Al filo de la medianoche del sábado, tras casi 24 horas de operaciones cruzadas y en medio de un caos político, el radicalismo parió con fórceps un candidato a vicegobernador para Luis Juez: Marcos Carasso, el presidente del partido.
A la 1 de este domingo, esa era una de las pocas confirmaciones que había. El escándalo era tal, que los jueces que integran el Tribunal Electoral no tenían los nombres de los candidatos de Juntos por el Cambio. Los apoderados, completaban las listas; y los candidatos, esperaban no ser desbancados en el escritorio.
Por esto, el listado de legisladores no puede ser confirmado. Trascendió que Pedro Dellarossa sería quien encabeza la lista sábana. Otros candidatos serían Brenda Austin, Gustavo Bottasso, José Bría, Laura Ferraro, Daniela Gudiño, Miguel Nicolás, Gregorio Hernández Maqueda.
A cambio de avalar la candidatura de Carasso, Rodrigo de Loredo ganó preponderancia al momento de conformar la lista sábana de legisladores.
Sin un mecanismo de definición de candidaturas, la última jornada del cierre de listas en el de Juntos por el Cambio fue dramático: atornillados a las sillas del bar del Orfeo Suites estaban quienes se aferraban a la lista sábana y esperaban ser llamados a firmar la aceptación del cargo. Convivían con legisladores, concejales y dirigentes que, algunos con ojos llorosos, esperaron en vano ser convocados para llevar la documentación.
Alrededor de las 23, los apoderados partieron raudos hacia la Justicia Electoral. Llevaban consigo los DNI de los candidatos, pero no todos los lugares confirmados.
El caos del cierre fue tal que algunos circuitos se definieron con una moneda. No es una metáfora: voló por el aire. Cara o cruz.
En ese marco, Sebastián García Díaz se quedó con otra de las candidaturas importantes: buscará ser electo legislador uninominal por el departamento Capital. Era una brasa caliente y pocos querían agarrarla.
En medio del desorden, también se relevaban los daños que hicieron las esquirlas del “misil Pretto”. La ojiva detonó alrededor de las 21.30 cuando el candidato a viceintendente de Daniel Passerini publicó una foto con sus aportes a Hacemos Unidos, la nueva marca del peronismo de Córdoba: con él estaba, entre otros, Dolly Romero, hija del fallecido intendente de Villa Allende, “el Gato” Romero, el amigo de Mauricio Macri.
Esquirlas
Parte de la rosca de ayer impacta de lleno en la interna radical: a las 17.20, los delegados de Ramón Mestre abandonaron el hotel. Sin disimular el fastidio, notificaban al exintendente que a su sector sólo le iban a dar un lugar en la lista sábana, y que debería ser ocupado por una mujer. El mestrismo pedía lugares expectables para Diego Mestre y Verónica Garade. Al cierre de esta edición, no se sabía si la dirigente era parte de la lista.
Rodrigo de Loredo ya había anticipado a los suyos que no quería a ningún Mestre en la nómina, porque entiende que lo afecta en su candidatura municipal.
Los problemas se multiplicaron. La banca por Punilla fue el teatro de operaciones de un batalla abierta entre Luis Juez y Mario Decara. El primero, sostenía a Walter Gispert; el defensor del Pueblo, a Edgar Larrea. La pulseada parecía ganada por Gispert, por lo que Decara, jefe del radicalismo en ese departamento, hizo saber que el desacople tuvo las características de una traición y que actuaría en consecuencia. Como en el resto de la lista, no había confirmación oficial.
El “método” de resolución de Colón también abre dudas respecto cómo serán contenidos los derrotados en la famosa “mesa” sobre la que se decidieron, a los gritos, las candidaturas irresueltas en los territorios de origen.
Vale recordar el contexto: es el departamento de Myrian Prunotto, la radical que acompaña a Martín Llaryora en la fórmula de Hacemos Unidos, está encargada de la “ambulancia” con “oxígeno suficiente” para cargar heridos.
Ayer, Prunotto arrimó a Hacemos Unidos a la presidenta de la Juventud Radical de ese departamento, Sabrina Valor; Pretto, al intendente de Salsipuedes, Marcelo Bustos; y el intendente de Mendiolaza desenganchó a último momento la elección municipal, lo que resolvió la interna peronista en esa localidad.
A la instancia final de la banca departamental por Colón llegaron tres candidatos: Gabriel Frizza y Benjamín Buteler, del PRO, pero enfrentados; y el juecista Germán Jalil. Pasada la medianoche, no se sabía quién había sido el elegido.
Hugo Madona, el radical al que Llaryora le arrebató la Municipalidad de San Francisco en 2007, se quejaba por los pasillos del hotel ante el “amateurismo” con el que se estaban cerrando las listas: la queja era porque los principales dirigentes de la coalición debían abocarse a soluciones en circuitos de escaso valor estratégico.
En menos de un mes, el sábado 3 de junio, Juntos por el Cambio deberá hacer un paréntesis en la campaña provincial para enfrascarse en una nueva rosca: el cierre de listas en la ciudad de Córdoba, otra parada difícil para el mestrismo. El juecismo espera que la representación en la lista de concejales sea potente, con el apellido Juez en un renglón expectable.
Apostilla de una rosca sin final
El tramo decisivo de “la rosca” para definir quién sería el compañero de fórmula de Juez comenzó en la madrugada del viernes, cuando el sector de Rodrigo de Loredo se atalonó para defender la candidatura a vicegobernador de Luis Picat, el intendente saliente de Jesús María.
El sector de Mario Negri, en tándem con el propio Luis Juez, resistió el embate para sostener a Carasso, que siempre fue el plan de Juez.
Cuando las negociaciones parecían inconducentes y la tarde comenzaba a caer, Euclides “Tati” Bugliotti activó canales de comunicación para llegar al propio Negri y pedirle que sea él el compañero de fórmula de Juez. No lo logró.
