

Por su parte, el consultor y analista político Pablo Knopoff, de Isonomía, agrega elementos sobre la lectura de lo que puede pasar en esos comicios provinciales de septiembre. “Es difícil pensar que habrá una conversación enteramente provincial, porque la provincia como tal no es un lugar que habiten narrativamente muchos de los que allí viven, y porque el cargo de gobernador es uno muy nacionalizado. Lo que suceda especialmente en la primera y la tercera sección tendrá lectura nacional, y lo del interior de la provincia puede tener miradas más locales y regionales, e intentos de una provincialización”, señala.
Sobre ese punto, Romero añade que, por su conformación territorial, la provincia “tiene un comportamiento electoral muy heterogéneo”. “En el último balotaje presidencial, en Buenos Aires, se impuso el peronismo ganando en las dos principales secciones electorales. Con eso le alcanzó. Imagino que ahora puede ocurrir lo mismo. Y después habrá que ver con qué profundidad pierde el peronismo en el interior”, apuntó.
Knopoff dice al respecto: “A diferencia de lo que pasó en Caba, acá hay que observar el impacto territorial de los intendentes del PJ, con más fuerza en el Gran Buenos Aires, y del PRO y la UCR en el interior, que tendrán en todos sus distritos una boleta de LLA con peso, más allá de los candidatos que terminen teniendo”.

Romero cree que “será una elección polarizada y una elección centrifugada entre esas dos principales opciones que van a terminar consolidando una campaña anti: juntemos votos para ganarle a Milei, y el no peronismo, juntemos votos para ganarles a Kicillof y a Cristina. Me parece que el tono de la campaña va a ser ese”. Y remata con un dato: “En las últimas tres elecciones legislativas en la provincia de Buenos Aires, las dos principales fuerzas reunieron casi el 80 % de los votos”.
Por último, Knopoff considera que la elección provincial puede convertirse en una “posible Paso a cielo abierto del peronismo/kirchnerismo”. “Representa –continúa el analista– una posible resolución, o el comienzo de ella, sobre el polo opositor al Gobierno nacional, como lo fue para el otro polo PRO-LLA lo sucedido en la Ciudad de Buenos Aires”.