“Hoy ‘el Pelado’ no puede pisar Córdoba si antes no acuerda con Morales”, sentenció un encumbrado dirigente radical cordobés. “El Pelado” es Horacio Rodríguez Larreta, uno de los precandidatos presidenciales del PRO. “Morales” es Gerardo, también aspirante presidencial y titular del radicalismo nacional.
Ambos fueron los protagonistas de la novela del –por ahora– fallido acuerdo político con Juan Schiaretti. Los dos quedaron mal parados con el radicalismo cordobés y, sobre todo, con el candidato a gobernador opositor Luis Juez.
A una semana de la presentación de las listas nacionales, y a ocho días de los comicios en Córdoba, esta discusión asoma en la campaña provincial en Juntos por el Cambio.
Y en un momento clave en la pelea por el poder provincial y la definición de las candidaturas nacionales de la alianza opositora cordobesa.
Juez no habla del tema ni con sus íntimos. Está concentrado en el último tramo de la campaña provincial.
Los radicales, menos. No tanto por la elección provincial. No quieren recalentar su propia interna, que nunca terminó de cerrar. La discusión por las candidaturas a diputados nacionales la puede reavivar.
No obstante, es evidente que Juez se acercó a Patricia Bullrich. La precandidata del ala dura del PRO –los denominados halcones– volverá el martes a la ciudad de Córdoba. Viene para apuntalar la campaña del candidato a intendente Rodrigo de Loredo, pero el candidato a gobernador aprovechará para mostrarse con ella.
El martes pasado, en un acto en San Francisco, patio político de Martín Llaryora, en un spot de campaña Juez llamó “presidenta” a Bullrich. La precandidata sonrió –satisfecha– a su lado.
Ese video llegó rápido a la jefatura de Gobierno porteña. La primera decisión de Larreta fue suspender una visita a Córdoba, que no fue anunciada pero figuraba en su agenda de campaña para este viernes.
Es más, en el equipo larretista dudan de que el jefe de Gobierno porteño vuelva a Córdoba en lo que queda de la campaña, aunque no está descartada su visita.
Es una duda sorprendente, por el pasado reciente. En diciembre pasado, en pleno Mundial de Qatar, Larreta acordó con Juez ser su principal sostén económico y estratégico en la campaña provincial.
Transcurrieron sólo seis meses, pero parece una década, por lo que pasó entre ambos. En aquel momento, Larreta era el gran favorito en la pulseada interna con Bullrich. Juez asomaba como el candidato a gobernador opositor, acompañado por De Loredo, y con un apoyo granítico del radicalismo.
En pocos meses, la realidad cambió. Larreta ya no es el favorito en la disputa del PRO. Por eso emprendió el sorpresivo y extemporáneo acercamiento con Schiaretti. Esta movida voló los puentes con Juez.
Pese al mal trago, el candidato opositor le sacó una tajada al desplante de Larreta: por unos días fue protagonista de campaña nacional y provincial, para fastidio de los llaryoristas, que tienen su propia e interesada interpretación de este desaguisado. “Larreta tomó distancia de Juez porque sabe que la elección provincial está terminada y gana Martín”, repite concluyente un dirigente que está con Llaryora a sol y sombra.
Juez no hablará del tema hasta a noche del 25 de junio, cuando las urnas den su veredicto sobre quién será el sucesor del gobernador Juan Schiaretti. Por sus últimos movimientos, no es difícil deducir que se pondrá la camiseta de Bullrich.
El dilema radical
Para los radicales, la encrucijada es más compleja. Sobre todo para el sector interno que lideran Mario Negri y Ramón Mestre.
Se sabe: De Loredo está encolumnado con Bullrich desde un primer momento, alentado por Mauricio Macri.
Las versiones en Juntos por el Cambio daban por “seguro” que Negri encabezaría la lista de candidatos a diputados nacionales de Larreta. Eso está muy en duda luego del acercamiento del jefe porteño con Schiaretti.
Es más, desde el entorno de Negri aseguran que es “imposible” un acuerdo con Larreta, luego de affaire con el gobernador de Córdoba. El presidente del bloque radical se pronunció de manera pública, a favor de una lista de unidad. Una anhelo que parece imposible de concretar en la realidad.
Negri es un radical protagonista a nivel nacional, tenía una buena sintonía con Morales, que se rompió por la negociación del jujeño con Schiaretti.
Esta dicho, desde el entorno de Negri niegan que vaya a encabezar la lista de candidatos a diputados nacionales de Larreta en Córdoba. En el hipotético caso que eso ocurriera, se podría reproducir el escenario de la interna del radicalismo provincial: De Loredo con Bullrich y Negri y Ramón Mestre con Larreta.
La misma pulseada que se reeditó en las Paso legislativas de 2021, cuando Juez y De Loredo derrotaron al binomio Negri-Gustavo Santos, impulsado por Mauricio Macri.
Las vueltas de la política. Ahora, Macri está muy cerca de Juez, con un fuerte respaldo a su candidatura a gobernador, a través de un video publicado este viernes, y De Loredo, cuando dos años atrás apoyó a Negri y a Santos, su alfil cordobés, en aquellos comicios legislativos.
La batalla por la Capital
Más allá de estos debates opositores, en los cuales se mezclan las campañas presidencial y provincial, a nivel local la última semana de campaña para el oficialista Llaryora y el opositor Juez podría ser bautizada como la batalla por la Capital.
Llaryora busca consolidar lo que considera “la amplia” ventaja que le lleva a Juez en la ciudad que gobierna.
Cerca de Juez admiten que están abajo en el territorio donde nació el juecismo, que fue su fortaleza electoral en aquella elección para gobernador de 2007, que puso al entonces intendente capitalino en los umbrales del poder provincial.
En los últimos días, ambos candidatos aplicaron champú motivacional para su tropa capitalina. “Hay algunos funcionarios municipales que ni siquiera hacen retuit a los mensajes de campaña. Hay que trabajar para tener un triunfo histórico en la Capital”, bramó Llaryora el martes pasado en el club Unión Eléctrica.
Ese mismo día, Juez juntó a la dirigencia capitalina y del interior de Juntos por el Cambio. “Vamos a ganar desde el interior hacia la Capital. En Córdoba siempre fue al revés: desde la Capital al interior. Vamos a revertir eso”, exclamó el candidato opositor, admitiendo que su punto débil electoral es la Capital que gobernó.
Como es lógico a pocos días de las urnas, en ambos campamentos hay visiones opuestas, siempre optimistas. Los llaryoristas no tienen dudas del triunfo, aunque no hay coincidencia en los pronósticos oficialistas sobre si será holgado o más ajustado.
Los juecistas se aferran a la ilusión de dar el “batacazo”, por la última embestida en la campaña de su verborrágico candidato.
La verdad estará en las urnas. Sólo faltan ocho días para que se terminen las especulaciones y los pronósticos.
